La pandemia de coronavirus derivó en la necesidad de reducir el número de personas en contacto diario dentro de un mismo espacio acotado de trabajo. Los objetivos de estas prácticas están claramente orientadas a disminuir las probabilidades de contagio, garantizando la continuidad de las operaciones o actividades.
Las buenas prácticas para prevenir los contagios se complementan con:
- Dotaciones mínimas para operar, atender, y brindar los servicios más diversos.
- Personal de reserva, trabajando desde su casa, que asuma el trabajo de otro compañero que pueda enfermarse.
- Generación de sistemas de prevención, concientización, entrenamiento en el uso de medidas de limpieza, desinfección y alertas tempranas en caso de contactos estrechos.
Como ocurre en la mayoría de los casos, los esquemas de trabajo no siguen recetas genéricas, sino que aún dentro de un mismo rubro, industrial, comercial o de servicios, dependiendo de cada cultura, organización o forma de actividad, pueden existir grandes diferencias en las medidas adoptadas y en la efectividad de las mismas.
Cada empresa ha ido aplicando medidas concretas, verificando los resultados y retroalimentando las decisiones, para mantener, modificar o cambiar el rumbo de las acciones tomadas.
El ámbito más debatido es el que hace referencia a las ventajas y desventajas de la modalidad presencial y virtual tipo home office.
Ámbito de aplicación del Home office
Es evidente que las actividades productivas derivadas de una línea de manufactura, o la atención personalizada de una heladería, sólo por citar algunos ejemplos no puede ser ejecutada de manera virtual, al menos por el momento. No obstante, algunas empresas han descubierto, producto de la pandemia, que los límites que antes parecían muy bien definidos, hoy se han difuminado, respecto de qué cosas y que no se pueden laborar de manera virtual. Tal es el caso de algunos servicios de control de calidad, monitoreo de procesos complementarios, servicios de atención al cliente.
Las empresas han empezado a preguntarse acerca de las posibilidades de incluir más tareas hechas de manera virtual, y cómo hacerlas de manera realmente efectiva.
Costos del trabajo presencial vs el virtual
Las ventajas de no movilizar empleados desde sus casas al trabajo, los ahorros de energía y de recursos tales como papel, insumos y otros consumibles, son reales y concretas. La conveniencia es para el empleado y para el empleador, en tanto y en cuanto se cuenten con los medios necesarios para el acceso a datos, internet, redes de trabajo, que posibiliten una buena productividad desde casa.
Trabajo en Equipo
Uno de los desafíos más importantes de la combinación del trabajo virtual y presencial es cómo sostener la cohesión y la complementariedad de los equipos de trabajo. Las plataformas de trabajo comunitario, la posibilidad de conferencias virtuales, colaboran de manera cierta, pero no siempre son del todo efectivas. Muchas empresas con una cultura de trabajo en equipo de muchos años, no se han visto resentidas por efecto del home office, pero aquellas en donde este valor estaba en crecimiento se han visto afectadas por esta brusca transición, afectando el trabajo de los líderes de equipo y sus miembros.
Uso del Tiempo y Productividad
La flexibilidad y la posibilidad de disponer de tiempo propio son elementos que suelen destacarse como valorables por los empleados de cualquier organización. Es común escuchar que la gestión de los tiempos, cuando se flexibiliza produce una mayor productividad. Esto puede resultar comprobable cuando los objetivos y las metas a alcanzar dentro del trabajo son conocidas y gestionadas, pero en organizaciones más incipientes donde la objetividad tiene componentes aún bastante subjetivos no resulta tan clara la relación flexibilidad versus productividad. Esto puede generar problemas de confianza que necesitan ser abordados desde los resultados concretos, buscando soluciones desde la validación y cambio de algunas prácticas, mejoras en la comunicación y reuniones de revisión de objetivos y resultados.
Misión, Visión y Cultura
Hay común acuerdo respecto de que esto es uno de los ámbitos donde el home office ha generado el impacto más negativo. Los valores que persigue la organización en su conjunto y la manera de hacer las cosas, que es la cultura de trabajo, se dispersan, se disgregan y pierden vitalidad producto del aislamiento social de las personas que la componen. La detección temprana de este fenómeno redujo el impacto de esta disociación, ya que se organizaron actividades de equipo con presencia física de las personas, además de disparar conversaciones acerca de los problemas y coyunturas nocivas derivadas del trabajo en soledad.
Para equilibrar los factores enunciados, algunas empresas han aplicado acciones tales como:
- Trabajo rotativo entre modalidad presencial y virtual.
- Reuniones periódicas y programadas en la empresa.
- Entrenamientos y capacitaciones presenciales y en equipo.
- Presentación de iniciativas o proyectos asociadas a objetivos.
- Asistencia a personas que pueden sentir los efectos adversos del aislamiento.
- Posibilidad de proponer cambios tanto a la modalidad presencial como virtual.
Atendiendo a la situación particular de cada organización empresarial, cuan diseminados geográficamente se encuentren sus negocios, su pertenencia de canal de comercialización, los modelos se han creado, y recreado para posibilitar la subsistencia, el crecimiento o el desarrollo, dependiendo las condiciones económicas y financieras derivadas de la pandemia, dentro de las posibilidades de ser una actividad esencial o no.
Lo que resulta claro es que organizaciones sólidas, con un grado elevado de gestión, han respondido mejor a los efectos de la crisis, usando las herramientas del teletrabajo, para agregar valor y mantener el compromiso de las personas en alto.
En lo personal, soy de una generación que valora la proximidad, la sonrisa, el diálogo, la palabra plena dentro de conversaciones cara a cara, como elementos necesarios para construir relaciones de trabajo sólidas, partiendo de la base que fuimos educados en esa cultura. Sin embargo, reconozco que la modalidad virtual, aplicada dentro de un plan de trabajo, con pautas flexibles, con un marco definido de objetivos, resulta útil y efectiva, promoviendo la confianza, por encima del control como valores de trabajo común y sustentable.
Es muy probable que en épocas de pandemia hayas tenido tu propia experiencia siendo empleado, empleador o miembro de una organización donde haya llevado a cabo la modalidad de trabajo virtual, teniendo opiniones formadas en base a los resultados que hayas visualizado.
Lo que resulta claro, es que las nuevas prácticas laborales del tipo que sean seguirán en el debate de las sociedades que pretendan crecer de manera sustentable, inclusiva y en armonía.
En esas discusiones la riqueza radica en que podamos generar nuevos equilibrios y espacios para que las propuestas sean escuchadas y valoradas, para establecer marcos de referencia ajustados a cada realidad.
Virtualidad y presencialidad, dos palabras que necesitan transformarse en complementarias a través de las acciones y decisiones, combinando lo mejor de cada una.











