Los latidos de tu corazón !

Existen días que quedarán irremediablemente en tu memoria. Dependiendo de a qué le demos importancia o el grado de afectación emocional, vienen acompañados de sucesos, personas, momentos inesperados o esperados, que nos graban un recuerdo a fuego. Recordar podría ser definido como volver a pasar algo por el corazón. Vivir de nuevo esos instantes usando nuestro órgano más sensible.

En mi plano íntimo aparece en primer lugar la evocación de Papá, aquel que supo amarme tal cual era, tratando de respetar al rebelde niño-adolescente. Se me viene a la memoria su mágica risa, acompañadas de sus lágrimas por igual, mezcladas siempre con palabraas tiernas.

En el plano de los hechos puedo mencionar una lista larga, plena de eventos memorables.

El pasado de cada uno de nosotros encierra miles de construcciones personales logradas a base de esfuerzo e inteligencia, evocadas sobre todo por la presencia de marcas sutiles, indelebles y poderosas: sensaciones y sentimientos que nos atraviesan cuasi como un torbellino impredecible y errático. Momentos donde sólo podemos escuchar los latidos de nuestro corazón, expresando sensaciones de alegría, tristeza, miedo, esperanza, enojo, frustración, plenitud, paz, tan difíciles de explicar, casi como la vida misma.

Es probable que mientras leas estos párrafos hayan regresado a tu cuerpo algunas de esas sensaciones. La historia que las acompañan es tan personal y cautivante que muchas veces merece el tiempo de ser revivida.

Este 15 de junio pasado entrará en la categoría de no ser un día más.

La jornada anterior había sufrido de dolores estomacales intensos y prolongados. Acostumbrado en cierta manera a soportarlos con cierta frecuencia le di poca relevancia en ese momento. Aún así y siendo domingo mis comidas fueron frugales y mi actividad escasa. Esa noche no pude conciliar el sueño. La mañana del lunes me encontró igual o peor que el domingo. La intensidad del tormento se focalizaba en el lado inferior derecho de mi bajo vientre.

Conversando con mi compañera Eugenia, me deslizó la posibilidad de que sea un problema de cierta gravedad. Te acompaño a la clínica me dijo, no es bueno que sigas así.

Previamente llamé a un amigo doctor, quien confirmó las presunciones de mi esposa.

Che loco, por lo que me relatas, puede ser vesicular o apéndice. En ambos casos y dado que ya tienes una ligera fiebre, mi recomendación es que no demores más tiempo para concurrir a una clínica. Ya habló al Instituto donde trabajo para que te reciban, te hagan los estudios y de ser necesario una cirugía.

Lo primero que hube de sortear fue el miedo a recurrir al sistema de salud en época de pandemia. Pensaba para mis adentros que si bien hacía casi noventa días que no había un caso en la ciudad donde vivo, quien podía garantizar algo sobre eso.

Dos horas y media después del mediodía ingresé al centro de salud. Eugenia quedó afuera porque no tenía permitido el acceso por cuestiones de protocolo del covid.

El diagnóstico elaborado a base de análisis de sangre, radiografía y tomografía computada no dejaba margen de duda para los doctores: «apendicitis aguda que requiere extirpación quirúrgica inmediata».

Necesitamos operarte amigo.

¿Estamos seguros?

Totalmente, ya que entras en zona de riesgo de una infección generalizada. Según nos dijiste no comiste al mediodía. Eso nos da la posibilidad de hacer la cirugía a las 18 horas.

¿puede pasar Eugenia para hablar con ella y organizar?

Si por supuesto.

Ya en presencia de mi compañera:

Buenas tardes señora. Su esposo necesita ser operado lo cual puede ser hecho en dos horas más o menos. Su cuadro es algo crítico , pudiendo pasar a la brevedad a ser muy crítico sino lo intervenimos extrayendo su apéndice. Es una operación sencilla y común. No se preocupen. Si están de acuerdo firmamos las autorizaciones y procedemos a organizar todo.

¿Nos dejan un momento solos?

Si por supuesto.

La charla fue breve. Coincidimos en que no había alternativa, ni tiempo para otras consultas. Mi amigo doctor confirmaba por mensaje que era el único camino.

Terminamos con las formalidades. Hablé con mi hija menor por teléfono para calmarla, ya que era la más angustiada de las tres:

«Luci, todo va a salir bien. Mañana por la mañana, según dicen los médicos, papá estará en casa«.

En dos cortas horas hubimos de organizar la familia y los elementos necesarios, mientras la clínica preparaba todo para la cirugía.

El ingreso al quirófano fue puntual. Nunca había sido sometido a una intervención de ese tipo.  Mientras los médicos me preparaban, previo a la anestesia general, me daban palabras de aliento. Pienso que habrá sido por mi cara de terror. La verdad no me sentía tranquilo y eso se transmitía en mis expresiones.

El anestesista me miró a los ojos mientras me explicaba lo que haría. Comenzado el procedimiento, luego de unos minutos no tuve más conciencia de nada.

Desperté una hora y media después viendo la sonrisa de Eugenia. La cirugía había sido exitosa. Estaba muy mareado y decía algunas incoherencias.

Me llevaron a la habitación.

Cerca de las 21 horas, estando ya casi lúcido, ingresó uno de los médicos que estuvo participando de la cirugía para ver cómo estaba.

Te portaste bien gordito me decía mientras revisaba el suero y las heridas.

Por dentro pensaba: ¿cómo sería portarse mal estando anestesiado en un quirófano?

La noche fue mucho menos que placentera. Dormí casi nada debido a las molestias. Cada dos horas las enfermeras ingresaban a la habitación para cumplir con las rutinas y controles.

A la mañana me visitó el cirujano, quien verificó que estaba todo bien. Me pidió que me levantará y caminará un poco. Unas horas antes del mediodía del martes 16 me pude retirar a casa.

La recuperación está siendo normal. Registro muchos menos malestares que antes, con lo que intuyó que mi apéndice venía dañado desde hace ya mucho tiempo. Con el discurrir de las semanas podré corroborar si he ganado calidad de vida. La dieta está colaborando de seguro con eso.

En reiteradas ocasiones, cuando alguien me decía que se va a someter a una cirugía con anestesia general, si bien le daba importancia, no sabía bien de que se trataba.

Ahora que viví esa experiencia de seguro voy a demostrar mucha más empatía, poniéndome en los zapatos del otro.

Gracias a mi amigo doctor quien fuera mi primer consultor, a los cirujanos y enfermeras, a mi esposa y mis hijas hoy puedo estar acá escribiendo de nuevo. Agradecimiento a todos los que se preocuparon por mi salud.

Necesito seguir poniendo atención y conciencia para superar este quiebre, suceso inesperado como muchos otros.

Ese lunes quedará en mi memoria atesorado y engalanado por miles de emociones.

La necesidad de consolar a mi hija, la sonrisa y afecto de mi esposa, los miedos que superar, la visión de la vida que cambia de un momento para otro, tornándola tan inabarcable y maravillosa.

Llega un momento en que te encuentras sólo con los latidos de tu corazón.

Ellos marcan el ritmo de tu existencia animándote a seguir.

No son sólo meros compases, son el recuerdo tangible de la presencia del amor , de aquello que nos mueve…..

Esas emociones que no habrás de olvidar.

2 comentarios en “Los latidos de tu corazón !”

  1. Muchas gracias por escribir sobre tus pensamientos, sensaciones e ideas
    Siempre en algo me reflejan,y eso me invita a evolucionar. Un abrazo

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