Ocho semanas y el 25 de mayo !

La cuarentena fue creciendo lo suficiente como para llegar a la edad de sesenta y cuatro días. De una módica idea de quince, como para llegar a treinta , hemos duplicado las jornadas de modo impensado.

Estamos cerca de extender el aislamiento otras dos semanas más, en algunas zonas donde el virus se propaga a una tasa superior a la prevista. En contraposición, los buenos resultados le permiten a otras provincias o ciudades, habilitar reuniones de no más de diez personas. El cálculo deviene simple, unos 4 kilos de asado, acompañado de ensalada, entrada, postre y a festejar. Eso es sólo para los que pueden acceder al vital elemento cárnico, ya que la economía nos tiene a mal traer.

Hay dispares aperturas de actividades comerciales, industriales y de servicios, dependiendo de la presencia o no de casos. Abundan voces a favor y en contra de mayor flexibilización.

Nos damos cuenta que en los países europeos, la pandemia ha hecho un alto, sobre todo en Alemania, que registra la menor tasa de mortalidad por número de infectados. Los países asiáticos hace bastante tiempo que han podido controlar el virus.

No es casualidad, se me ocurre pensar. Alemania, sólida en su gestión de gobierno, en muchas áreas sensibles como educación y salud, suma un liderazgo que respeta las libertades y una vocación más marcada por el bien común. Los países asiáticos se han caracterizado por ser una cultura que respeta las normas, con algunas formas de gobierno rígidas, sólo por llamarles de alguna manera y sin entrar en ninguna controversia oriente versus occidente.

Según la OMS, el foco de la pandemia se ha trasladado a América del Sur. El Norte, centraliza la atención en Estados Unidos, pero allí las tasas de infección han empezado a bajar.

En estas latitudes australes que nos cobijan, todos los países en mayor o menor medida han entrado en una espiral de crecimiento: elevado en Brasil y Chile, moderado en Perú y Ecuador, más lento en Argentina, citando algunas referencias. El invierno se aproxima y agrega un grado mayor de incertezas. Con toda probabilidad se sumarán las enfermedades estacionales como resfríos, gripes, neumonías.

Esta etapa de la pandemia no es ninguna sorpresa. Las curvas de crecimiento copian de alguna manera lo que sucedió en el hemisferio norte, que transita la primavera estacional, con esperanzas renovadas de salir definitivamente.

Sin embargo, lo que no podemos copiar rápidamente es el grado de desarrollo de muchos países boreales.

Nuestra región, cuenta con menor estructura en sistemas de salud, servicios esenciales como agua, cloacas, electricidad, sistemas de transporte y rutas. Además, en las capitales y ciudades de nuestra querida América, están presentes altos niveles de hacinamiento y pobreza.

Duele en lo personal, cuando la OMS evidenciaba algunas semanas atrás, que las deficiencias estructurales de los estados de América del Sur, eran un condimento extra para la propagación.

La solución que hemos encontrado como paliativo es extremar el aislamiento, pero eso trae como consecuencia menor actividad económica y más miseria. Muchas personas no pueden trabajar, las industrias culturales y turísticas cerradas al cien por ciento, tornan desolador el panorama para muchas personas. Los gobiernos, aunque lo deseen no pueden llegar a todos lados con asistencia.

No quiero opinar sobre la responsabilidad de la situación porque no es mi intención, sino sólo describir con la menor cantidad de juicios posibles la situación que atraviesa nuestra América austral.

Un 25 de mayo de 1810, no se hablaba de derecha o izquierda, estado o capitalismo, se pugnaba por un sueño de libertad e independencia.

Unos doscientos diez años después, tenemos la oportunidad única de caer en la cuenta que lo que nos trajo hasta acá, necesita ser revisado, aplicando nuevos esquemas y dejando de lado viejos prejuicios y reyertas personales históricas.

El sol del 25 viene asomando…

Hoy lo acompaña una crisis virósica sin precedentes cercanos.

La región no tiene buenas condiciones para afrontarla, aunque nos moleste afirmarlo.

Ne resulta relevante comparar diferencias mínimas entre los países que conforman nuestra América del Sur, respecto de las posibilidades ante la pandemia, porque son más grandes las coincidencias que nos unen, algunas muy positivas como la solidaridad, la paz, la concordancia y la hermandad.

«Como se sostiene en varios ámbitos, se trata de una oportunidad sin igual para trazar un camino distinto, que promueva el desarrollo sustentable, armónico, sobre las bases de nuestros valores y conservando nuestra libertad».

Hace falta poner en acciones un plan para alcanzar esos objetivos.

¿Por qué no nos resulta fácil?

Libertad y 25 de Mayo

Una palabra y una fecha, que se unieron en algún momento por la voluntad de ciudadanos dispuestos para….

Más de dos siglos después:

¿Es impostergable un renovado 25 de Mayo?

¿Vos qué opinas?

2 comentarios en “Ocho semanas y el 25 de mayo !”

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