PEDIR PERMISO!

Mañana fresca, con algo de tormenta en la noche, y el sol asomando como espiando a través de las nubes que demoran en irse. La lluvia fue escasa y aún no alcanza para cubrir la sed de la tierra, que viene sufriendo la sequía jornada tras jornada.

La imagen que se viene a mi mente, es la mía, cuando siendo niño cursaba mi segundo grado en aquel colegio primario, Escuela Parroquial San Roque. Asistía a clases con muchas ganas de estudiar y aprender y me gustaba bastante el trabajo en el aula.

Acostumbrado a la libertad de la quinta donde vivía, me costaba un poco acostumbrarme a seguir determinadas pautas de comportamiento, entre las cuales estaba por supuesto la de pedir permiso para levantarme de mi banco, para ir al baño, para emitir una opinión.

Tal es así, que incluso siendo un buen alumno, numerosas veces las maestras me llamaban la atención, porque consideraban el no pedir permiso como no atenido a las reglas del buen convivir. Varias veces me decían:

Bordolini: levante la mano antes de preguntar y espere que le diga que sí para hacerlo.

Bordolini: a dónde va? Pida permiso primero.

Bordolini: pidió permiso para quedarse hablando con la Directora y llegar tarde a clase?

Fueron sistemáticas y repetitivas mis desatenciones en este caso, que por supuesto comencé a notarlas en mi fuero interno, y ya cuando iba a decir algo sin el consabido turno aprobado, o cuando decidía irme del aula para hacer alguna cosa que me interesaba, reprimía los impulsos de hacerlo; aunque me costara mucho perder ese grado de libertad, fui adaptando mi conducta a determinado orden que permitía a las maestras mantener la clase organizada. Agreguemos que este hábito de no pedir permiso no era mi exclusividad, ya que era común en varios de nosotros. Algunos demoraron más y otros menos en adaptarse a las reglas de convivencia y aprendizaje, pero felizmente se logró convivir con cierta armonía.

Llegado a este punto, no es mi intención generar debate a favor o en contra de sistemas de enseñanza más abiertos, más cerrados, con más o menos libertades, sino generar alguna especie de contexto para dimensionar qué significa el pedir conformidad no sólo para ir o acceder a determinado lugar, o cruzar por el medio de una conversación porque no queda otra.

Se trata de identificar que existen permisos muchos más poderosos y que nos abren puertas cuando los pedimos y nos cierran puertas cuando no.

Cuántas veces pedimos validación y esperamos recibirla cuando de emitir una opinión personal se trata? En ocasión de hablar con alguna persona a la que estamos escuchando, una frase común para emitir una opinión es: si me permitís y acto seguido damos una clase de lo que creemos le está sucediendo. Cuántas veces ante un hecho de ésta naturaleza usamos preguntas tales como:

Te interesa que te diga lo que pienso?

La respuesta puede ser sí, y entonces estamos habilitados para dar nuestro punto de vista.

Qué pasa si es no?

Nos enojamos?

Podemos aceptar que otra persona nos viene a contar una situación sólo para que lo escuchemos, o por cualquier otro motivo, y no necesita nuestro dictamen o consejo?

A la hora de emitir juicios personales, nos cuesta mucho pedir autorización para hacerlo.

A la hora de expresar nuestro parecer y  aceptar el de otros,  el permiso y la aceptación son fundamentales, aunque nos cueste dar ese paso.

Por este bocallave, hoy visualizamos que la llave que abre la puerta tiene un nombre bien concreto:  Permiso.

La idea no es pedir conformidad o consentimiento para todas y cada una de nuestras actividades y cuestiones del día a día, pero al menos distingamos que sí necesitamos hacerlo para dar nuestros puntos de vista, ya que aun siendo fundados en hechos, pueden generar un impacto no deseado, y aunque no exista mala intención volverse como un boomerang y generar un problema de relación o confianza.

Te pregunto y mi pregunto:

Pedís permiso?

Esperas que te lo den?

Aceptas la opinión de otras personas?

Salgo al patio  un rato, y voy pensando en muchas situaciones dónde no pedí licencia para opinar.

Es parte de nuestra naturaleza quizás, aunque me converso que es sumamente mejorable.

Mientras la batalla entre las nubes y el sol, la está ganando definitivamente el astro rey.

Apenas quedan unos visos de la humedad que vino del cielo y no fue la esperada. Apenas un verde muy claro en la hierba.

Lo que suele ser mal tiempo, (lluvia, días grises) hoy se desean como si fuese el mejor de los acontecimientos.

Me meto en el bolsillo varias monedas con una breve frase.

TE PIDO PERMISO.

Espero se consuman rápido……

Vos ya tenés las tuyas?

 

 

 

 

 

2 comentarios en “PEDIR PERMISO!”

Replica a pippobunorrotri Cancelar la respuesta