Han pasado varios meses desde el comienzo de esta pandemia derivada del coronavirus. Si bien la situación general tiende a mejorar, aún permanecen instaladas a nivel global, condiciones de aislamiento, distanciamiento social y protocolos de limpieza y desinfección.
En esta etapa, ya se habla de flexibilidad y aislamiento sectorizado. Los comercios en ciertas ciudades con nulos contagios, pueden abrir en horarios corridos, durante pocas horas, siguiendo procedimientos específicos. Algunas actividades se han normalizado, pero muchas otras como el turismo, y acontecimientos con presencia masiva de público, sean deportivos o culturales, necesitarán más tiempo para regresar de nuevo al ruedo.
Existe una carrera contra reloj para desarrollar una vacuna efectiva, la cual se encuentra en algunos casos en fase de testeo en seres humanos. Los tratamientos paliativos para superar la enfermedad están teniendo rendimientos dispares, ninguno decididamente efectivo.
Las empresas navegan en aguas turbulentas. La falta de ingresos producto de la caída en las ventas se traduce en una coyuntura difícil de sortear. Para las que continuaron con su trabajo, el impacto inicial de la pandemia implicó una organización distinta, apelando a medidas innovadoras y creativas en varios aspectos: horarios adaptables, home office, back up de personal, dotaciones mínimas. Para las que no pudieron continuar con sus tareas, se planificó la asistencia del estado, créditos blandos, suspensiones laborales con reducción de salarios. La llegada de la ayuda se ralentizó, debido a múltiples causas y provocó incertiduembre en trabajadores y dueños de empresas. Las luces sólo pasaron de rojas a amarillas, haciendose esperar el tan ansiado verde, salvo en algunas actividades centrales.
Más allá de lo narrado, conocido por casi todos, las crisis encierran oportunidades escondidas que se pueden capitalizar.
Sin entrar en detalles respecto de una experiencia concreta que nos tocó vivir muy de cerca y qué significó alcanzar un hito impensado antes de la pandemia, quiero resaltar varias aristas de ese proceso exitoso, del que fuimos parte como organización humana:
- Confianza en el proyecto y en las personas
- Decisión para salir de la zona de confort, superando los miedos
- Arriesgar en tiempos complicados
- Liderazgo conjunto de muchas personas
- Visión y valores compartidos
- Disponibilidad de recursos humanos y técnicos formados antes, como una especie de semillero
- Desarrollo de alternativas en caso de…
- Escaso tiempo para llevarlo a cabo, eficiencia y compromiso full time
- Buen empleo de las herramientas de comunicación
- Asociación previa con facilitadores tecnológicos
- Trabajo en equipos multidisciplinarios
- Flexibilidad, adaptabilidad y creatividad
- Aprendizaje de los errores y retro alimentación constante
- Fortalecimiento de lazos y relaciones humanas
- Agradecimiento y reconocimiento por cada objetivo alcanzado
«Al final del desarrollo, la foto muestra a personas animadas y felices, que se han esforzado para alcanzar una meta y se sienten parte de ella, habiendo crecido en sus capacidades y conocimientos, para superar obstáculos y crear vínculos sustentables».
En su gran mayoría, muchos de nosotros cuando nos referimos a un proyecto, lo hacemos cuando el mismo implica un gran cúmulo de recursos económicos, humanos, y de tiempo. El proyecto suele ser denominado como tal, cuando establecemos un presupuesto y asignamos recursos, con esa visión de volumen en mayúscula.
El desarrollo de este rápido lanzamiento del que nos tocó ser parte, nos muestra una cara distinta: poco tiempo, un proyecto modesto con recursos adecuados, escasez de análisis previos y profundos. Abundó la confianza, junto con el compromiso con que se tiene que lograr por encima de todos los pormenores, creyendo que muy pocas cosas son imposibles. Se sumó una planificación hiper detallada y corrección muy rápida de los desvíos.
No pretendo que se interprete que el secreto de lograr algo, sea lo que se describió en el punto anterior, sino destacar que los escenarios de crisis, nos ponen en la necesidad de romper con algunos paradigmas y aumentar los niveles de riesgo, superando el temor a la derrota.
La ventaja de disponer de recursos humanos entrenados no sólo para la rutina, sino para visualizar oportunidades y ponerlas en valor, es un plus con el que tienen que contar las organizaciones que aprenden y crecen, acompañadas por éxitos y fracasos.
La importancia de llegar juntos a la meta, es el distintivo de los recorridos sostenibles, que generan identidad de equipo y sentido de pertenencia. El resultado es sólo una consecuencia de haber transitado un camino con compromiso, esfuerzo e inteligencia, por lo que termina siendo siempre más relevante la senda que la meta alcanzada.
La linealidad de cubrir una etapa tras otra brinda seguridad, pero en tiempos difíciles el resultado depende de saber elegir qué paso se puede saltear para finalmente llegar al objetivo pretendido. Hay que adquirir maestría para seleccionar lo relevante, lo que no podemos soslayar y enfocarnos decididamente en eso.
Para finalizar un par de pensamientos que viene a colación.
Robert F. Kennedy , alguna vez dijo:
«Sólo aquellos que se atreven a tener grandes fracasos, terminan consiguiendo grandes éxitos».
O algún anónimo nos trae:
«Pon tu corazón, mente y alma, incluso en los actos más pequeños. Quizás no garantice el éxito, pero si un camino de superación constante».
Mi inmensa gratitud por haber podido ser parte de este suceso movilizador.
A disfrutar juntos !









