Potenciando tus creencias !

Vivimos en un mundo de creencias personales, sociales y culturales. Gran parte de ellas operan como una guía de nuestro accionar en la vida, determinando gran parte de lo que somos capaces de lograr y de lo que no.

Lo primero es creer en uno mismo, y después en los demás con los cuales establecemos relaciones de confianza, amistad, matrimonios, sociedades, lazos de todo tipo y al amparo de cualquier circunstancia.

Dentro del cúmulo de creencias y mapas mentales, cada uno de nosotros posee alguna de ellas que le dificulta su accionar. Están alojadas firmemente en su naturaleza, partiendo del hecho que fueron forjadas quizás desde la niñez, en la educación recibida, las dificultades económicas, los mandatos familiares o sociales, enfermedades, o discriminaciones recibidas.

Operan muchas veces sin que las personas lleguen a distinguirlas de manera consciente.

¿Qué son las creencias limitantes?

Una creencia es una idea a través de la que filtramos la realidad. Estas ideas pueden ser positivas, neutras o limitantes, y precisamente este último tipo es el que puede afectar de manera más profunda a tu forma de relacionarte con los demás y contigo mismo.

Las creencias limitantes son una forma de ver el mundo y la realidad que impide a la persona avanzar hacia sus objetivos y crecer como individuo.

Se trata de una idea que, pese a no estar basada en la realidad, queda validada para quién la piensa, y configura el modo en que se relaciona con el mundo.

Estas creencias pueden ser desde muy complejas hasta hablar sobre cosas sencillas: “No voy a ir a una fiesta porque no lo pasaré bien”; “no quiero intentar arreglar un problema porque siempre rompo las cosas y todo me sale mal”; “no puedo confiar en nadie porque todo el mundo es egoísta y trata de engañarme”, sólo por citar algunos ejemplos.

Las creencias limitantes se adquieren desde la niñez o más adelante a través de opiniones de personas que suponen una autoridad para nosotros o experiencias, y nos predisponen a dejar pasar oportunidades o a no tomar pasos para solucionar problemas.

Están relacionadas con el miedo y determinan muchas de las áreas de nuestra vida: desde el trabajo o los estudios (“para qué voy a esforzarme si es muy difícil y seguro que fracaso”) hasta nuestras relaciones familiares.

No obstante, y pese a que estas creencias pueden limitar tu vida por completo, es complicado darse cuenta de que las tenemos y tratar de cambiarlas.

Del mismo modo, y como contrapartida de lo anterior, normalmente estamos acompañados por una serie de creencias que nos empoderan, potenciando lo que somos, de manera tal de que podemos lograr cosas impensadas.

A partir de ellas superamos obstáculos, nos tornamos creativos y proponemos soluciones para gran parte de nuestros problemas.

¿Qué son las creencias potenciadoras?

Son aquellas que ayudan a avanzar a una persona hacia sus objetivos. Son creencias que impulsan a crecer, a potenciar lo mejor de uno mismo y a cumplir las metas propuestas.

Las creencias potenciadoras, al contrario de las creencias limitantes, ayudan a alcanzar el objetivo que una persona tiene en mente. También se las conoce como creencias empoderantes.

Ambas creencias provienen de la información y las experiencias que uno almacena en el subconsciente en distintas épocas de su vida.

Esa información, o experiencia potenciadora que te ayudó a integrar ese pensamiento motivador, tiene mucho que ver con la consecución de los logros.

Comentarios en el colegio, experiencias vividas en la familia, o con parejas, son la fuente de las creencias potenciadoras. Todos las ideas o pensamientos motivadores que surgen en las experiencias vividas, o a través de comentarios quedan grabados en el interior de uno mismo.

Características de las creencias potenciadoras

Estas son las principales particularidades de este tipo de creencias positivas:

Pensamientos positivos que ayudan a avanzar hacia un objetivo.

No limitan. Al contrario, alientan a conseguir algo en concreto.

Gracias a ellas, una persona puede sacar su mejor versión. Esto es, puede desarrollar todo el potencial que lleva dentro con el objetivo de alcanzar una meta.

Generan acción, no limitan. Sino que invitan a llevar a cabo una serie de acciones para conseguir los resultados que se desean.

Proporcionan seguridad y una motivación positiva a todo aquel que las tiene.

Ejemplos de creencias potenciadoras

Estos son algunos prototipos de creencias potenciadoras:

  • Con gran dedicación, podré aprender inglés en un periodo corto de tiempo.
  • He tenido una vida plena, he conseguido grandes logros y puedo alcanzar lo que me proponga.
  • El proceso de selección es duro, pero estoy preparada para conseguirlo.
  • Hay muchos candidatos, pero yo estoy igual de preparada que ellos, o más.
  • Aunque no he encontrado a la pareja perfecta, seguro que algún día encontraré a alguien con el que ser feliz.

Estos son algunos ejemplos de creencias potenciadoras que invitan a actuar, y tener una motivación por conseguir algo que uno desea. Además, este tipo de creencias no juzgan lo negativo de uno, sino que potencian lo mejor. Es decir, son creencias positivas.

Por el contrario, en muchos casos, las creencias limitantes generan un proceso de bloqueo para conseguir aquello que se desea.

Aquí hay que hacer una reseña a las denominadas profecías autocumplidas. Estas tienen mucho que ver con todas esas creencias limitantes, y pensamientos negativos a la hora de predecir las cosas.

Por ejemplo, si un profesor en el colegio ha expresado de manera reiterada sobre un alumno que este no va a servir para estudiar, que no va a tener éxito académico, es probable que esto suceda.

Por lo tanto, es importante para uno mismo centrarse en las creencias positivas y motivadoras que serán las que lleven a una persona a la acción, y a conseguir sus objetivos.

De la lectura de esta pequeña reseña sobre las creencias que nos ayudan y las que no, seguro te habrás sentido identificado con alguna de ellas.

A lo mejor te haya servido como para identificar algún aspecto de tu vida donde ni siquiera tengas claridad sobre lo que te potencia y lo que no.

Para culminar algunas construcciones gramaticales con los cuales empiezan nuestras declaraciones de limitación:

  • No merezco…
  • No puedo…
  • No tengo derecho a….
  • No valgo para…
  • Es imposible conseguir…
  • Soy incapaz de…
  • Es difícil hacer….
  • No es correcto/No está bien…

Otras con las cuales nos posicionamos con nuestra mirada positiva:

  • Soy capaz de….
  • Tal cual me lo propuse voy a….
  • Con estos recursos conseguiré…….
  • Esta ayuda me servirá para lograr que……
  • Mi esfuerzo valdrá que….
  • Tengo plena confianza para….
  • Puedo sobrellevar esto….
  • Estoy trabajando para….

La frase de cierre tiene que ver con un personaje que desafió todas sus limitaciones físicas, logrando una vida plena y muy productiva:

“Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar nuestro propio destino, mira antes de cruzar la calle”. Stephen Hawking.

¿De que se trata la Pereza?

Esta tarde de sábado fría, acompañada por un enérgico viento que moviliza algunas hojas remolonas que aún se aferran a los árboles, resulta ideal para estirar un poco más la acostumbrada siesta del fin de semana. Mientras despierto, mi cuerpo se niega a abandonar las mantas calentitas y acogedoras.

Mi mente se va apoderando fuerte y progresivamente de una pregunta, que encierra un prejuicio, derivado de un arraigado concepto de pecado capital:

 ¿estaré siendo perezoso?

Al instante tomo consciencia de un sinfín de tareas que podría estar llevando a cabo, en vez de “holgazanear por unos minutos”.

“Siempre hay cosas para hacer”, me repite incesantemente una voz interior, que no puedo manejar. Me pone en vilo, operando como un despertador sin sonido aparente, que provoca que finalmente me levante.

La idea de escribir sobre la pereza, surge naturalmente. La posibilidad de escribir es un hecho que me atrapa, más aún cuando encontré EL TEMA.

¿Cómo definimos los occidentales a la pereza?

La pereza es la negligencia, astenia, tedio o descuido en realizar actividades. La religión cristiana, clasifica la pereza como un vicio capital ya que genera otros pecados, si bien antiguamente se la denominaba acedía o acidia, concepto más amplio que tenía que ver con la tristeza o la depresión.

Todos los seres vivos que se mueven, tienden a no malgastar energías si no hay un beneficio, que no tiene por qué ser seguro e inmediato: puede ser algo probable o que se obtendrá en un futuro.

En el caso de los seres humanos (y otros animales), tenemos un cerebro muy grande y que consume mucha energía (20 % del total que necesita el cuerpo), tanto si se usa, como si no. No utilizarlo supone un desperdicio de energía. Para evitarlo, una sensación desagradable, el aburrimiento, evita dejar inactivo el cerebro y otra agradable, la curiosidad, mueve al individuo a buscar algún tipo de actividad interesante, aunque no haya una necesidad inmediata. Las actividades no tienen por qué ser puramente mentales; sirve cualquier actividad en la que intervenga el cerebro, desde leer hasta hacer deporte.

A las personas que evitan realizar cualquier actividad de las cuales el beneficio no sea al instante se les llama vagas, perezosas, holgazanas, desidiosas, haraganas, procrastinadores o dejadas. Las causas para tener dicha tendencia pueden ser variadas, desde mala alimentación o enfermedades o simplemente que las actividades que realizan no les resultan beneficiosas.

El lenguaje por otro lado, nos ha provisto de ciertos conceptos opuestos a la pereza, que está bueno conocer, de modo tal de poder lograr el mejor encuadre posible: «diligencia y laboriosidad«.

De esta manera el laborioso, es poco perezoso, y el perezoso poco laborioso.

Este último concepto no siempre fue así. Si hurgamos en la historia clásica, el concepto del trabajo que tenían los filósofos griegos, adoptado luego por el imperio romano, puede ser graficado por este texto extractado de un ensayo llamado “Sobre la pereza”.

“ En otros tiempos -cuando todavía no era asociada con la omisión de cualquier labor productiva- la pereza era una condición dichosa en la cual solazarse. Y aunque los filósofos en la Antigua Grecia no se ponían de acuerdo en el origen o en la naturaleza del cosmos, en cierta cuestión habrían alcanzado un consenso universal: el trabajo era una actividad aborrecible. Escribe Platón en su República cuando, como un arquitecto utópico, construye imaginariamente su ciudad ideal:

La naturaleza no ha hecho al zapatero ni al herrero; tales ocupaciones degradan a los que las ejercen: viles mercenarios, miserables sin nombre, que son excluidos por su mismo estado de los derechos políticos. En cuanto a los negociantes, habituados a mentir y engañar, serán tolerados en la ciudad como un mal necesario.

Sólo el hombre que goza del ocio es libre, porque sólo el hombre libre puede gozar del ocio. Esa aversión hacia la producción o el intercambio de bienes materiales fue adoptada por los romanos, quienes privilegiaron igualmente el odio sobre las actividades productivas. Cicerón se pregunta:

¿Qué puede salir de honorable de un negocio? ¿Y qué puede producir de honesto el comercio? Todo lo que se llama negocio es indigno de un hombre honrado… Los negociantes no pueden ganar sin mentir, y ¿qué hay más vergonzoso que la mentira? Por lo tanto, es necesario considerar como algo bajo y vil el oficio de todos los que venden su pena o su industria; puesto que cualquiera que cambie su trabajo por dinero se vende y se pone a nivel de los esclavos”.

Desde ese aborrecimiento por el trabajo de los filósofos griegos, hasta la condición actual, hubo un derrotero signado por los principios religiosos, la reforma protestante, la revolución industrial, el capitalismo, el comunismo, las guerras mundiales, la escasez de los recursos y el crecimiento exponencial la de población y de la expectativa de vida. La pereza ya no tiene un espacio concreto, debido a la valorización del tiempo y la necesidad de procurarse los medios de manutención a través de un trabajo rentado.

El debate hoy

Así arranca una publicación, la escritora Pilar G. Rodriguez

“Que el trabajo dirige y ordena cualquier proyecto vital es un hecho incuestionable. Ya sea por exceso, por defecto o por ausencia, la vida baila alrededor de lo que “eres” o dejas de ser. La lingüística en este caso subraya esa usurpación: ¿tú qué eres?, se pregunta mecánicamente. Y se asume que lo que somos es la profesión que tenemos. Porque «¿en qué trabajas?” resulta un poco más largo y, aunque sea más preciso, la lengua tiende a ahorrar, como algunos trabajadores”.

La pereza como concepto ya no está en el centro del análisis sino más bien, otros temas vinculados con la laboriosidad:

  • cantidad de horas trabajadas y productividad.
  • máquinas y tecnología reemplazando el trabajo del hombre.
  • equilibrio vida personal y laboral.
  • trabajo presencial o desde casa.
  • períodos vacacionales y licencias.
  • impuestos al salario.
  • salud y bienestar en el trabajo.

Vale decir que la pereza ha derivado en un concepto más general y creativo que es el «aprovechamiento del tiempo ocioso».«

«El sabio empleo del tiempo libre, debemos admitirlo, es un producto de la civilización y de la educación». escribe Bertrand Russell en su ensayo, Elogio de la Ociosidad.

La pereza, como una corriente contracultural que adquirió fuerza a mediados del siglo pasado, de la mano de Lafargue, con su libro titulado “El derecho a la pereza”, fue significativamente perdiendo entidad, como una oposición concreta al concepto de trabajo asalariado, debido a que la sociedad se fue aglutinando en una idea más equilibrada del tiempo dedicado a trabajar en conjunción con el tiempo dedicado al ocio.

La mejor combinación de trabajo y ocio, produce efectos positivos sobre las conductas humanas, contribuyendo significativamente para la satisfacción de necesidades y el cubrimiento de expectativas. El plan de vida de las personas no se puede motorizar sin un proyecto alineado sobre la base de objetivos concretos. En este caso el trabajo de llevar a cabo este plan, ya nos pone a cubierto de la pereza. Nos vincula con la idea de realización personal, de manera de encontrarnos con el sentido y el para qué vivir.

Para culminar, algunas bromas sobre la pereza:

Un día mi vecino me vio acostado en una hamaca y me dijo:

“la pereza es pecado”.

Yo le respondí:

“la envidia también”.

«Estaba viendo series tranquilamente, hasta que recordé todo lo que tengo que hacer. Ahora estoy viendo series estresadamente».

“La pereza no es un pecado tan malo, después de todo no me deja cometer los otros seis”

El oficio de ser Papá !

La nieve se hizo presente después de catorce años en nuestra ciudad de Río Cuarto, incluyendo otras zonas de la provincia de Córdoba, como la capital homónima, y por supuesto nuestras sierras donde suele nevar casi todos los años. Los pronósticos auguraban la posibilidad de que nevara, como lo habían hecho tantas otras veces en ese lapso de tiempo. Suponiendo que era una más de las tantas probabilidades fallidas, me incluí dentro del grupo de los que no le dieron demasiada importancia a la predicción, resultando casi desapercibida para mi accionar consciente.

Sin embargo, ese 16 de junio amaneció con un tenue manto blanco, que se fue incrementando con el correr de las horas, alcanzando su espesor cúspide cerca del mediodía. Durante ese lapso de tiempo, fuimos bendecidos por una cortina de pedacitos de agua suavemente sólida, que caía por momentos copiosa, bajo el compás de una tenue brisa. El espesor de esa capa blanca e inmaculada, alcanzó para que muchos concretaran el sueño del muñeco de nieve propio, tarea que involucró a muchas familias a pleno. Los niños disfrutaron de este episodio único con una inmensa alegría, correteando y gastando sus energías por doquier. La blanca cobertura se fue disipando durante la siesta, a medida que la capa se iba deshaciendo hasta desaparecer por completo. La fría mañana dio paso a una tarde aún más fría y nublada, presagio de una noche bastante gélida.

La alegría de la proliferación de los copos de nieve, sirvió para equilibrar en parte, el maltrecho estado de ánimo general, producto de la incesante pandemia, con sus efectos devastadores sobre la salud, a lo que se le suma la endeble economía que se resiente y parece no levantar cabeza.

Este fin de semana se celebra en varios países del mundo el día del Padre, siguiendo la tradición del tercer domingo de junio, originada en los Estados Unidos a principios del siglo pasado. En los países europeos, la celebración del día del Padre es el 29 de marzo, en homenaje a San José el padre de Jesús de Nazaret.

Con casi noventa mil muertos, con una proporción mayor de hombres que de mujeres, adultos mayores en su gran mayoría, la pandemia ha provocado que, en varios hogares de Argentina, la celebración tenga lugar sin la presencia física del padre, alcanzado por la severidad de la enfermedad. Del mismo modo muchos de ellos se encuentran internados y aislados, cursando su dolencia, sin poder recibir el afecto y cariño de sus hijos, esposas, amigos y familiares. Un festejo a medias, donde se mezclarán la tristeza, los recuerdos, las evocaciones y el amor por los que ya no están, con la alegría de los padres presentes, con la esperanza intacta de los que la están peleando en unidades de terapia intensiva.

La tarea, el compromiso, el oficio de ser padre no se enseña en ninguna academia. Muchos de nosotros aprendemos a ser padres tomando como modelo la enseñanza recibida de los nuestros. Es probable que hayamos podido cambiar algunos métodos, aplicando algunas recetas más actualizadas y modernas. Casi con seguridad vamos aprendiendo con el advenimiento de nuevos hijos, siendo el o los primeros los que han recibido la formación más rígida, la palabra más inexperta, las confusiones e incoherencias más marcadas.

Estuve buscando material que sirva de guía para ser papá. Encontré este decálogo que al menos me resultó placentero leer. Lo transcribo tal cual, sin emitir ningún juicio de valor sobre el mismo.

DIEZ CONSEJOS PARA SER UN MEJOR PAPA

1. Dales tiempo a tus hijos. Dime a qué dedicas tu tiempo y te diré qué amas. Haz un plan de juegos, salidas, comidas, etc. y separa tiempo en tu agenda para dedicarte única y exclusivamente a tus hijos; ellos nunca olvidarán esos momentos.

2. No escondas tu cariño. Muchos latinos crecimos en una cultura donde no era costumbre que el papá demostrara afecto o que participara en la crianza de los hijos, pero sentir afecto, aceptación y seguridad de parte de un padre ayuda a que los niños desarrollen una buena autoestima.

3. Crea un ambiente de amor y respeto. Además del cariño hacia tus hijos y el tiempo que les dedicas, es importante que ellos vean que tú respetas a su madre, ya sea que tú y ella estén juntos o no. Esto dará a los niños la seguridad y estabilidad que necesitan para desarrollarse.

4. Aprovecha cada oportunidad. Convierte los tiempos de comida, quehaceres de la casa, tareas de la escuela, viajes en el auto y cualquier situación en una oportunidad más de compartir y enseñar a tus hijos valores como: el amor al trabajo, ser agradecidos, la honestidad, servicio, trabajo en equipo, reciclar, etc. ¡Hazlo divertido!

5. Comunícate en forma positiva. Anima a tus hijos a siempre dar lo mejor de sí mismos y resalta sus destrezas y virtudes. Ellos necesitan tu aprecio y aliento. Escucha a tus hijos; conoce sus historias, sus intereses y sus temores; déjales saber que pueden confiar en ti.

6. Lee con tus hijos. Enséñales el amor a la lectura desde muy pequeños. Leer es una de las mejores maneras de garantizar que ellos tengan una vida de éxito. Ya cuando entren a la escuela, ayúdales con las tareas; comparte con ellos la alegría de saber y aprender constantemente.

7. Disciplínalos con amor y paciencia. Pon reglas claras, justas y razonables. Recuerda que el objetivo es que los niños desarrollen un buen comportamiento y carácter. No dejes que el enojo te domine; si es necesario toma tiempo para pensar y discutir con tu pareja la mejor manera de corrección que ayude a los niños a entender la lección y mejorar.

8. Enséñales con tu ejemplo. Tus acciones hablan más fuerte que tus palabras. Tus hijos imitarán tu comportamiento lo quieras o no. Sé consistente en lo que dices y haces. Muéstrate ante ellos honestamente como un ser humano con virtudes y defectos y verás que ellos también aprenderán a confiar en ti y ser honestos siempre.

9. No los sobreprotejas. Déjalos vivir. Es importante que tus hijos sepan que tu amor hacia ellos es incondicional y que pueden contar contigo en cualquier circunstancia, pero ellos también necesitan entender que sus acciones tienen consecuencias y que sus decisiones, buenas o malas, marcarán su destino.

10. Crea memorias, guárdalas, y compártelas con ellos. Los momentos que estás viviendo hoy con tus hijos son la historia de tu familia y pasan tan rápido. No dejes que se te escapen. Toma la foto, graba el video, escríbeles una carta o tarjeta en esas ocasiones especiales. Compartir estas memorias te ayudará a recordarles de dónde vienen y guiarlos hacia dónde van en la vida.

Leyendo punto por punto, puedo visualizar que tengo una gran brecha en varios de ellos, respecto de lo que se recomienda versus lo que hago, lo que puedo o lo que me sale……. Pese a ello, no pierdo las esperanzas de poder acercarme a ese modelo ideal que propugna este decálogo de consejos.

«Quizás el padre perfecto sea una utopía para mí, quizás prefiera ser el padre amoroso , cariñoso y presente que me sale con más facilidad».

Este viernes recibimos como regalo de la empresa, un hermoso video, tremendamente emotivo por cierto, donde por espacio de algunos minutos, nuestros hijos hablaban de nosotros sin ningún filtro, respondiendo a algunas preguntas orientativas. El conocimiento que tengo de algunos compañeros, resultó fortalecido cuando visualizo el amor, el compromiso y la indeclinable tarea que llevan a cabo siendo padres. Al mismo tiempo, tomar contacto con la visión que tienen nuestros hijos de nosotros, como afectamos de manera positiva en sus vidas, el cariño a flor de piel que nos profesan y cómo nos admiran, renueva nuestra vocación y gratitud divina por ser Papás.

En este domingo muy especial, aprovecho para darles un reconocimiento generoso a todos los Papás, que transpiran la camiseta día a día, que sortean obstáculos minutos a minuto, tratando de ser los mejores padres, profesando un inmenso cariño por sus hijos, acompañados por aciertos y errores propios de viejos y nuevos paradigmas que transitan mientras van aprendiendo.

Levanto una plegaria para pedir por la pronta recuperación de los que están internados, para que puedan salir prontamente. Al mismo tiempo, siendo uno de los que llevan en su corazón a su papá que habita en otra dimensión, te pido que levantes una copa conmigo, brindando desde el más bello de tus recuerdos que te acerquen una vez más, para sentir eso que te hizo feliz, ese abrazo que te dio, ese regalo que no olvidaste, esas manos que te ayudaron, esas palabras de aliento que no puedes borrar o esa mágica sonrisa que te daba paz.

Feliz Día del Padre!

Ingenieros, Multiplicaos !

El 6 de junio de 1870 egresó, del Departamento de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, el primer ingeniero civil de Argentina: Luis Augusto Huergo; lo acompañaron en esa primera promoción otros once egresados.

Por eso establecieron esta fecha como el “Día de la Ingeniería en Argentina”.

Debe distinguirse del Día del Ingeniero que se celebra el 16 de junio, en conmemoración de la creación de la carrera de ingeniería, lo que se hizo en 1865 tomando como base el Departamento de Ciencias Exactas.

Además, existen para cada una de las disciplinas de la ingeniería un día especial que las conmemora. De esa manera encontramos festejos para los mecánicos, electricistas, electrónicos, químicos, industriales, civiles, navales, aeronáuticos, agrónomos, en alimentos, telecomunicaciones, sistemas y ambientales. La lista es bastante larga y día tras día se agregan especializaciones que van de la mano del devenir y el desarrollo tecnológico, el cual genera nuevas necesidades de profundizar los conocimientos y sus cálculos asociados.

Buceando en la historia de la humanidad, el impacto de esta disciplina es innegable.

A continuación, te presento a cinco grandes ingenieros que cambiaron el rumbo de la sociedad con sus aportes e innovaciones.

Alessandro Volta

La historia de la electricidad es algo complicada e intrincada, sin embargo, la ingeniería no sería lo que es si no pudiéramos manipular este tipo de energía.

Si bien se trata del trabajo conjunto de muchas personas, incluyendo al político estadounidense Benjamin Franklin, posiblemente sea Alessandro Volta el ingeniero que más aportó para la normalización de la electricidad.

La carrera de este ingeniero fue brillante, al ser el primer científico capaz de inventar una máquina que fuera capaz de transferir electricidad. Con el tiempo, sus investigaciones lo llevaron a manipularla en forma de corriente continua y eventualmente llegar a la creación de la batería.

Reconocido mundialmente, su prestigio lo llevó a conseguir puestos importantes y el elogio de líderes mundiales. Pasó los últimos años de su vida como director de la Universidad de Padua, en Italia.

Alfred Bernhard Nobel

El nombre de este ingeniero en la actualidad es sinónimo de ciencia, pero realmente su legado va mucho más allá de solamente de ser el nombre de los galardones que premian a la ciencia más famosos del mundo.

Posiblemente su invento más importante fue la dinamita, y si bien puede uno pensar que no se trata de algo verdaderamente importante, sin embargo, no solamente se trata del uso bélico que se le puede dar, el uso de explosivos cambió de manera significativa la forma en la que la industria trabaja en la actualidad.

Guillermo González Camarena

Fue un ingeniero eléctrico y mecánico, y en la década de 1940 inventó no solo uno, sino dos sistemas para la transmisión de señales de video. Tras este descubrimiento muchos países alrededor del mundo comenzaron a adoptar estos sistemas, haciendo que la televisión a color formara parte de la vida cotidiana de las personas.

Egresado de un prestigioso instituto mexicano enfocado a la ingeniería, este hombre es el responsable de que todas las personas alrededor del mundo puedan ver la televisión a colores.

Alan Turing

Posiblemente una de las historias más trágicas es la de Alan Turing. Más allá de la tragedia, puede ser también una de las más influyentes, sobre todo al tener en cuenta la vida en la actualidad.

Si bien las investigaciones de este famoso ingeniero estaban solamente enfocadas en idear una máquina que pudiera hacer cálculos matemáticos de manera automática, nunca se habría imaginado que ésta se convertiría en la precursora de la computadora, y con ella la llegada de la era digital al mundo moderno.

Este gran ingeniero de origen alemán fue bastante perseguido por su condición sexual, hecho que no impidió, que durante la guerra mundial sus descubrimientos e inventos fueron utilizados para encriptar mensajes secretos que mantendrían la comunicación exclusivamente entre remitente y el destinatario.

Desafortunadamente debido a la situación compleja y tradicionalista que se vivía en esos tiempos, la discriminación y la presión social a la que tenía que enfrentarse lo llevaron al suicidio. Quién sabe qué tantas maravillas más él hubiera creado de no haber tenido ese trágico final.

Nikola Tesla

Este ingeniero de origen serbio tuvo una vida llena de controversias y de situaciones inusuales, además de esto había otros científicos en su época cuyas investigaciones estaban enfocadas en resolver los mismos problemas que la suya.

Tras un intento fallido de estudiar en Europa Tesla se mudó a la ciudad de Nueva York para trabajar de la mano con Thomas Alba Edison, en su empresa. Muchos de sus descubrimientos y sus propuestas eran contrarias a las que en aquel momento estaban consideradas como correctas, lo cual provocó que su carrera fuera mucho más complicada.

En un mundo convencido de que la corriente directa era la mejor opción, Nikola Tesla se atrevió a asegurar que la corriente alterna era una solución más viable. Y como es el caso de muchas de las mentes más privilegiadas de la historia, su genialidad no fue reconocida hasta mucho después de su muerte, pues fue años después de que esto ocurriera cuando el mundo rectificó su trabajo y sus hallazgos.

Si bien la electricidad ya se utilizaba de manera habitual en el mundo, para cuando Tesla hizo todas sus investigaciones, el sistema eléctrico de la mayoría de las ciudades más grandes del mundo no estaba del todo desarrollado. Por ello, sentó las bases para los aparatos eléctricos que utilizamos de manera cotidiana, así como la manera en la que se transporta la energía eléctrica que utilizamos diariamente.

Ingeniería, nuevos desafíos y calentamiento global

En nuestra era sobresalen los ingenieros que se han dedicado a liderar el proceso de digitalización en el cual estamos inmersos.

Encontramos a Mike Markkula, quien fuera cofundador de Apple y que financió la creación de la empresa. Andrew Grove, científico de origen húngaro-estadounidense el cual fue cofundador de la empresa de microprocesadores Intel. Jan Koum y Brian Acton, los cuales fueron cofundadores y creadores de la aplicación WhatsApp.

En el ámbito de las energías renovables y los autos eléctricos sobresalen los ingenieros Jeffrey B. Straubel y Martín Eberhard, ambos de la empresa Tesla Motors.

Tecnología, informática, industria 4.0, robótica, son campos en donde los ingenieros han aportado muchísimo. Del mismo modo y sin lugar a dudas, la ingeniería y los ingenieros están ejerciendo un rol preponderante en el proceso de reducción de los gases de efecto invernadero.

A lo largo de los últimos 120 años, se ha dado un aumento súbito de la concentración de Gases de Efecto Invernadero en la atmósfera. Dicho aumento está causado, mayoritariamente, por la emisión antropogénica de gases producto de la combustión de hidrocarburos fósiles mientras que el aumento de estas emisiones no ha sido contrarrestado de forma espontánea por los sumideros de los sistemas naturales, de modo que la fase atmosférica del ciclo de carbono ha pasado, en poco más de un siglo, de 280 ppm a 380 ppm.

El calentamiento del sistema climático es inequívoco, como evidencia el aumento de la temperatura del mar y de la atmósfera, el deshielo de nieves y hielos y el aumento del nivel del mar.

Sobre el tema central del cambio climático, aún resta mucho por hacer. Más allá de las políticas sumamente necesarias, el rol de la ingeniería es decisivo a la hora de poner en marcha y fortalecer los mecanismos globales que nos ayuden a detener y producir un retroceso en el incremento de la temperatura global de nuestro planeta.

«Las energías renovables son un paradigma de la sostenibilidad: generan empleo, reducen la dependencia económica y son respetuosas con el medio ambiente».

«La captura y almacenamiento de carbono (CAC), saliendo ya de la fase de Investigación y entrando de lleno en las de Desarrollo e Innovación».

En ambos campos, que son centrales para lograr los tan ansiados objetivos de reducción de emisiones de los GEI (gases de efecto invernadero), la ingeniería y los ingenieros ocupan un rol sumamente decisivo.

Nuestro país dispone de un ingeniero cada 6000 habitantes. Otros países tales como China o Alemania tienen una tasa muy superior del orden de un ingeniero cada 2000 habitantes.

Si queremos iniciar, cimentar y profundizar un modelo de desarrollo productivo sustentable, aprovechando el inmenso potencial derivado del cambio climático, nos urge promover que nuestros jóvenes estudien y se gradúen en disciplinas de ingeniería.

Hoy se estima que egresan unos 6.000 ingenieros por año. Necesitamos al menos duplicar esa tasa para que nos aseguremos contar con el recurso humano calificado para llevar cabo el proceso de reconversión de nuestra sociedad, aprovechando las enormes posibilidades que brindan nuestros recursos naturales, para acompañar y desarrollar el proceso de cambio climático que hoy nos apura para encontrar una solución de manera global.

Necesitamos motivar a nuestros jóvenes, con acciones muy concretas (becas, trabajo, investigación, entrenamiento en otros países, desarollo de proyectos), para que estos se decidan por el estudio de carreras en distintas ramas de la ingeniería.

Por eso, en la semana de la Ingeniería, nos es imperioso decir.

Ingenieros, multiplicaos!

Una despedida especial !

En una entrevista con un jefe de cuidados intensivos de una clínica de nuestra ciudad, le preguntaron como estaba viviendo esta situación de pandemia.

Sus respuestas aún resuenan en mi mente:

“Hace desde el año pasado que me parece estar dentro de una película, que sabemos que tendrá un fin, pero no sabemos cuándo llegará”.

“Te pones todas las protecciones posibles para atender, barbijo, máscara, y varias cosas más, que te hace parecer que estás viviendo en un set de filmación. Pero no, esto es muy real y nos tiene a mal traer”.

“Estamos desde hace algunas semanas, al cien por ciento, acomodando pacientes donde podemos. La sala de shock room ha sido muchas veces expandida, pero la verdad es que las personas llegan muy mal y hacemos lo que podemos”.

“Por otro lado hay pacientes que llegan con otras afecciones, también complicadas y se hace lo imposible por atenderlas”.

“Nosotros estamos al límite de nuestras posibilidades”.

El contenido de lo manifestado por este profesional, es una muestra de lo que está sucediendo en muchos centros de salud de nuestro país.

Estamos inmersos en uno de los peores momentos de esta afectación viral masiva.

Con un ritmo de vacunación que se ha acelerado en las últimas semanas, e incrementando más restricciones sociales para circular y reunirse, todo hace esperar una mejoría lenta pero constante, hacia un necesario y más duradero estadío de relativa tranquilidad.

En el mientras, ya hemos superado el número de ochenta mil seres humanos que perdieron su vida.

Al mismo tiempo, hay que agregar muchos miles más que se sumaron a esta lista, producto de problemas salud que no pudieron tener un seguimiento adecuado.

Todo es indicativo de que se trata de una crisis sin precedentes, al menos en los últimos cincuenta años.

Hemos sufrido pérdidas de familiares, de amigos cercanos, muchos con problemas de comorbilidades, aunque algunos sin ninguna dificultad conocida en su salud, que implicara ser un factor para tornar crítico su cuadro. Inexplicables y paralizantes desapariciones físicas que nos producen un inmenso vacio.

Las despedidas que no son tal cual las conocemos, llenan de angustia a los seres queridos. Una versión deshumanizada de la partida final, que nos cuesta asimilar, nos provoca mayor desazón y congoja en nuestros corazones.

Mis respetos por padres, hijos, hermanos, amigos, conmovidos por estas pérdidas dolorosas.

A no bajar los brazos. Necesitamos seguir porque hay muchísimo por hacer. Muchas personas necesitan de los que quedamos en pie….

Hay alguien que entendía cabalmente esto de seguir luchando. Va mi sentido homenaje a un amigo de muchos, que hace unos días se fue a brillar en otra dimensión.

Gustavo, el Chino

¿Como dimensionar el cariño?

¿Cómo medir que tan buena persona podés ser para los demás?

¿Cuánto de humanidad tiene su presencia?

No son respuestas sencillas. Quizás sólo sumando la opinión de varios es posible sopesar un balance global.

Ahora, quizás vos, yo u otra persona encontremos un ser humano capaz de ser las respuestas en si mismo. No hay muchos, que puedan significar tanto para un gran número. Sólo unos pocos elegidos.

Varias veces superaste la adversidad, empezando con ese corazón que en apariencia no te dejaría jugar al tenis. Un impedimento que no pudo doblegarte compañero. Que no te impidió vivir de manera plena.

Así la vida te mostraría de entrada que no sería sencillo. Como cuando tuviste que empezar de nuevo, cambiando el rumbo 180 grados. “No va más lo que estoy haciendo” y buscaste otro camino, siempre con esa gran sonrisa que era tu sesgo personal.

Las energías te alcanzaban para vos, para tu familia, tus queridas hijas, esposa, hermanas, familiares, padres y amigos. Ayudabas porque sabías que nada te había resultado fácil.

Escuchabas sin juzgar, opinabas sin herir y colaborabas incondicionalmente. Fue tu característica desde el primer año del secundario, cuando nos conocimos y formamos ese grupo de amigos que hasta hoy nos mantiene unidos y conectados.

En esa cancha de golf jugabas por pasión y disfrutabas de la camaradería más que ninguno.

Porque tus palabras unían, porque tus escuchas les llevaban paz a muchos, por eso y por mucho más, eras un ser humano especial.

La vida nos llevó a cada uno por caminos distintos, la tecnología y las ganas de compartir nos unió de nuevo hace ya unos años. En esas discusiones típicas de los grupos, moderabas lo imposible de moderar y respetabas las expresiones no coincidentes.

Para el día del amigo, ahí estaba tu saludo personal y privado dándonos ánimos para seguir.

No se pudo concretar el último asado en tu casa. Hubiera sido muy lindo poder compartir por enésima vez las vivencias y anécdotas que nos unieron desde la adolescencia. Volver a reírnos como locos de historias archi repetidas. Disfrutar de esos grandes momentos, únicos e irrepetibles.

Muchos de nosotros aún no caemos en la cuenta. Le quedaba tanta vida, estaba tan lleno de luz.

¿Es cierto que se fue el Chino?

Capaz que sí, de seguro que no.

Quien más, quien menos, todos nos quedamos con un pedacito de su calma.

A todos sin excepción, nos hizo mejores personas, dandonos pequeñas dosis de coherencia.

Gracias Querido por las enseñanzas que nos regalaste.

Sé que este momento es inabarcable para sus íntimos. Un saludo especial para Sofia, Eugenia y Rafaela sus hijas, y para su esposa Cecilia. Una plegaria para que puedan vivir con el recuerdo de su presencia.

La letra de la canción que pediste para tu despedida, resume tu manera de sentir la vida.

La comparto para honrar tu memoria.

¿Hola, hay alguien ahí dentro?

Solamente afirme con la cabeza si puede oírme,

¿hay alguien en casa?

Venga, oí que te sientes mal.

Bueno, yo puedo aliviar tu dolor,

ponerte en pie de nuevo.

Relájate, voy a necesitar algo de información primero,

solo los hechos principales,

¿puedes enseñarme dónde te duele?

No hay dolor, te estás alejando,

(eres) el humo de un barco lejano en el horizonte,

solo vienes como las olas (come through: hacerse notar)

Tus labios se mueven, pero no puedo oír lo que dices.

Cuando era pequeño, tuve fiebre,

mis manos parecían como dos globos,

ahora, vuelvo a tener esa sensación,

no te lo puedo explicar, no lo entenderías,

no es así como yo soy.

Me he vuelto confortablemente insensible.

Me he vuelto confortablemente insensible.

De acuerdo, solo un pequeño pinchazo,

ya no habrá más, ah.

Pero puede que te sientas un poco enfermo,

¿puedes ponerte en pie?

Creo que está funcionando, bien.

Eso te ayudará a acabar el espectáculo,

venga, es hora de irse.

No hay dolor, te estás alejando,

eres el humo de un barco lejano en el horizonte,

solo vienes como las olas.

Tus labios se mueven, pero no puedo oír lo que dices.

Cuando era pequeño, eché un vistazo fugaz

por el rabillo del ojo.

Me giré para mirar, pero ya no estaba,

ahora no puedo dar con ello

El niño ha crecido,

el sueño ha desaparecido.

Y yo… me he vuelto confortablemente insensible.

En esa debacle infinita, de jornadas felices y tristes, que distinguimos como vida, vos eras un maestro.

¡Hasta siempre, Chinito!

La vida es casi puro cuento !

Los últimos días de este aislamiento se parecen a una reedición de una película sin fin. El set de filmación encuentra a todos los actores cansados, perplejos y a los directores presos de varios dilemas que no son sencillos de resolver. Las personas siguen sufriendo dolorosas pérdidas de sus seres queridos, mientras muchos de ellos han visto esfumados sus esfuerzos y emprendimientos.

Es difícil tener una posición equilibrada en este contexto, porque dependerá del grado de afectación que ha tocado vivir a cada uno, desde el comienzo de esta crisis global.

Hay escasez de actitudes pragmáticas y comprometidas de líderes que no reexaminan sus decisiones, siguiendo postulados ideológicos superados. Al mismo tiempo sigue sorprendiendo que parte de la población aún conserve esa resistencia infantil para no seguir indicaciones básicas cuyo único propósito es cuidar su salud.

En todo relato hay un inicio, un desarrollo y un final. Introducción, nudo y desenlace.

El inicio, al menos en lo cronológico, es bien conocido.

El desarrollo nos mantiene en vilo, parece que al escritor no se le acabaran nunca las ideas. Se torna pesado, tantas idas y vueltas, dramatismo por doquier. La idea de abandonar la lectura abunda en la mente de gran parte de los lectores.

No se visualiza el desenlace, y la situación se torna poco sostenible.

«Una narración sin fin no agrega calidad al texto, más bien lo torna inaccesible y complicado de digerir«.

Cuando el escritor no sabe a donde va con el relato genera zozobra en sus lectores. En todo el mundo se viven situaciones parecidas en mayor o menor escala. La pandemia ha roto todas las plumas conocidas. Los que han adoptado actitudes más pragmáticas, equilibrados con una adecuada conducta ciudadana, están viendo como se va acercando el final de esta crisis humanitaria.

La esperanza de superar esta adversidad se mantiene intacta en muchas personas que ponen su cuota de trabajo y responsabilidad. Abundan acciones solidarias de muchas personas, que se suman al trabajo a destajo de todo el sistema de salud. Sistema que en estos últimos días está al límite de sus posibilidades, hecho este demostrado por los factores de ocupación de camas comunes y críticas. Mi profundo agradecimiento a los profesionales y auxiliares de salud que ponen día a día su cuota de sacrificio para salvar vidas.

Necesitamos de manera imperiosa empezar a desatar el nudo a mayor velocidad, para que el desenlace queda más cerca de nosotros. Las pérdidas humanas son millones en todo el mundo, con mayor impacto ahora en nuestras latitudes. No da para seguir alimentando actitudes egocéntricas, vanidosas y mezquinas.

De niño hubo una lectura que me impactó sobremanera.

“Marco, de los Apeninos a los Andes” es un relato breve de ficción incluido por Edmundo de Amicis en su novela Corazón, publicada en 1886. Narra la historia del extenso y complicado viaje de un niño de trece años, Marco, desde Italia hacia Argentina, en busca de su madre, que había emigrado a aquel país sudamericano dos años antes para poder trabajar y poder dar una mejor vida a sus hijos.

Si bien, he copiado un breve resumen de este cuento de ficción, les recomiendo su lectura no sólo por la riqueza técnica, sino por el contenido y fortaleza espiritual que la historia intenta transmitir.

En Génova, al norte de Italia, reside una familia con dos hijos —Antonio, de dieciocho y Marco, de nueve años. La madre se ve obligada a marchar a Argentina para encontrar trabajo sirviendo en una casa. Durante un tiempo la familia recibe por escrito noticias de la madre, pero al cabo de un año, las cartas cesan, tras una en que se daba cuenta de problemas de salud, con lo que se crea una situación de preocupación e incertidumbre.

Tras tratar de conseguir noticias a través del Consulado italiano en Buenos Aires, a los dos años de la partida de la madre, el más pequeño de los dos hijos, Marco, decide afrontar, salvando las iniciales reticencias de su padre, el largo viaje de veintisiete días que entonces debían sufrir los emigrantes a bordo de grandes buques mercantes.

A su llegada a la capital argentina no consigue encontrar a su madre, pues la familia para la que trabaja ha trasladado su residencia a Córdoba. Tras pasar una noche en La Boca, se embarca para remontar el Río Paraná, con destino a Rosario, desde donde le han dicho que le será más fácil llegar a Córdoba. Allí no encuentra al contacto que le habían facilitado y se encuentra en una situación difícil, ante la falta de dinero para pagar el ferrocarril que le llevaría, durante un día de viaje, hasta Córdoba. Sin embargo, la ayuda de un grupo de emigrantes italianos le proporciona el dinero necesario y toma el mencionado ferrocarril.

Con la llegada a Córdoba no acaban los problemas del joven Marco, pues al llegar a la casa del ingeniero Mequínez, para quien trabaja su madre, comprueba que, una vez más, se ha mudado, marchando a Tucumán. Consigue convencer a un comerciante que se dirige a Santiago del Estero para que lo lleve en el tramo común del camino, viajando así durante más de dos semanas en un carro tirado por bueyes que lo dejará junto a la Cordillera de los Andes desde donde marchará a pie hasta Tucumán.

Al llegar a esta ciudad, y tras dirigirse a una finca situada a una jornada más de marcha, encuentra al fin a su madre, enferma y prácticamente desahuciada por los médicos. Debe operarse y, tan lejana de su familia, ha perdido toda esperanza. Se niega a ser operada. Sin embargo, la llegada de su joven y voluntarioso hijo le devuelve la ilusión por vivir y conseguirá ayudarla a sanar.

El relato termina con las palabras del médico, quien dirigiéndose a Marco le dice:

«¡Eres tú, heroico niño, quien ha salvado a tu madre!».

Haciendo un parangón con este cuento plagado de vicisitudes negativas y escollos que parecen insuperables, es sencillo darse cuenta que hoy se requieren muchos Marco, con esa férrea e inquebrantable voluntad para continuar con su búsqueda. Al mismo tiempo varios doctores y gente que los acompañen, facilitando el camino y aportando recursos para salvar la situación.

Es imprescindible poner un mayor grado de sensatez en este contexto.

Hay que trabajar con esa encomiable decisión de Marco para llegar al final del cuento.

La multiplicación de gestos alineados a favor de la superación de la crisis nos llevará inexorablemente al anhelado desenlace.

Al final de cuentas, «la vida es casi puro cuento».

No nos quedemos encerrados en la trama, por favor.

La verdad del manzanazo !

Los arboles de manzana siempre me resultaron fascinantes. Quien ha estado cerca de uno de ellos probablemente compartirá esta afirmación. Bien entrada la primavera, se produce su prodigioso florecimiento, dando lugar a un extenso conjunto de flores bellas y perfumadas. Una eclosión de blancas flores con algunos destellos rosáceos (dependiendo la variedad), que atraen a innumerables cantidades de abejas, urgidas por beber sus néctares, para transformarlos en las más exquisitas mieles. Tratándose de una planta que necesita agentes externos para transportar el polen de una flor a otra, y así de esta manera lograr la fecundación, el viento y las abejas juegan un rol decisivo en este proceso.

A lo largo de una seguidilla de semanas, las frágiles flores fecundadas con la ayuda de sus amigos insectos, dan lugar a cientos de pequeños frutos, que necesitan evitar las heladas y contar con buenos nutrientes, para alcanzar la condición de una fruta madura, rojo intenso, roja más pálida o verde, dependiendo de la variedad de que se trate. Una joya de la naturaleza hecha fruto que degustamos desde hace varios siglos.

Un árbol de manzanas estaba presente en la casa materna del más grande de los científicos y pensadores, Sir Isaac Newton. Más adelante explicaremos el porqué de su grandeza, por ahora sólo nos centraremos en uno de los mitos que acompañaron su historia hasta el presente.

Los hechos comprobados respecto de la historia de la manzana que golpeó la cabeza del prolífico científico son:

  • Newton nunca mencionó la caída de la manzana en ninguno de sus escritos.
  • La caída de la fruta sí que aparece mencionada en varias obras de otros autores, algunos de las cuales citan al propio Newton como fuente de información.
  • La fecha y el lugar de tal suceso habrían sido el año 1665 o 1666 en el jardín de su casa materna Woolsthorpe Manor, en Lincolnshire. En esas fechas Inglaterra estaba siendo asolada por la Gran Peste (peste bubónica) y la Universidad de Cambridge tuvo que cerrar sus puertas y mandar a sus estudiantes de vuelta a casa. Newton, por aquel entonces, estaba en el Trinity College.

Vale decir que una de las manzanas más famosas de la historia logró esa condición producto de la repetición reiterada y con agregados cada vez más atractivos de sus relatores.

Por ejemplo, uno de sus discípulos contaba:

“En el año 1665 cuando se retiró a su finca a causa de la peste, meditó acerca de su Sistema de Gravitación, algo que se le ocurrió al ver caer una manzana de un árbol”.

El mismo filósofo Voltaire, escribía en una de sus obras:

“Sir Isaac Newton tuvo la primera idea de su Sistema de Gravitación caminando por su jardín, al ver una manzana caer del árbol”.

En otro escrito se cita a su sobrina Catherine Barton como su fuente:

“Un día en el año 1666 en el que Newton se retiró al campo, observando la caída de los frutos de un árbol, como me dijo su sobrina (la señora Conduit), se dedicó a una meditación profunda”.

Por otra parte, una cuestión sí queda clara a la luz de las referencias aquí recopiladas. Aunque la manzana fuera la inspiración del científico inglés, en ningún momento se dice nada sobre que la fruta le golpeara. ¿De dónde viene el detalle del aterrizaje en la cabeza?

El primero en aderezar la historia de esa manera fue el gran matemático suizo Leonhard Euler. En una carta que escribió durante el año 1760 (cuando ya Newton había fallecido), es posible leer:

“Este gran filósofo y matemático inglés, yaciendo un día en un jardín bajo un manzano, una manzana cayó sobre su cabeza, y le dio la oportunidad de reflexionar”.

“Si Newton no hubiera descansado en un jardín debajo de un manzano y por casualidad una manzana no le hubiera caído sobre la cabeza”.

Las cartas fueron publicadas en francés en 1768 y se hicieron muy populares en toda Europa, dando origen al mito del manzanazo en la cabeza, que nos acompaña hasta nuestros días.

Unos años más tarde, el escritor inglés Isaac D’Israeli con la publicación de una obra en varios volúmenes en la que recoge anécdotas de muchas figuras históricas. Menciona el pasaje de Newton y la manzana en dos ocasiones. En el capítulo Poetas, filósofos y artistas, hechos por accidente del tomo 1 se dice:

“Siendo estudiante en Cambridge, se había retirado al campo durante la plaga en el país. Mientras leía debajo de un manzano, una de las frutas cayó y le dio un fuerte golpe en la cabeza”.

En el capítulo Anécdotas de abstracción de la mente, en el tomo 2, se recuerda:

“Newton está en deuda con este paciente hábito en muchos de sus grandes descubrimientos. Una manzana cae sobre él en su huerto, y el sistema de atracción aparece en su mente.”

Una última curiosidad se encuentra en el propio árbol que dio origen a toda esta historia. Aunque existen diversas historias acerca del mismo, parece ser que el manzano de Woolsthorpe Manor (el único que hay en dicha propiedad) todavía existe.

Hoy en día es objeto de peregrinación, de modo que está protegido con una valla para su conservación. Se cree que en realidad el original fue derribado por una tormenta hacia 1820, pero que sus raíces se mantuvieron y dieron lugar al árbol que puede contemplarse en la actualidad. Produce una variedad de manzana conocida como flower of Kent, no muy habitual y de sabor ácido.

Muchísimo más impresionante que el mito de la manzana

Isaac Newton nació el 25 de diciembre de 1642, en Woolsthorpe, Lincolnshire, Inglaterra. Siendo el más grande de los astrónomos ingleses, se destacó también como gran físico y matemático. Fue en realidad un genio al cual debemos el descubrimiento de la ley de gravitación universal, que es una de las piedras angulares de la ciencia moderna. Fue uno de los inventores del cálculo diferencial e integral. Estableció las leyes de la mecánica clásica, y partiendo de la ley de gravitación universal dedujo las leyes de Kepler en forma más general. Logró construir el primer telescopio de reflexión.

Su padre, murió de neumonía unos meses antes de su nacimiento, y su madre luchó por sacar adelante la granja de la familia. Eran tiempos difíciles en el país, una sangrienta guerra civil trastornó a Inglaterra durante seis años. Cuando Isaac tenía tres años su madre volvió a casarse, dejando a su hijo al cuidado de sus abuelos. Su primera educación la recibió en las escuelas de los pueblos cercanos. A los doce años fue inscrito en la escuela primaria de Grantham, una ciudad a diez kilómetros de su hogar. Allí estudió latín y la Biblia, pero tuvo poco contacto con las matemáticas o las ciencias. El joven Newton vivía en la casa de William Clarke, farmacéutico de la ciudad, que tenía una de las mejores bibliotecas del lugar y una hermosa hijastra, con la que más tarde Newton tuvo un romance adolescente, el primero y último de su vida.

Cautivado por el principio de los relojes de sol, aprendió a calcular no sólo la hora sino también el día del mes, y a predecir acontecimientos como los solsticios y los equinoccios. Incluso el viento lo fascinaba. Un día, cuando Newton tenía dieciséis años, se alzó una gran tormenta, mientras la gente prudente buscaba refugio del viento, el joven realizó lo que más tarde recordaría como su primer experimento científico. Primero saltó con el viento, luego contra él. Comparando las distancias de los dos saltos, fue capaz de estimar la fuerza del ventarrón.

Poco después, Newton fue llamado de la escuela para ocuparse de la granja de la familia. Un viejo sirviente de confianza recibió la tarea de enseñarle todas las habilidades necesarias, pero Newton nunca puso su corazón en el trabajo. Construía un molino de agua en el arroyo -completo con presas y compuertas- mientras sus ovejas sin vigilar invadían los campos de maíz del vecino. Su curiosidad, era ilimitada en asuntos de ciencias e invenciones, pero no se extendía hasta la agricultura. Después de nueve meses, la familia decidió que aquel curioso manipulador estuviera mejor en la escuela. El maestro de Grantham, que insistía en que los talentos de Newton se estaban desperdiciando en la granja, se ofreció a alojarlo en su propia casa. Así, en otoño de 1660, Newton regresó a Grantham a fin de prepararse para la universidad. En junio del año siguiente estaba listo para ir a Cambridge. Deseaba ya convertirse en profesor.

En Cambridge, Newton llenó su soledad con el estudio de una amplia variedad de temas, que iban desde la astrología hasta la historia. Al final de su etapa de no graduado en 1664, había descubierto también las matemáticas y la filosofía natural, un campo que abarcaba los temas hoy conocidos como ciencias físicas. Newton se estaba preparando para empezar el trabajo de posgraduado cuando su vida dio otro brusco giro. Inglaterra fue golpeada por la peste bubónica, que se llevó consigo miles de vidas, sobre todo en ciudades como Londres y Cambridge, cuyos sucios y atestados arrabales proporcionaban un caldo de cultivo ideal para la enfermedad transmitida por las ratas. La universidad cerró temporalmente mientras sus estudiantes huían a regiones rurales menos afectadas. Newton regresó a Woolsthorpe, visitando Cambridge de tanto en tanto para usar su biblioteca. Tranquilo al calor de Lincolnshire, puso a trabajar su poderoso intelecto en diversos problemas científicos y matemáticos. Construyó la primera versión funcional de un nuevo instrumento astronómico, el telescopio de reflexión, que usaba un espejo curvo en vez de lentes para enfocar la luz. Desarrolló una nueva y poderosa rama de las matemáticas llamada cálculo. Y efectuó el trabajo fundamental de su teoría de la gravitación.

Su gran tratado Principios Matemáticos de Filosofía Natural (Principia), publicado en 1687 presenta los estudios de Newton durante más de veinte años en relación a la mecánica terrestre y celeste. Allí enuncia la ley de gravitación: dos cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa.

La importancia filosófica de la obra de Newton es extraordinaria; la forma en que el ser humano enfrentó la naturaleza el siglo XVIII y XIX es una consecuencia de los descubrimientos del gran sabio inglés. Los méritos de Newton no se reducen al campo de la mecánica y las matemáticas; también la óptica supo de su talento. Descubrió que la luz blanca puede ser descompuesta en todos los colores del arcoiris al hacerla pasar por un prisma, iniciando con ello el análisis espectral, base de la astrofísica contemporánea. Sus estudios sobre la luz lo llevaron a publicar en 1704 su Tratado sobre Óptica, donde además detalla su teoría corpuscular para la naturaleza de la luz.

Los últimos años de su vida los destino a profundas meditaciones teológicas, alejado casi totalmente de aquellos quehaceres intelectuales para los cuales no tuvo rival. Murió el 20 de marzo de 1727, en Cambridge, Cambridgeshire, Inglaterra.

La manzana, el fruto prohibido del cual comieron Adán y Eva, fue en realidad producto de una mala traducción. Como ya vimos, asimismo no existe evidencia que afirme que realmente una manzana golpeó la cabeza de Newton.  

Todo parece indicar que este riquísimo y difundido fruto, ha estado presente en varias de las historias más importantes de la humanidad.

Símbolo actual de una prestigiosa marca de tecnología, los humanos no cesamos en usarla como un ícono sencillo, práctico y asequible de lo que queremos que trascienda.

La manzana aquella que nace de una bella y aromática flor, no opone reparos ni pide derechos de representación.

Solo sigue ahí desde hace cientos de años acompañando nuestra vida y alimentándonos con su indiscutida riqueza nutritiva.

El fruto prohibido, el atrevido proyectil, la novedosa tecnología, no reflejan para nada la perfección de su belleza.

Dame una manzana y te contaré otra historia!

Impacto Profundo !

Siendo un asiduo lector de libros debo confesar que se han dado muchas situaciones distintas durante la práctica del hábito de leer. Voy a reducir el campo de análisis solo a aquellas lecturas que encaré por placer, esparcimiento, búsqueda espiritual y no por obligación de hacerlo dentro de un plan de estudios o de una necesidad profesional específica.

La previa

La elección de un libro o lectura tiene que ver en mi caso con variadas circunstancias:

  • Conozco al autor por libros anteriores que he leído, continuando de alguna manera con el seguimiento literario, evidenciando un gusto o predilección personal por los temas que trata, las historias que cuenta o lo que propone en esencia.
  •  No lo conozco , pero tengo buenas referencias del mismo, a lo que se suma que el género que trata me atrae, entretiene o coincide con alguna etapa de mi vida donde estoy buscando encontrar algo que ese libro en apariencia me puede dar.
  • No conozco al autor, no soy tampoco seguidor del género, pero otra persona me ha recomendado leerlo por razones que considero válidas: exquisitez técnica, profundidad del tema, narración atrapante, intriga, suspenso, propuesta de vida entre muchos más.

El durante

A partir de la lectura del prólogo, y la dedicatoria se abren para mí un abanico de posibilidades:

  • Desde el primer capítulo el contenido me ha resultado apasionante, no me cuesta trabajo leerlo, generando en mi interior un torbellino de sensaciones, pensamientos, vivencias, mimetizándome con alguna idea, personaje o relato. El libro me mantiene en vilo de principio a fin.
  • El libro ha cumplido parcialmente las expectativas, como quien dice, ni fu ni fa. No logra mantenerme concentrado, no le encuentro un hilo conductor al tema, a la narración, los personajes. El autor deambula por algunos oasis donde capta mi atención plena, pero el recorrido es medio desértico de idea, emociones o narraciones cautivantes.
  • Abandone el libro luego de algunos capítulos leídos debido a que no era lo que estaba buscando, necesitando, o porque interiormente digo: esto es un bodrio. El autor quizás tiene una gran fortaleza técnica, pero se nota que no lo ha escrito con pasión, con dominio del asunto o con la belleza necesaria como para generar un interés por continuar con su lectura.

El después

Las combinaciones de la previa y el durante, provocan mi valoración final del libro, sirviendo esto para retroalimentar nuevas lecturas o recomendaciones a otras personas para la lectura del mismo libro o de otras publicaciones del mismo autor.

  • Volvería a leer el libro para terminar de redondear algunos conceptos, entender mejora la historia, comprender la naturaleza del algún personaje, captar alguna propuesta de valor para la vida. Voy a seguir leyendo nuevas publicaciones del mismo autor y por supuesto recomendarlo a otras personas, ávidas por encontrar algo en cualquiera de los sentidos expuestos.
  • Es probable que necesite reexaminar con mayor detenimiento una próxima lectura de ese autor. El género o el tema serán revisados. Mi recomendación dependerá de los intereses de personas que me pregunten por el autor. Una valoración medida y acotada a algún campo específico. Resulta interesante por esto, pero como contrapartida hay que sopesar esto otro muy bien.
  • Lo leí hasta el final, como para encontrar porque hay personas que lo valoran de manera positiva. Para ser honesto me dejó muy poco. Recomendable con muchas observaciones debido a escaso nivel del relato, falta de coherencia, una propuesta de valor de poco vuelo, no arroja mucha claridad, no tiene un núcleo que resulte interesante.

Más allá del pasado, presente o futuro del hábito de leer, existe para mí una predilección especial por aquellos autores, en cuyos libros es posible encontrar algunas perlitas o frases que ni el tiempo, ni otros creadores, podrán borrar de la faz de la tierra, mientras el lenguaje sea usado como propositivo y generativo de realidades superadoras.

Lo que yo llamo frases con impacto profundo.

Una sola de esas construcciones presentes en el contenido ameritan la lectura y una valoración de excelencia.

Algunos ejemplos:

“Los hombres no sucumbimos a las grandes penas y a las grandes alegrías. Y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, niebla. La vida es una nebulosa.” Niebla – Miguel de Unamuno.

“Nada importa morir, pero no vivir es horrible”. Los Miserables – Victor Hugo.

“Las batallas se pueden ganar con el corazón, pero las guerras solo se pueden ganar con la cabeza”. Las legiones malditas – Santiago Apostillo.

“Cuanto sientas deseos de criticar a alguien, recuerda que no todo el mundo ha tenido las oportunidades que tu tuviste”. El gran Gatsby – F. Scott Fitzgerald.

“El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. Cien años de soledad – Gabriel García Márquez.

“¿Para qué debo escuchar a mi corazón? Porque no conseguirás jamás mantenerlo callado. Y aunque finjas no escucharlo que te dice, estará dentro de tu pecho repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo”. El alquimista – Paulo Coelho.

“El amor es una parte del alma misma, es de la misma naturaleza que ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, indivisible, imperecedero. Es una partícula de fuego que está en nosotros, que es inmortal a infinita, a la cual nada puede limitar, ni amortiguar.” Los Miserables – Victor Hugo.

“Una persona empieza por ceder en las pequeñas cosas y acaba por perder todo el sentido de la vida.” Ensayo sobre la ceguera – José Saramago.

“Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó.” El principito – Antoine de Saint-Exupéry.

“A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino.” El hombre en busca de sentido – Victor Frankl.

Cientos de estas frases con impacto profundo me acompañan, aparecen y desaparecen, dependiendo de las circunstancias. Algunas parecen estar dormidas, otras expectantes, pero recobran vida cuando menos me lo espero, viniendo a mi socorro en ocasiones donde las emociones me desbordan, la vida me pone en aprietos o la tristeza me tiene contra las cuerdas.

Pocos conscientes de que estamos hechos de miles de pedazos de frases completas o inacabadas, algunos maestros de la palabra vienen a nuestro rescate, para regalarnos una salida inesperada, una reflexión con un impacto conmovedor y profundo.

Gracias a todos ellos, es posible comprender la liviandad de nuestro ser, y abarcar la naturaleza efímera, aunque rica de nuestras vidas.

Impacto profundo……

De pleno en el corazón.

La Biología del Ser (Adios Humberto) !

El inicio del entrenamiento como coach ontológico significó para muchos un antes y un después, respecto de la distinción filosófica de qué significa SER.

Los lentes con los cuales muchos de nosotros observábamos la vida, estaban teñidos de la fuerte influencia del pensamiento cartesiano tradicional: «PIENSO LUEGO EXISTO».

«Elegir ser» partiendo de esa frase nos encierra en nuestra mente, que es una máquina incansable de generar pensamientos, de los cuales solo una pequeña fracción tienen la objetividad y la fuerza necesaria para transformarse en palabras y acciones. Vivimos en un mundo de conversaciones internas, bucles retroalimentados por falencias y vicios, que nos mantienen atrapados en una constante vorágine de energía cerebral desperdiciada. Si nos detenemos a hacer un balance de qué pensamos y de qué realmente construimos a partir de esos pensamientos, el porcentaje de ejecución sería por cierto realmente muy bajo.

Las emociones, aquellos innatos condicionales que nos mueven para actuar, conforman el sistema que desde pequeños nos pone en alerta, usando para ello el miedo, la tristeza, la alegría, el enojo, la dicha, y tantas más que no quiero aburrir con el listado. Contamos sin lugar a dudas, con más emociones negativas que positivas (no posibilidad vs posibilidad). Gracias a ellas hemos superado muchas instancias. Seguimos gobernando la tierra por encima de otras especies animales y vegetales desde hace miles de años.

La combinación de pensamientos y emociones, no son malas en si mismas. De hecho, nos sirven y nos han servido para incontables años de evolución humana.

La ontología del lenguaje, uno de cuyos máximos exponentes es Rafael Echevarría, nos pone en la tarea de reconocer la importancia del lenguaje en nuestras vidas, como aquel que, a través de afirmaciones, declaraciones fundamentales (amor, perdón, ignorancia, si, no), juicios, pedidos y ofertas, nos permite crear y recrear nuestro ser, para dejar de lado la vieja concepción de seres inmutables, como aquellos que aceptan un destino cuasi prefijado. Para Echeverría el lenguaje es acción, vivimos en un mundo de conversaciones donde tener una adecuado conciencia de ello, nos permite accionar y ser, desde un cambio de paradigmas de nuestro observador. En ese punto las preguntas son el punto de partida para que un coach entrenado, este al servicio de una persona (coachee) que pretenda encontrar sus propias respuestas, para alcanzar nuevas metas y posibilidades.

La irrupción de esta nueva concepción en muchos de los que hicimos el entrenamiento, produjo mejoras sustanciales en la manera de observar la vida, pero por sobre todo impactaron positivamente en la esfera de las relaciones, asociadas a su inmenso potencial para desarrollar ámbitos de convivencia éticos y productivos. Echeverría nos invita a construir juntos un nuevo convivir usando el lenguaje como herramienta clave de soporte ético.

No es propósito de este escrito ahondar en la filosofía ontológica de Echeverría, sino más bien la usaremos para vincularlos a con otro gran pensador, que a sus 92 empezó a brillar en otra dimensión menos terrenal: Humberto Maturana.

Un breve resumen de su vida

Nacido en Santiago, Chile, estudió medicina y biología en la Universidad de Chile, que amplió en el campo de la anatomía y neurofisiología en el University College de Londres con una beca de la Fundación Rockefeller. Se doctoró en biología por la Universidad de Harvard (1958), con una tesis sobre la estructura del nervio óptico en la rana -The fine structure of the optic nerve and tectum of Anurans. An electron microscope study-, y prolongó sus trabajos sobre anatomía y neurofisiología de la visión animal en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, junto a Jerome Lettvin. A raíz de dicha investigación, ambos fueron postulados como candidatos al Premio Nobel de Medicina y Fisiología.

En 1960 regresa a su país como docente de biología en la Universidad de Chile, al tiempo que investiga en los sistemas biológico perceptivos de distintos animales y el procesamiento de la información en el cerebro. La biología y la neurofisiología de los procesos cognitivos. En 1965, crea el Instituto de Ciencias y la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Junto con un antiguo alumno y discípulo, el también chileno Francisco Varela, publica De máquinas y seres vivos (1972) y El árbol del conocimiento (1984), en los que dan a conocer el concepto de ‘autopoiesis’ aplicado a los seres vivos. En Santiago crea el Laboratorio de Epistemología Experimental, destruido en 2006 por un incendio. En 2000, funda, junto a Ximena Dávila Yáñez el Instituto de Formación Matríztica, dedicado al análisis de la dinámica de la Matriz Biológica de la Existencia Humana. Es doctor ‘honoris causa’ por las Universidades Libre de Bruselas (Bélgica), Santiago (Chile) y Málaga (España).

Autor, entre otros, de los libros De máquinas y seres vivos, con Francisco Varela (1972), Autopoiesis and cognition (1980), El árbol del conocimiento, con Francisco Varela (1984), Emociones y lenguaje en educación y política (1990), El sentido de lo humano (1991), Desde la biología a la psicología (1993), La realidad, ¿objetiva o construida?, 2 vols. (1996), La objetividad, un argumento para obligar (1997), Transformación en la convivencia (1999), From Being to Doing. The Origins of the Biology of Cognition, con Bernhard Poerksen (2004), The Origins of Humanness in the Biology of Love, con Gerda Verden-Zoller (2009).

Un escueto resumen de su pensamiento y expresiones científicas

Desarrolla en el campo de la biología el concepto de la «autopoiesis», siguiendo los trazos de Bateson y Wittgenstein, entre otros. La realidad es una construcción consensuada por una comunidad, donde se produce una apariencia de objetividad. Reemplaza el concepto filosófico de objetividad por la idea de construcción social. Su «biología del conocimiento’«se sitúa en la corriente del relativismo epistemológico y del constructivismo radical, emparentado por ello con los planteamientos de Heinz von Foerster, de los que se distancia a comienzos ya del siglo XXI. No es menos importante su relación con Gotthard Günther.

La realidad de los seres vivos está en la biología, como la percepción y la construcción de la realidad. Maturana describe una biofilosofía determinista que, a partir del concepto de ‘autopoiesis’, descubre sistemas de vida autorreferentes, dotados de autonomía para la supervivencia y la reproducción que actúa de forma distinta según las circunstancias ambientales, lo que le permite inferencias en el campo de los sistemas sociales, la educación, la comunicación.

A partir de sus numerosos trabajos en la anatomía y fisiología de la visión animal, advierte el relativismo de la recepción al constatar “que es el vivir del animal lo que determina cómo y qué ve éste” y que, consiguientemente, existe una “congruencia operacional de un organismo con su circunstancia”, resultado de los “cambios estructurales coherentes entre organismo y medio que han surgido de la historia evolutiva a que éste pertenece”.

Para Maturana y su trazado sistémico, los seres vivos están sujetos a una dinámica estructural interna, que distingue a las especies y a los individuos, descrita por su autonomía o ‘autopoiesis’, pero también por la dinámica comunicativa o relacional que permite el consenso vital de las diferentes formas de vida.

Otro aspecto importante de sus reflexiones corresponde a la invitación que Maturana realizó al cambio de la pregunta por el «ser» ,pregunta que supone la existencia de una realidad objetiva, independiente del observador, a la pregunta por el «hacer» , siendo esta una pregunta que toma como punto de partida la objetividad entre paréntesis, es decir, que los objetos son traídos a la mano mediante las operaciones de distinción que realiza el observador, entendido este como cualquier ser humano operando en el lenguaje.

Vinculaciones con la ontología del lenguaje

«Antes usted le preguntaba a un biólogo cómo es un ser vivo y no sabía qué contestar», contó Maturana a BBC Mundo en 2019.

Sin embargo, tras publicar su teoría, «el vivir pasó a ser explicable».

«Es un fenómeno de una dinámica molecular que constituye entidades discretas que son los seres vivos», señaló.

Según su teoría, todo ser vivo es un sistema cerrado que está continuamente creándose a sí mismo y, por lo tanto, reparándose, manteniéndose y modificándose.

La ontología hace referencia a ese proceso de transformación continuo del hombre en y a través del lenguaje. Maturana no sólo lo fundamenta biológicamente, sino que va más allá al expresar:

“El lenguaje no es un sistema de comunicación o transmisión de información, sino un sistema de convivir en las coordinaciones de los deseos, los sentires, los haceres, en cualquier dimensión del convivir que está ocurriendo».

Respecto del lenguaje y particularmente la importancia de la escucha a nivel de las empresas.

«Las personas generan todo lo que sucede en la empresa y lo fundamental es que estén haciendo lo que saben hacer de manera cuidadosa en el momento oportuno. Para que eso ocurra -explicó-, tenemos que escucharnos recíprocamente porque si no, resulta en incoherencias en lo que hacemos como comunidad empresarial”.

Humberto y “ su amar educa”

Sobre la educación, opinó: «Lo fundamental en la educación es la conducta de los adultos. Los niños se transforman en la convivencia y va a depender de cómo se conduzcan los mayores con ellos, no solamente en el espacio relacional, material, sino en el espacio psíquico».

“Cuando decimos que amar educa, lo que decimos es que el amar como espacio que acogemos al otro, que lo dejamos aparecer, en el que escuchamos lo que dice sin negarlo desde un prejuicio, supuesto, o teoría, se va a transformar en la educación que nosotros queremos. Como una persona que reflexiona, pregunta, que es autónoma, que decide por sí misma.

Amar educa. Si creamos un espacio que acoge, que escucha, en el cual decimos la verdad y contestamos las preguntas y nos damos tiempo para estar allí con el niño o niña, ese niño se transformará en una persona reflexiva, seria, responsable que va a escoger desde sí. El poder escoger lo que se hace, el poder escoger si uno quiere lo que escogió o no, ¿quiero hacer lo que digo que quiero hacer?, ¿me gusta estar donde estoy?”, son algunas de las preguntas que aparecen.

Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores”.

Maturana sentó las bases biológicas para explicar porque el hombre no es un ser inmutable.

El tercer principio de la ontología de Echeverría nos muestra claramente de qué se trata la vinculación social de nuestras acciones:

“Los individuos actúan de acuerdo a los sistemas sociales a los que pertenecen. Pero a través de sus acciones, aunque condicionados por estos sistemas sociales, también pueden cambiar tales sistemas sociales”.

Humberto es un fiel reflejo de una vida dedicada a impactar en los sistemas sociales.

Desde ese punto de vista le damos un Adios relativo.

El ministerio de Ciencia de Chile, lo despedía con estas palabras.

“Lamentamos la muerte del Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana. Doctor en Biología y profesor @uchile. Será recordado por su contribución a la teoría del conocimiento para la comprensión de lo humano, educación, comunicación y ecología”.

El fin del trabajo. ¿Ficción o realidad?

El economista americano Jeremy Rifkin, en su libro titulado “The End of Work”, escrito en 1995, postulaba una era de declinación del trabajo global, producto del avance masivo de los nuevos métodos, instrumentos de producción y digitalización.

El libro trata sobre la influencia de las nuevas tecnologías en los procesos de producción y sus consecuencias en el mercado de trabajo. Jeremy Rifkin hace un repaso de la historia y evolución de la producción y el empleo (desempleo más bien) en Estados Unidos, desde la agricultura, el paso por la industria y el sector servicios. Rifkin describe el recorrido del empleo y el desempleo desde la primera revolución industrial, pasando por la segunda y tercera revolución industrial, para llegar finalmente hasta la actualidad.

Según el autor la aplicación de los nuevos procesos productivos produciría en todo el planeta, un desempleo estructural irresoluble aplicando los remedios tradicionales. Esta situación de paro estructural, para la clase trabajadora clásica pero también para otros sectores muy cualificados, es consecuencia de una sobreproducción constante globalizada e incontrolable para los sistemas tradicionales. La situación tiende a agravarse con la aplicación de procesos de alta reingeniería de los procesos de fabricación, la robótica, la informática, el control prácticamente horizontal de las estructuras, con apenas directivos altos y sin puestos intermedios.

No solamente estarían afectados por esta irrupción tecnológica, los obreros sin cualificar o poco cualificados, sino también los trabajadores poli competentes, cuadros intermedios y profesionales libres, presas todos de este proceso imparable de destrucción de trabajo remunerado o asalariado.

Para este economista la época del trabajo estaba tocando a su fin. Ante los problemas derivados de la eliminación de puestos de trabajo y el consiguiente paro no hay respuestas por parte de la teoría tradicional del capitalismo industrial, ni tampoco por las estructuras básicas de la sociedad actual -Estado y Mercado- que se muestran incapaces de dar respuestas reales a un desempleo estructural profundo.

¿Qué soluciones proponía el economista?

Ante la ausencia de soluciones por parte de los actores institucionales (Estado, sindicatos…) y económicos (empresas, bancos…) propone, una vez reconocida la imposibilidad de acabar con el desempleo estructural actual con las medidas tradicionales:

  • Repartir el empleo, es decir repartir el trabajo asalariado
  • Rediseñar la semana laboral y la jornada laboral: reducción de la semana laboral y la reducción de la jornada laboral.
  • Establecer un nuevo contrato con la sociedad civil basado en la economía social o tercer sector que incluiría el reconocimiento y potenciación de:
    • La sociedad civil (Organizaciones no gubernamentales, Organizaciones sin ánimo de lucro, asociaciones…).
    • Implantación del denominado ingreso anual garantizado (similar a la Renta básica universal).
    • Modificación de la fiscalidad para promover la economía social.

Tecnología y trabajo en la actualidad

Veinticinco años después de la publicación de este libro, varios de los vaticinios y pronósticos de Rifkin no se están evidenciando tan claramente.

Las cifras de los expertos dedicados a esta problemática varían de manera considerable. La mayoría de los esfuerzos por calcular la pérdida de puestos de trabajo se basa en el famoso informe de Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne de 2013 sobre automatización y trabajo. Su afirmación de que la tecnología actualmente disponible permitiría automatizar 47% de los puestos de trabajo es aun ampliamente citada. Su método básico fue replicado con variantes en otros estudios. Pero los críticos no tardaron en señalar que la automatización involucra no los puestos de trabajo en sí, sino tareas específicas. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde) usó este nuevo enfoque para sus estimaciones, que arrojaron porcentajes muy inferiores, de 9% en países de la ocde y 5% a escala mundial. Por otro lado, McKinsey intervino en el debate usando información similar, pero modificando las ponderaciones5. Consideró las tareas, no los trabajos en su conjunto, y llegó a la conclusión de que en Estados Unidos menos de 5% de los puestos de trabajo podría automatizarse completamente, mientras que 60% podría automatizar un tercio de las tareas involucradas. La enorme disparidad de estas cifras es un llamado a la reflexión. Las cifras dependen de los supuestos que asumen los autores. Si cambian estos supuestos, las cifras cambian. Por ende, los números no nos dicen mucho más que el hecho de que la automatización reemplazará algunos trabajos y que muchos otros podrían automatizarse de manera parcial, si es que se dan las condiciones necesarias.

“Es importante tener en cuenta que estas estimaciones refieren a posibilidades tecnológicas, haciendo abstracción de la velocidad de la difusión y de las probabilidades de adopción. La adopción, en particular, podría verse influenciada por muchos factores, incluidos la legislación sobre el despido de trabajadores, los costos laborales unitarios o las preferencias sociales. Además, la tecnología creará por cierto muchos nuevos empleos”.

Además de que existe una justificada dispersión en torno de los números concretos sobre la pérdida de empleos debido a lo difícil que resulta ponerle un número al impacto de la automatización, el propio impacto de la automatización es en sí mismo un proceso complejo y no lineal.

Si bien es evidente que toda nueva tecnología tiende a eliminar las tareas existentes y, por ende, a reducir el número de puestos de trabajo, también crea tareas y empleos nuevos. Existe un desfase entre los procesos de destrucción y creación, y los empleos nuevos a menudo no surgen en los mismos sectores. Las predicciones y mediciones sobre la pérdida de empleos ocasionada por la automatización y las nuevas tecnologías están dentro de los parámetros de rotación de empleos (jobs churn) en los países desarrollados.

Otros economistas, tales como James Bessen sostienen que la automatización puede producir más empleo en las distintas ocupaciones: al reducir el costo de un producto, estimula la demanda, lo que a su vez genera una mayor demanda de trabajo en ese rubro. La automatización aumenta la eficiencia de la mano de obra y, a la vez, la demanda en ese tipo de ocupación.  Bessen llega a la conclusión de que la informatización tiene como correlato el aumento de la disparidad salarial en el seno de las ocupaciones y una «reasignación» del trabajo que requiere que los trabajadores adquieran nuevas habilidades, sin por ello perder el empleo. Donde los trabajadores pueden resolver fácilmente problemas físicos o mentales (y son generalmente baratos), las máquinas sobresalen en la realización de operaciones repetitivas y en el procesamiento de datos. En un caso reciente, Tesla admitió que su cadena de producción en California estaba «sobreautomatizada» y que eso no hizo más que disminuir la producción. La automatización no puede resolver los problemas ni las dificultades inesperadas del proceso de producción.

La automatización también tiene sus propios costos. Las máquinas automatizadas representan un costo fijo, necesitan comunicaciones seguras y mantenimiento y son vulnerables a los mismos problemas que experimentan las computadoras. Entonces puede que las máquinas sean más eficientes para llevar a cabo un alto volumen de operaciones repetitivas durante un largo periodo, pero la automatización acarrea costos fijos elevados y costos de reparación y de mantenimiento altos y puede resultar más lenta que el trabajo humano cuando se trata de procesos más complejos.

La cuestión es que la tecnología que reemplaza a los trabajadores funciona en algunas áreas, en unos casos, pero no en otros. Esto refleja el proceso histórico de adopción de tecnologías a escala global. Primero las tecnologías encuentran aplicaciones de nicho, luego se extienden en un proceso errático. Por ejemplo, en la década de 1960 aparecieron los aviones supersónicos de pasajeros, pero solo encontraron una ruta rentable que finalmente fue cerrada. Hoy se vuelve a hablar sobre los aviones supersónicos de pasajeros, pero es probable que pasen varios años antes de que se generalicen, si es que alguna vez sucede.

Las cifras de Alemania y Reino Unido muestran que la mayoría de las pequeñas y medianas empresas, donde trabaja la mayor parte de la gente, no están usando los últimos avances tecnológicos. Finalmente, si la tecnología estuviera sustituyendo a los trabajadores a gran escala, deberíamos ver un incremento de la productividad. Sin embargo, las estadísticas muestran una disminución general del crecimiento de la productividad en los países de la ocde.

“En términos generales, el principal desafío para la mayoría de los trabajadores es que las nuevas tecnologías finalmente cambiarán muchos aspectos de su trabajo, no que sus empleos necesariamente vayan a desaparecer”.

¿Cómo afecta la digitalización al trabajo?

La digitalización de la economía consiste en la conversión de la información a un formato digital que puede ser «leído» por las computadoras. Una vez convertida a formato digital, la información se transforma en datos. Los datos pueden transferirse por todo el mundo en un instante. Como resultado, cada vez más procesos y tipos de información pueden ser medidos y convertidos en información digital. De este modo, la digitalización permite la «datificación» de la economía global, es decir, la medición de muchos fenómenos que antes estaban fuera del alcance. Junto con la digitalización de las comunicaciones a través de teléfonos inteligentes e internet, se está creando una cantidad inédita de datos sobre una cantidad de fenómenos nuevos.

Si bien los datos parecen etéreos, tienen un aspecto material. Se necesita energía para producirlos, transportarlos y almacenarlos y eso requiere equipamiento como cables y centros de almacenamiento. También se requiere software que los filtre y establezca conexiones. Los dueños de las corporaciones tecnológicas de Estados Unidos (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), recopilan, almacenan y analizan cerca de 80% de los datos mundiales.

En el ámbito laboral la gente produce datos que son recopilados por el software de sus computadoras u otras herramientas de trabajo y combinados con otros datos provenientes de sensores, cámaras u otras tecnologías empleadas para medir todos o algunos procesos específicos. Los datos recopilados pueden utilizarse para identificar ineficiencias en el proceso, para mejorar el modo de trabajo de los empleados. Hoy el trabajo está conformado por dos elementos: el propio proceso de trabajo y los datos que los trabajadores producen sobre ese proceso.

Empleada de manera consciente la digitalización colabora en el incremento de la productividad, la seguridad de los ambientes laborales y la mejora de las condiciones en el trabajo.

Por todo la expuesto, el ser humano que trabaja aún conserva un gran poder de decisión sobre las actividades que desarrolla, tornando cada vez menos creíble la sustitución completa por máquinas y robots.

La reinvención del hombre en cada etapa histórica de la evolución es innegable.

El trabajo y los sistemas asociados no son la excepción.