Cristo, el Cristianismo y la Fe !

Para los cristianos, este fin de semana se celebra la pasión, la crucifixión y resurrección de Jesús, el hijo de Dios, el Cristo de los cristianos.

La fecha coincide con la celebración de las pascuas judías, de hecho, Jesús era de esa raza y credo religioso originalmente. Sus padres María y José, recibieron el nacimiento de Jesús en Belén, un pequeño poblado de Judea, bajo el dominio de los romanos.

Esta es la historia conocida y ampliamente difundida por los evangelios de los apóstoles, aquellos seguidores de Jesús, con los cuales compartió su última cena antes de morir, el día de jueves santo. Todos fueron a la postre, consumados profetas, los encargados de llevar su palabra por los confines del universo conocido.

La polémica sobre la figura de Jesús está lejos de acabarse, como tampoco se acaba la creencia y fe en sus obras y existencia. Sus preceptos, valores y maneras de vivir y predicar con el ejemplo, han dado lugar a la religión más extendida del planeta, el catolicismo con todas sus iglesias hermanadas.

La fe en el hijo de Dios ha movido y mueve a muchas personas en su faceta espiritual, siendo sus enseñanzas la base moral y ética de la cultura cristiana.  Creer sin ver, es una manera de encontrarse con uno mismo y con los demás, sobre una idea indiscutible, que une, que sana y que es solidaria con el hombre y su naturaleza ignorante de muchas cosas.

A continuación, les regalo dos escritos, uno que pone luz sobre la duda acerca de que Jesús vivió en la India un tiempo y el otro que rescata la figura de Jesús y sus apóstoles, como motores de la expansión de una manera de ver, vivir y concebir la espiritualidad del ser humano, en este caso en la India.

Jesús y los años perdidos: ¿Viajó Jesús a la India en su Juventud?

Los evangelios son las biografías más antiguas que tenemos de Jesús. Sin embargo, estas se enfocan principalmente en los últimos 3 años de su vida y ministerio.

Este “hueco” histórico ha dado pie a la especulación y ahora con la abundancia de redes sociales, las ideas se propagan como fuego en pastizal seco.

Una de las teorías es que Jesús estuvo en la India (o en el Tíbet) durante algún tiempo y luego volvió a Jerusalén lleno de sabiduría oriental. ¿Qué evidencia existe al respecto?

Veamos:

La información histórica más cercana a los hechos de la vida de Jesús enseña que éste creció en Israel. La evidencia que tenemos implica que Jesús estuvo con su familia en Nazaret como se esperaría de un joven judío:

“…y llegó y habitó en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio de los profetas: Será llamado Nazareno” (Mateo 2:23).

“Y descendió con ellos y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. Y su madre atesoraba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:51-52).

Estos dos pasajes preceden inmediatamente al relato de Juan el Bautista, dando a entender que el bautismo de Jesús fue el siguiente evento de importancia en su vida. Si Jesús hubiese ido al oriente esto sería una pieza de gran importancia teológica e histórica de su vida que difícilmente se habría ignorado. Esto es especialmente cierto ya que el viaje de Jesús a Egipto en su niñez es incluido.

Otras referencias de la vida de Jesús nos dicen que la gente de Nazaret se sorprendía de la sabiduría de Jesús cuando predicaba. La implicación es que Jesús creció entre ellos como un muchacho judío normal. En particular les sorprendió el énfasis mesiánico de su ministerio ya que constituyó un elemento nuevo de enseñanza:

“Y todos hablaban bien de El y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? (Lucas 4:22).

“Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo éste todas estas cosas? (Mateo 13:54-56).

Si Jesús hubiese estado ausente en la India, seguramente la gente de Nazaret habría especulado que su sabiduría la obtuvo en sus largos viajes. Esto nos lleva al siguiente punto:

El costo en tiempo y dinero para emprender un viaje a la India reducen las probabilidades de que este haya sucedido drásticamente. Este tipo de viaje habría sido extremadamente difícil para un joven judío. Para darnos una idea simple: la distancia entre Tel-Aviv y Nueva Delhi es de 5000 kilómetros. Un adulto joven viajando en un camino romano en aquel tiempo podría viajar unos 30 kilómetros. Suponiendo el máximo de 30 kilómetros por día (y esto implica buenos caminos en todo el trayecto lo cual es inverosímil) le habría tomado 167 días a Jesús llegar a Delhi a pie. Siendo realista, un viaje de este tipo habría tomado más o menos un año. Dado que Jesús vino de una familia pobre, financiar este viaje habría sido prácticamente imposible.

La cultura gentil era repugnante para los judíos. En el siglo I, la relación entre judíos y gentiles era estrictamente limitada. La cultura no-judía era repugnante para un hebreo. Jesús habría tolerado muy poco el vivir entre adoradores politeístas de ídolos en la India.

Jesús enseño judaísmo, no hinduismo. La teología de Jesús es completamente contraria a la teología oriental y en específico a la hindú. Su teología estaba arraigada por completo al concepto hebreo de un solo Dios. Jesús se refirió al Antiguo Testamento indicando su respeto a la Ley y los profetas del Dios de Israel. De hecho, mantuvo la ley de forma impecable y jamás cito literatura Hindú o los Vedas. Para una clase acerca del hinduísmo, ver esta lección.

Finalmente, no hay una sola pizca de evidencia histórica que muestre que Jesús fue a la India. Los “documentos” que dicen que Jesús estuvo en India se basan en mensajes psíquicos (por ejemplo, El Evangelio de Acuario de Jesús el Cristo y los escritos de Edgar Cayce) que por cierto se contradicen unos a otros. La única supuesta evidencia histórica que hay fue supuestamente vista por Nicolas Notovich en 1887 en un monasterio en Tibet. El supuesto pergamino que menciona a un tal profeta Issa nunca ha sido encontrado y los monjes que supuestamente lo tenían niegan tener conocimiento alguno ya sea del pergamino o del tal Notovich.

Así que podemos concluir confiadamente que la evidencia indica que Jesús nunca estuvo en la India y aquellos que afirmen lo contrario pueden ser confrontados con una simple pregunta: ¿qué evidencia histórica tienes al respecto?

Un apóstol de Jesús en la India

Tal como se nos ha transmitido la historia en nuestras escuelas y familias da la sensación de que el cristianismo se extendió primeramente hacia lo que hoy son las naciones europeas y, solo a partir de ellas se extendió más tarde al resto del mundo. Esto no es así. Desde el primer momento, los discípulos del Señor se dirigieron a todo el mundo conocido, según su mandato. Evidentemente la evangelización de América y otras partes del mundo, entonces desconocidas, tuvo que esperar.

Es mi intención exponer, a modo de divulgación, la forma cómo se dio aquella primera evangelización del mundo. Es cierto que el Señor organizó la historia de modo que la sede de San Pedro fuera el núcleo más compacto y de permanencia más constante durante los dos milenios transcurridos desde el inicio. Sin embargo, hubo otros muchos lugares donde se predicó el Evangelio y en los que hoy día subsisten más que indicios.

Vamos a ocuparnos en primer lugar, de la India, caracterizada por su espiritualidad y en donde el cristianismo se predicó desde el principio.

El anuncio del Evangelio de primera mano

El cristianismo es la tercera religión más grande de La India, con aproximadamente 24 millones de seguidores, constituyendo el 2,3% de su población. El cristianismo comenzó en la India hace alrededor de 2000 años a través de la Iglesia Ortodoxa Malankara (Ortodoxa Siria), que fue una de las primeras Iglesias cristianas. Según la tradición de los cristianos e hinduistas locales, fue fundada por el apóstol Tomás, quien llegó a Madrás procedente de Palestina en el año 52 dC en misión evangelizadora.

Las noticias más antiguas que fundamentan la predicación de santo Tomás en La India se apoyan en  “Los Hechos de Tomás”, unos textos apócrifos de finales del siglo II en los que se dice que este desembarcó en Kodungallur en el año 52 y fundó las iglesias popularmente conocidas como ‘Ezharappallikal’ (Siete Iglesias y Media). Estas iglesias eran las de Kodungallur, Kollam, Niranam, Nilackal (Chayal), Kokkamangalam, Kottakkayal (Paravoor), Palayoor (Chattukulangara) y Thiruvithamkode (la media iglesia).

“Los Hechos de Tomás” describen en su capítulo 17 la visita de este apóstol de Jesús al rey Gondofares, en el norte de la India. Según este texto (capítulos 2 y 3), Tomás viajó a la India por mar. Escritos como el Periplo del Mar Eritreo corroboran la posibilidad de estos viajes y en 1872 se descubrió que el rey Gondofares había existido realmente y cuyo reinado se mantuvo entre los años 21 y 47. Sin embargo, aunque el autor de los Hechos de Tomás manejara datos históricos fidedignos en lo referente a la India, esto no constituye prueba alguna de historicidad.

De todos modos, la tradición de que Sto. Tomás predicó en India se extendió ampliamente por   Oriente y Occidente y aparece en escritores como Efraim, Siro, Ambrosio, Paulino, Jerónimo y más tarde en Gregorio de Tours y otros. También existe la creencia, largamente aceptada, de que Sto. Tomás realizó sus viajes misioneros por el lejano sur de Mylapore.

En esta región todavía se encuentra una cruz, labrada de medio relieve, con una paloma pintada en la parte superior, representando la Venida del Espíritu Santo. Tiene también la cruz unos caracteres antiguos en pahlavi (persa antiguo), los cuales, aunque fueron examinados por expertos enviados por los reyes portugueses, no pudieron descifrarse. Finalmente lo hizo un anciano conocedor de las escrituras antiguas de la India.  La escritura confirmaba que en aquel lugar había estado el Santo Apóstol, que hizo una Iglesia y convirtió muchas almas, entre ellos a varios reyes de la costa Malabar y de otros lugares. Para una confirmación del resultado de este hallazgo, los portugueses buscaron a otro anciano docto en las lenguas de la India, que después de estudiarla con detalle y sin saber de la declaración del primer anciano, descifró las palabras escritas en aquella cruz, coincidiendo con lo que había declarado el primer anciano.

Según la tradición, Tomás fue asesinado en la India el 3 de julio del año 72, por esa razón su festividad se celebra este día.

El gozo de servir al Señor

Gracias a los apóstoles Bartolomé y Tomás, a todos los amigos que le acompañaron, a los hombres de buena voluntad del Oriente que les acogieron y que recibieron el Evangelio, y también a muchos misioneros caldeos, nestorianos y de otras comunidades del Oriente, todos los pueblos de Asia fueron sembrados de comunidades cristianas y el nombre de Jesucristo fue conocido en numerosos pueblos.

Sin embargo, con la aparición del islam muchas de estas quedaron aisladas y rodeadas por las nuevas creencias y por las antiguas religiones orientales, perdiendo la comunión con el resto de la Iglesia. Con lo cual muchos cristianos se entregaron a estas filosofías y perdieron el amor a Jesucristo y su Evangelio.

Por otro lado, los relatos de Marco Polo permitieron que los reyes de Europa conocieran que en el Oriente había reyes y príncipes cristianos, numerosas comunidades cristianas de los nestorianos, así como un gran número de pueblos cristianos al sur de la India.

Estos relatos encendieron el ánimo de algunos reyes de Europa, como los de Portugal, quienes se interesaron en ponerse en contacto con los reinos cristianos del Oriente. Así pues, mientras los castellanos buscaban las tierras de las Indias por el camino de Occidente, las expediciones portuguesas, capitaneadas por Vasco de Gama, con mucho peligro y esfuerzo, surcaron sobre frágiles embarcaciones los tormentosos mares de las costas de África, el cabo de Buena Esperanza, Sumatra, y atravesando el Océano Índico, llegaron gloriosamente a las costas occidentales de la India en 1498.

Es verdad que el fin de aquellas expediciones no solo era la evangelización: si bien esta era primordial. Para Portugal y Castilla fueron muy costosas en cuanto a dinero, barcos y vidas humanas. Los portugueses se lanzaron a esta misión con el entusiasmo de encontrar en esos lugares hermanos cristianos fruto de la evangelización de santo Tomás. Llegaron a las costas de la India y por su fe fueron temidos por muchos reinos de aquel territorio. Es posible que entre ellos hubiera gente ambiciosa, como nos dice la historia, pero el esfuerzo de la mayoría fue heroico. Muchos misioneros y escritores han creído siempre que las comunidades de Santo Tomás encontraron alivio y consuelo en estos hombres que los abrazaron como hermanos de fe, y que posiblemente los salvaron de una muerte segura.

Un gran legado de fe y fidelidad

En el año 72, Tomás fue atravesado con una lanza mientras rezaba delante de la cruz. Sus discípulos llevaron su cuerpo hasta una ermita construida por él y allí fue enterrado. En el s. XVI el rey de Portugal mandó una expedición para encontrar el cuerpo de Santo Tomás así como todas las pruebas que pudieran esclarecer su asesinato. Los nativos llevaron a los expertos portugueses hasta este lugar, y tras mucho esfuerzo, encontraron maravillados el cuerpo de Santo Tomás, tal y como decía la tradición cristiana que había sido enterrado. Por orden del rey de Portugal fue construido allí mismo un templo en memoria del Apóstol, que aún existe y lleva su nombre.

Esta iglesia, junto con la Catedral de Santiago de Compostela y basílica de San Pedro en el Vaticano, son las tres únicas iglesias construidas sobre la tumba de un apóstol. En los jardines de la catedral de Santo Tomás se encuentra Mylai Matha, una pequeña estatuilla de Nuestra Señora de Mylapore. Ante esa imagen solía rezar fervientemente San Francisco Javier, el segundo gran evangelizador de la India.

Todos estos testimonios que declaran tanta gloria y tanta maravilla para el Apóstol Santo Tomás, para sus discípulos y para los portugueses que descubrieron su sepulcro, están recogidos y explicados ampliamente en el libro Historia General de la India Oriental, compuesto por Fray San Román. Este libro, impreso en Valladolid en 1603, recoge las hazañas de los portugueses desde que llegaron a la India, capitaneados por Vasco de Gama a finales del siglo XV hasta el año 1557. El citado libro es uno de los muchos ya casi olvidados; está escrito en castellano y contiene mucha información sobre las antiguas comunidades cristianas del Oriente.

El gigante de la historia de las misiones

San Francisco Javier es otro gran santo que evangelizó en la India. Con 35 años, el l 7 de abril de 1541, zarpa de Lisboa rumbo a Mozambique, lugar en el que permanece hasta febrero del año siguiente. A partir de 1542 se traslada a la India.

Después de efectuar escalas en Melinde y Socotora llega a Goa (ciudad que luego sería capital de la India Portuguesa). Prepara un catecismo divulgativo, traduce textos cristianos al tamil y otras lenguas del país y comienza a predicar la doctrina católica por la ciudad. Por su especial dedicación a la predicación y asistencia a los pobres, moribundos y presos hace de esta ciudad el foco de expansión del cristianismo en Oriente. El 3 de diciembre de 1553 muere a las puertas de China cuando contaba 46 años de edad. El detalle de sus viajes interminables no es el fin de este artículo pero aconsejo su lectura.  Su cuerpo es conducido a Goa donde es enterrado, en lo que más tarde será la Basílica do Bom Jesus en Goa, y donde hoy día todavía reposan sus restos.

La historia no termina aquí. Todos somos testigos contemporáneos del testimonio evangelizador de Teresa de Calcuta. Hija de la Iglesia Católica, misionera de la Iglesia Católica, que por designio de Nuestro Señor eligió este país para comenzar una de las mayores obras de la nueva evangelización, como siempre, entre los pobres.

La historia sigue su curso… solo Dios lo conoce.

¡Felices Pascuas para todos!

Giordano Bruno, el filósofo hereje que eligió morir en la hoguera!

Hay historias detrás de la historia, y seres humanos que formaron parte con sus propias interpretaciones y relaciones con la o las mismas. A la hora de poner el cuerpo y el alma en defensa de las ideas, sobresale la figura de aquel que, siendo de una generación posterior a la época renacentista, se animó a enfrentar la inquisición, y con ello, a los que pretendían tapar con la oscuridad a las luces, aquellas que habían brillado en la etapa anterior, para intentar que se borre ese renacer de las artes y las ciencias. Su vida y su prolífica obra, fue durante siglos escondida, tapada y menoscabada porque así lo exigían los mandatos imperantes, pero con el tiempo cobró fuerza todo aquello que lo vinculaba con la transformación y su re evolucionada visión del mundo.

Se hacía llamar «el Nolano», por haber crecido en Nola, una localidad próxima a Nápoles. Pero ninguna ciudad ni ningún país lograron contener a quien fue uno de los espíritus más inquietos e indómitos de la Europa del siglo XVI. A los 15 años Giordano Bruno partió hacia Nápoles, donde intentó encauzar su exaltada religiosidad ingresando en un convento de la orden de los dominicos, pero muy pronto empezó a causar revuelo por su carácter indócil y sus actos de desafío a la autoridad. Por ejemplo, quitó de su celda los cuadros de vírgenes y santos y dejó tan sólo un crucifijo en la pared, y en otra ocasión le dijo a un novicio que no leyera un poema devoto sobre la Virgen.

Tales gestos podían considerarse sospechosos de protestantismo, en unos años en que la Iglesia perseguía duramente en Italia a todos los seguidores de Lutero y Calvino. Bruno fue denunciado por ello a la Inquisición. La acusación, sin embargo, no tuvo consecuencias y Bruno pudo proseguir sus estudios. A los 24 años fue ordenado sacerdote y a los 28 obtuvo su licenciatura como lector de teología en su convento napolitano.

Bruno parecía destinado a una tranquila carrera como fraile y profesor de teología, pero se atravesó de por medio su insaciable curiosidad. Se las arregló para leer los libros del humanista holandés Erasmo, prohibidos por la Iglesia, que le mostraban que no todos los «herejes» eran ignorantes. También se interesó por la emergente literatura científica de su época, desde los alquimistas hasta la nueva astronomía de Copérnico.

EL UNIVERSO INFINITO

De este modo fueron germinando en la mente de Bruno ideas enormemente atrevidas, que ponían en cuestión la doctrina filosófica y teológica oficial de la Iglesia. Bruno rechazaba, como Copérnico, que la Tierra fuera el centro del cosmos; no sólo eso, llegó a sostener que vivimos en un universo infinito repleto de mundos donde seres semejantes a nosotros podrían rendir culto a su propio Dios.

Bruno tenía también una concepción materialista de la realidad, según la cual todos los objetos se componen de átomos que se mueven por impulsos: no había diferencia, pues, entre materia y espíritu, de modo que la transmutación del pan en carne y el vino en sangre en la Eucaristía católica era, a sus ojos, una falsedad. Como Bruno no dudaba en mantener acaloradas discusiones con sus compañeros de orden sobre estos temas sucedió lo que cabía esperar: en 1575 fue acusado de herejía ante el inquisidor local. Sin ninguna posibilidad de enfrentarse a una institución tan poderosa, decidió huir de Nápoles.

En cuatro años Giordano Bruno pasó por Roma, Génova, Turín, Venecia, Padua y Milán, huyendo de la Inquisición y buscando nuevos conocimientos.

A partir de ese momento, Bruno se convirtió en un fugitivo que iba de una ciudad a otra con la Inquisición pisándole los talones. En los siguientes cuatro años pasó por Roma, Génova, Turín, Venecia, Padua y Milán. La vida errante no era fácil, los viajes eran duros, las habitaciones para alguien sin recursos estaban sucias e infestadas de ratas, los asesinatos de viajeros eran frecuentes, y las enfermedades y epidemias constituían una amenaza que se sumaba a la de sus perseguidores.

CÉLEBRE EN TODA EUROPA

Durante sus viajes, Bruno conoció a pensadores, filósofos y poetas que se sintieron atraídos por sus ideas y se convirtieron en verdaderos amigos, al tiempo que le ayudaron en la publicación de sus obras. Tras pasar un tiempo en Ginebra, Lyon y Toulouse, en 1581 llegó a París. Su fama le precedía y enseguida fue aceptado en grupos influyentes. El propio rey Enrique III se sintió atraído por sus disertaciones y, aunque no podía apoyar de manera abierta sus ideas heréticas, le extendió una carta de recomendación para que se trasladara a Inglaterra. En Londres, Bruno se alojó en la casa del embajador francés y fue presentado a la reina Isabel. Tras casi tres años en Inglaterra reanudó su vida itinerante, viajando a París, Wittenberg, Praga, Helmstedt, Fráncfort y Zúrich.

Hallándose en Fráncfort, Bruno recibió una carta de un noble veneciano, Giovanni Mocenigo, quien mostraba un gran interés por sus obras y le invitaba a trasladarse a Venecia para enseñarle sus conocimientos a cambio de grandes recompensas. Sus amigos advirtieron a Bruno de los riesgos de volver a Italia, pero el filósofo aceptó la oferta y se trasladó a Venecia a finales de 1591. Allí asistía a las sesiones de la Academia degli Uranini, lugar donde se reunían ocultistas famosos, académicos e intelectuales liberales y daba clases en la Universidad de Padua.

En mayo de 1592 el filósofo decidió volver a Fráncfort para supervisar la impresión de sus obras. Mocenigo insistió en que se quedara y, tras una larga discusión, Bruno accedió a posponer su viaje hasta el día siguiente. Fueron sus últimos momentos en libertad. El 23 de mayo, al amanecer, Mocenigo entró en la habitación de Bruno con algunos gondoleros, que sacaron al filósofo de la cama y lo encerraron en un sótano oscuro. Al día siguiente llegó un capitán con un grupo de soldados y una orden de la Inquisición Veneciana para arrestar a Bruno y confiscar todos sus bienes y libros.

«Mocenigo, tras declarar que había tendido una trampa a Bruno, proporcionó una larga lista de ideas heréticas que había oído del acusado».

Tres días más tarde dio comienzo el juicio. El primero en hablar fue el acusador, Mocenigo, que trabajaba desde hacía algunos años para la Inquisición. Tras declarar que, efectivamente, había tendido una trampa a Bruno, proporcionó una larga lista de ideas heréticas que había oído del acusado, muchas distorsionadas y algunas de su propia invención. Entre otras cosas, dijo que el acusado se burlaba de los sacerdotes y que sostenía que los frailes eran unos asnos y que Cristo utilizaba la magia. Cuando fue interrogado, Bruno explicó que sus obras eran filosóficas y en ellas sólo sostenía que «el pensamiento debería ser libre de investigar con tal de que no dispute la autoridad divina».

Bruno creía que podría convencer al tribunal de Venecia, una ciudad liberal dedicada al comercio, donde la Inquisición no actuaba con tanta dureza como en Roma. Pero en febrero de 1593 fue puesto en manos de la Inquisición Romana. Si había tenido alguna posibilidad de librarse de la hoguera, ésta acababa de esfumarse.

UNA CONDENA ANUNCIADA

Giordano Bruno pasó siete años en la cárcel de la Inquisición en Roma, junto al palacio del Vaticano. Sus mazmorras eran famosas y temidas. Se encerraba a los prisioneros en celdas oscuras y húmedas, desde las cuales se podían oír los gritos de los prisioneros torturados y donde el olor a cloaca era insoportable. Cuando compareció ante el tribunal, en enero de 1599, era un hombre delgado y demacrado, pero que no había perdido un ápice de su determinación: se negó a retractarse y los inquisidores le ofrecieron cuarenta días para reflexionar. Éstos se convirtieron en nueve meses más de encarcelamiento.

Las ocho proposiciones a las que el filósofo se negó a renunciar fueron las siguientes:

  1. La declaración de «dos principios reales y eternos de la existencia: el alma del mundo y la materia original de la que se derivan los seres».
  2. La doctrina del universo infinito y los mundos infinitos en conflicto con la idea de la Creación: «El que niega el efecto infinito niega el poder infinito».
  3. La idea de que toda realidad, incluyendo el cuerpo, reside en el alma eterna e infinita del mundo: «No hay realidad que no se acompañe de un espíritu y una inteligencia».
  4. El argumento según el cual «no hay transformación en la sustancia», ya que la sustancia es eterna y no genera nada, sino que se transforma.
  5. La idea del movimiento terrestre, que —según Bruno— no se oponía a las Sagradas Escrituras, las cuales estaban popularizadas para los fieles y no se aplicaban a los científicos.
  6. La designación de las estrellas como «mensajeros e intérpretes de los caminos de Dios».
  7. La asignación de un alma «tanto sensorial como intelectual» a la Tierra.
  8. La oposición a la doctrina de Santo Tomás sobre el alma: la realidad espiritual permanece cautiva en el cuerpo y no es considerada como la forma del cuerpo humano.

El 21 de diciembre de 1599 fue llamado otra vez ante la Inquisición, pero él se mantuvo firme en su negativa a retractarse. El 4 de febrero de 1600 se leyó la sentencia. Giordano Bruno fue declarado hereje y se ordenó que sus libros fueran quemados en la plaza de San Pedro e incluidos en el Índice de Libros Prohibidos.

Bruno dijo: «El miedo que sentís al imponerme esta sentencia tal vez sea mayor que el que siento yo al aceptarla».

Al mismo tiempo, la Inquisición transfirió al reo al tribunal secular de Roma para que castigara su delito de herejía «sin derramamiento de sangre». Esto significaba que debía ser quemado vivo. Tras oír la sentencia Bruno dijo: «El miedo que sentís al imponerme esta sentencia tal vez sea mayor que el que siento yo al aceptarla».

El 17 de febrero, a las cinco y media de la mañana, Bruno fue llevado al lugar de la ejecución, el Campo dei Fiore. Los prisioneros eran conducidos en mula, pues muchos no podían mantenerse en pie a causa de las torturas; algunos eran previamente ejecutados para evitarles el sufrimiento de las llamas, pero Bruno no gozó de este privilegio. Para que no hablara a los espectadores le paralizaron la lengua con una brida de cuero, o quizá con un clavo. Cuando ya estaba atado al poste, un monje se inclinó y le mostró un crucifijo, pero Bruno volvió la cabeza. Las llamas consumieron su cuerpo y sus cenizas fueron arrojadas al Tíber.

Según la Enciclopedia de filosofía de la Universidad de Stanford, “en 1600 no había una postura oficial de la Iglesia católica sobre el sistema copernicano, y ciertamente no era una herejía. Cuando Giordano Bruno fue quemado en la hoguera como hereje, no tuvo nada que ver con sus escritos en apoyo de la cosmología copernicana”. Entre sus afirmaciones teológicas que se consideraron heréticas estaban las siguientes: que Cristo no era Dios, sino meramente un mago excepcionalmente hábil; que el diablo se salvará.

Según Isaac Asimov, su muerte tuvo un efecto disuasorio en el avance científico de la civilización, particularmente en las naciones católicas; pero, a pesar de esto, sus observaciones científicas continuaron influyendo en otros pensadores, y se le considera uno de los precursores de la Revolución científica.

El historiador de la ciencia Alexandre Koyré considera que la “audacia” del pensamiento bruniano “causó una transformación (una verdadera revolución) en la imagen tradicional del mundo y de la realidad física”, habiendo propuesto una visión del universo cercana a la posteriormente desarrollada por Newton. En definitiva, fueron sus ideas las que alertaron a la Iglesia acerca del peligro que podría suponer la nueva astronomía para la religión, precipitando las posteriores condenas sobre Copérnico (1616) y Galileo (1633).

De su pensamiento anti aristotélico es posible leer:

“Por lo cual, al asignar al vacío un nombre y un concepto que nadie le asigna, (Aristóteles) llega a edificar castillos en el aire y a destruir su propio vacío y no el de todos los demás que han hablado del vacío y se han servido de este nombre “vacío”. No de otra manera procede este sofista en todas las otras cuestiones, como las del movimiento, el infinito, la materia, la forma, la demostración y el ente en las cuales edifica siempre sobre la base de su propia definición y sobre el nombre al que asigna un nuevo significado. Por eso, cualquiera que no esté en realidad privado de juicio puede fácilmente advertir cuan superficial es este hombre en la consideración de la naturaleza de las cosas y cuan apegado se halla a suposiciones que ni son admitidas ni son dignas de serlo, más vacuas en su filosofía natural de lo que se podrían imaginar nunca en matemática”.

De su visión cosmológica:

“el universo es uno, infinito, inmóvil… No es capaz de comprensión y por lo tanto es interminable y sin límites y a ese grado infinito e indeterminable y por consecuencia inmóvil”.

De su idea del relativismo:

“Todas las cosas que hay sobre la Tierra se mueven con la Tierra. Una piedra lanzada desde lo alto del mástil volverá al final de alguna manera, aunque la nave se esté moviendo”.

Morir por las ideas, no declinar y ser un visionario, eso eligió el filósofo mártir, ser un hereje sin fin.

Cervantes dixit !

Miguel de Cervantes Saavedra es para muchos el escritor español por antonomasia. La literatura universal recibió su mejor y más magnifico legado: «El Quijote de la Mancha». La idea de este fin de semana, no es la de entrar en detalles, acerca de este interesante volumen de las letras, ni adentrarnos en su entraña filosófica, ni en el resto de grandes y consistentes virtudes. Tampoco la de mostrar la biografía del hombre de letras, o el hombre de armas, o el hombre de pensares profundos o el hombre espiritual o el hombre familiar, que convivían todos juntos en una única persona, cuya lucidez fue capaz de producir la obra literaria más difundida del mundo.

Si existe un objetivo central, tal es el de rescatar a la dimensión humana, sencilla y simple de un escritor que abordó la complejidad del ser humano, sus vicios y virtudes, desde la llaneza del lenguaje, desprovisto de menciones elípticas o un tanto rebuscadas de las cosas. Llegar al hombre común, siendo un hombre culto, le valió a Cervantes la posibilidad de ser un escritor de lectura universalizada, y sus historias adoptadas como propias y ejemplificadoras, no sólo en países de habla hispana.

Una de las distinciones de la narrativa de Cervantes, es la inclusión de frases o refranes, derivadas de la cultura popular, en un número tal, que lo transforman en un afamado difusor de sentencias populares. Este es uno de los hechos que desde su riqueza cultural lo acercan a la ilustración de las tradiciones y las masas. En El Quijote se lee: “Paréceme Sancho que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la experiencia, madre de la ciencia todas…”. Más adelante don Quijote reprende a Sancho por la gran cantidad de refranes que usa, pero en la reprimenda incluye también refranes como se lo hace saber Sancho.

A lo largo de El Quijote aparecen no menos de cien refranes que reflejan diferentes experiencias de vida del ser humano. Algunos de ellos contradicen lo expresado por otros, de la misma manera que en la vida existen contradicciones que tenemos que afrontar como tales. Algunas de ellas nos hacen sonreír cuando las vemos expresadas desde una cierta distancia.

La cara es el espejo del alma. / Las apariencias engañan.

A quién madruga Dios le ayuda. / No por mucho madrugar amanece más temprano.

Piensa mal y acertarás. / Piensa el ladrón que todos son de su condición.

Más vale pájaro en mano que ciento volando. / Quién no arriesga no gana.

En boca cerrada no entran moscas. / El que calla otorga.

A la tercera va la vencida. / No hay dos sin tres.

Mala hierba nunca muere. / No hay mal que dure cien años.

Quién a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. / A quién buen árbol se arrima mejor rayo le parte o mejor pájaro le caga.

El que la sigue la consigue. / Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.

Ten cerca a los amigos, pero más a los enemigos. / A enemigo que huye puente de plata.

Otros que no corresponden al Quijote, pero que de cualquier manera se contraponen:

La intención es lo que cuenta. / El Infierno está empedrado de buenas intenciones.

En la mucha necesidad, se conoce al amigo de verdad. / No hay amigo ni hermano, si no hay dinero en la mano.

Cada refrán por sí es verdadero, como dice El Quijote, porque es sacado de la experiencia, de la vida misma, pero también es verdad que la vida es compleja y genera experiencias que aparentemente contradicen a las otras.

Los seres humanos somos seres complejos sujetos a experiencias contradictorias que no podemos separar, porque todas ellas nos pertenecen, ni tampoco podemos clasificar y poner las etiquetas de buenas y malas. Esas experiencias simplemente existen y son humanas de tal manera que nos forman y nos hacen seres únicos no solo como especie sino como individuos.

Los hombres y mujeres tenemos horas altas y horas bajas, alegrías y tristezas, dolores y gozos. Todas ellas son experiencias reales que no tiene sentido catalogarlas y clasificarlas de buenas y malas. Esto no tiene nada que ver con el relativizar todas las cosas y los diferentes valores de ellas. Simplemente es aceptar las cosas tal como son y aprender de las experiencias vitales que muchas veces están reflejadas en los refranes.

La ciencia y los refranes

Los diferentes refraneros, no únicamente el español, tienen fama de representar un pensamiento conservador, cuando no directamente desfasado o retrógrado. En muchas ocasiones, los dichos se han ganado esta fama a pulso, como aquel “la mujer honrada, con la pierna quebrada y en casa” que reproducía Benito Pérez Galdós en Tristana. En otras tantas, se trata de principios que anticipan la visión ideológica del karma (“el que siembra vientos, cosecha tempestades”), consuela al débil (“Dios aprieta pero no ahoga”), resume la filosofía del rumor periodístico (“si el río suena, agua lleva”) o parece apuntar a la corrupción política (“el que parte y reparte se lleva la mejor parte”). Podemos plantear un ejercicio de ciencia ficción, en el sentido estricto del término y preguntarnos si alguna investigación surgida de ámbitos sociológicos, psicológicos o científicos ha conseguido demostrar algunas de las máximas de la sabiduría popular. Parece ser que así es, ya que, en repetidas ocasiones, la sabiduría del pueblo ha aparecido reflejada en las conclusiones de los estudios de las revistas científicas de mayor impacto, quizá sin que sus autores sospechasen dicha conexión entre lo riguroso y el conocimiento oral. Probemos con algunos de los más conocidos, que han sobrevivido a décadas de desgaste.

A río revuelto, ganancia de pescadores

Esta máxima sugiere que es en las situaciones de confusión o en las que se producen más desencuentros cuando aquellos más hábiles son capaces de sacar tajada. Por una parte, nos puede recordar a que la crisis económica del 2008 no ha empobrecido a toda la población por igual, sino que ha debilitado a las clases medias y bajas mientras que ha enriquecido aún más a las que se encontraban en lo más alto de la pirámide social. Pero, desde un punto de vista más positivo, puede entenderse como que las crisis son el momento ideal para invertir en activos devaluados que con el tiempo aumentarán de valor.

El que mucho abarca, poco aprieta

Hoy en día ya se encuentra en boca de todos el multitasking, es decir, pensar que somos capaces de hacer varias tareas al mismo tiempo y, todas ellas, bien. Como explicó Nicholas Carr en el célebre Superficiales: ¿qué está haciendo internet con nuestras mentes? (Taurus), los que más cosas hacen a la vez son los que peores resultados obtienen.

Con la barriga vacía, ninguno muestra alegría

El hambre y sus efectos en el organismo, especialmente en nuestro cerebro, ha preocupado repetidamente a los científicos. Por una parte, se encuentran aquellos que creen que el hambre efectivamente agudiza el ingenio, puesto que la grelina, la hormona del apetito, obliga al hombre a buscar alimentos. Pero también se encuentran aquellas investigaciones, como la realizada por Jonathan Levav de la Escuela de Negocios de Columbia, que demostraba que los jueces tienden a negar la libertad condicional a quienes la solicitan cuando sienten hambre, puesto que es la opción menos conflictiva para ellos.

El tiempo todo lo cura menos vejez y locura

Las ciencias de la salud han avanzado sensiblemente durante el último siglo y medio, hasta el punto que hemos sido capaces de erradicar un gran número de enfermedades y alargar la esperanza de vida hasta límites insospechados. Pero aún hay algo que se escapa a los médicos, y es la desaparición de las enfermedades neurodegenerativas asociadas con la vejez como el alzhéimer. Lo máximo que podemos hacer es retrasar la aparición de una de las grandes plagas de nuestro tiempo.

Haz bien y no mires a quien

Innumerables investigaciones, como la realizada por el neurocientífico del National Institute of Health estadounidense Jordan Gaffman, han recordado que dar dinero a los demás nos hace tan felices como obtenerlo. El altruismo previene contra el estrés y la depresión, pero no únicamente con nuestros seres queridos, sino también con los que no conocemos, aquello que ha sido descrito por los evolucionistas como un error evolutivo.

La suerte de la fea, la guapa la desea

En los últimos años, y como han denunciado varias mujeres como Samantha Brick, productora y consultora televisiva para la FOX, la BBC o la MTV, las mujeres bellas parecen estar sufriendo una importante discriminación en el puesto de trabajo, en cuanto que se sienten apartadas por jefas inseguras y otras mujeres que temían temen de ser el centro de atención. No sólo ocurre entre ellas: los hombres también se quejan de que una buena apariencia les impide ascender en sus carreras profesionales.

Más vale prevenir que curar

Aunque el debate aún se encuentra abierto y hay buenas razones para pensar lo contrario (dicha tesis ha llegado a recibir el nombre de la falacia de Beveridge), son muchos los profesionales sanitarios que apuestan por una política basada en la prevención y no en la sanación, puesto que ello permitirá ahorrar una gran cantidad de costes. Se trata de una idea popular en muchos discursos políticos y sociales, incluido el de Barack Obama.

Piensa mal y acertarás

Quizá los pesimistas no siempre tengan razón como sugiere el dicho, pero sí que viven más tiempo, como explicaba un estudio publicado por la Asociación Psicológica Americana. Este demostraba que los ancianos que no tenían grandes expectativas sobre el resto de su vida tendían a vivir más que aquellos que pensaban que tenían unos cuantos años de placeres y felicidad por delante.

A nadie le amarga un dulce

Ni siquiera un chocolate, ya que como explicó una investigación publicada en Current Biology, comer una tableta de chocolate puede generar un efecto en el cerebro similar al que se experimenta cuando se consumen drogas, puesto que permite la liberación de encefalina, que provoca una sensación de placer. El consumo exagerado de dulces puede llegar a afectar nuestro rendimiento mental (no digamos ya a engordarnos), así que debemos aprender a rechazar esas tentaciones que se presentan tan seductoras, aunque está claro que la sensación de placer que producen es consistentemente cierta.

Para finalizar y en honor a uno de los más grandes creadores de la historia humana, un pasaje del Quijote, donde aparece el conocimiento popular en forma de refranes y la discusión en torno a ellos, con consejos de Don Quijote para su leal escudero (como ya mencionamos al principio, acerca de no usarlos tan a menudo).

—Tú has dicho muy bien —dijo don Quijote—, y podrá llamarse el bachiller Sansón Carrasco, si entra en el pastoral gremio, como entrará sin duda, «el pastor Sansonino», o ya «el pastor Carrascón»; el barbero Nicolás se podrá llamar «Niculoso», como ya el antiguo Boscán se llamó «Nemoroso16»; al cura no sé qué nombre le pongamos, si no es algún derivativo de su nombre, llamándole «el pastor Curiambro». Las pastoras de quien hemos de ser amantes, como entre peras podremos escoger sus nombres; y pues el de mi señora cuadra así al de pastora como al de princesa, no hay para qué cansarme en buscar otro que mejor le venga; tú, Sancho, pondrás a la tuya el que quisieres.

—No pienso —respondió Sancho— ponerle otro alguno sino el de Teresona, que le vendrá bien con su gordura y con el propio que tiene, pues se llama Teresa; y más, que celebrándola yo en mis versos vengo a descubrir mis castos deseos, pues no ando a buscar pan de trastrigo por las casas ajenas. El cura no será bien que tenga pastora, por dar buen ejemplo; y si quisiere el bachiller tenerla, su alma en su palma.

—¡Válame Dios —dijo don Quijote—, y qué vida nos hemos de dar, Sancho amigo! ¡Qué de churumbelas han de llegar a nuestros oídos, qué de gaitas zamoranas, qué de tamborines y qué de sonajas y qué de rabeles! Pues ¡qué si destas diferencias de músicas resuena la de los albogues! Allí se verá casi todos los instrumentos pastorales.

—¿Qué son albogues —preguntó Sancho—, que ni los he oído nombrar, ni los he visto en toda mi vida?

—Albogues son —respondió don Quijote— unas chapas a modo de candeleros de azófar, que dando una con otra por lo vacío y hueco hace un son, que, si no muy agradable ni armónico, no descontenta y viene bien con la rusticidad de la gaita y del tamborín. Y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al, conviene a saber: almohaza, almorzar, alhombra, alguacil, alhucema, almacé, alcancía y otros semejantes, que deben ser pocos más; y solos tres tiene nuestra lengua que son moriscos y acaban en í, y son borceguí, zaquizamí y maravedí; alhelí y alfaquí, tanto por el al primero como por el í en que acaban, son conocidos por arábigos. Esto te he dicho de paso, por habérmelo reducido a la memoria la ocasión de haber nombrado albogues; y hanos de ayudar mucho al parecer en perfeción este ejercicio el ser yo algún tanto poeta, como tú sabes, y el serlo también en estremo el bachiller Sansón Carrasco. Del cura no digo nada, pero yo apostaré que debe de tener sus puntas y collares de poeta; y que las tenga también maese Nicolás, no dudo en ello, porque todos o los más son guitarristas y copleros. Yo me quejaré de ausencia; tú te alabarás de firme enamorado; el pastor Carrascón, de desdeñado, y el cura Curiambro, de lo que él más puede servirse, y, así, andará la cosa, que no haya más que desear.

A lo que respondió Sancho:

—Yo soy, señor, tan desgraciado, que temo no ha de llegar el día en que en tal ejercicio me vea. ¡Oh, qué polidas cuchares tengo de hacer cuando pastor me vea! ¡Qué de migas, qué de natas, qué de guirnaldas y qué de zarandajas pastoriles, que, puesto que no me granjeen fama de discreto, no dejarán de granjearme la de ingenioso! Sanchica mi hija nos llevará la comida al hato. Pero, ¡guarda!, que es de buen parecer, y hay pastores más maliciosos que simples, y no querría que fuese por lana y volviese trasquilada; y tan bien suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades y por las pastorales chozas como por los reales palacios, y quitada la causa, se quita el pecado, y ojos que no veen, corazón que no quiebra, y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.

—No más refranes, Sancho —dijo don Quijote—, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo de refranes, y que te vayas a la mano en decirlos, pero paréceme que es predicar en desierto, y castígame mi madre, y yo trómpogelas.

—Paréceme —respondió Sancho— que vuesa merced es como lo que dicen: «Dijo la sartén a la caldera: Quítate allá, ojinegra». Estáme reprehendiendo que no diga yo refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos.

—Mira, Sancho —respondió don Quijote—: yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo, pero tráeslos tú tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; y si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios, y el refrán que no viene a propósito antes es disparate que sentencia. Pero dejémonos desto, y pues ya viene la noche retirémonos del camino real algún trecho, donde pasaremos esta noche, y Dios sabe lo que será mañana.

Retiráronse, cenaron tarde y mal, bien contra la voluntad de Sancho, a quien se le representaban las estrechezas de la andante caballería usadas en las selvas y en los montes, si bien tal vez la abundancia se mostraba en los castillos y casas, así de don Diego de Miranda como en las bodas del rico Camacho y de don Antonio Moreno; pero consideraba no ser posible ser siempre de día ni siempre de noche, y, así, pasó aquella durmiendo, y su amo velando.

El octavo día de marzo, se escribe con M de Mujer !

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Su primer antecedente data de 1910, cuando en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, Dinamarca, con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el «Día Internacional de la Mujer Trabajadora».

Detrás de esta iniciativa estaban históricas defensoras de los derechos de las mujeres como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, años después asesinada. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo.

Clara Zetkin, política alemana de ideología comunista, fue la primera en proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Si bien la celebración se fue ampliando progresivamente a más países, la fecha fue cambiando de un día a otro según eventos puntuales de cada nación.

Hubo que esperar al 8 de marzo de 2011 cuando se proclamó oficialmente el primer «Día Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas» para ONU Mujeres, entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, creada por la Asamblea General de la ONU. 

Cómo se llegó a esta fecha es un tema en sí mismo. En el camino sucedieron diferentes eventos que llevaron a las mujeres en su conjunto a elevar su reclamo en pos de lograr empoderamiento y la igualdad de género

En Europa

Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague en 1910, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con reuniones a las que asistieron más de un millón de personasy  en las que se exigió para las mujeres el derecho de voto y ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

En Estados Unidos

El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema «Pan y rosas» para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.

Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos. Distintos movimientos, sucesos y movilizaciones se dieron a partir de ese episodio que sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo.

Años más tarde, el 28 de febrero de 1909, en Nueva York y Chicago se realizó un acto que bautizaron con el nombre de Día de la Mujer, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.

Dos años después de ese evento y uno después de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhague, se produjo el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York. Ese 25 de marzo de 1911 murieron 146 mujeres y otras 71 resultaron heridas. La gravedad del desastre hizo que se modificara la legislación laboral en Estados Unidos.

Según el informe de los bomberos, una colilla de cigarrillo mal apagada y tirada en un tacho repleto de restos de tela (que no se había vaciado en dos meses) originó el incendio. Las trabajadoras y sus compañeros no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de salida, una práctica habitual entonces para evitar robos.

En Rusia

Después de la Revolución de Octubre, el 25 de octubre de 1917, la dirigente bolchevique Alexandra Kollontai (que desde su nombramiento como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública logró el voto para la mujer y que fuese legal el divorcio y el aborto)​ consiguió que el 8 de marzo se considerase fiesta oficial en la Unión Soviética, aunque laborable.

El 8 de mayo de 1965 por decreto del Sóviet Supremo de la Unión Soviética se declaró no laborable el Día Internacional de la Mujer.​ A partir de esa fecha, la conmemoración comenzó a celebrarse en otros muchos países. En China, desde 1922 y en España por primera vez en 1936.

Proclamación de la ONU

En 1975, la ONU celebró el Año Internacional de la Mujer. Dos años más tarde, en diciembre de 1977, la Asamblea General de la ONU invitó a todos los estados a que proclamasen, de acuerdo a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como «Día de las Naciones Unidas para los derechos de la Mujer y la Paz internacional». 

Finalmente, el 8 de marzo de 2011, la ONU fijó la fecha y se celebró el primer «Día Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas» que es la que ahora rige en todo el mundo.

Igualdad de Género para 2030

Esto nos trae la ONU en su página web:

«El Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de las mujeres de a pie que han jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades.

El mundo ha logrado avances sin precedentes, pero ningún país ha alcanzado la igualdad de género.

Hace 50 años, llegamos a la Luna; en la última década, hemos descubierto nuevos ancestros humanos y hemos fotografiado un agujero negro por primera vez.

Mientras tanto, existen restricciones legales que impiden a 2 700 millones de mujeres acceder a las mismas opciones laborales que los hombres. Menos del 25% de los parlamentarios eran mujeres en 2019 y una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género.

Hagamos que 2020 sea un año decisivo para las mujeres y las niñas en todo el mundo».

«Soy de la Generación Igualdad»

«Este año el tema se denomina “Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres”, siguiendo los pasos de la campaña de ONU Mujeres con el mismo nombre (Generación Igualdad) y que conmemora el 25º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (1995), la hoja de ruta más progresista para el empoderamiento de las mujeres y las niñas en todo el mundo.

Además, en este año también se celebrarán otros logros significativos para la Organización, como puede ser el 10º aniversario de la creación de ONU Mujeres, entre otros.

El consenso que está surgiendo a nivel mundial es que, a pesar de algunos progresos, el cambio real ha sido desesperadamente lento para la mayoría de las mujeres y niñas en el mundo. Al día de hoy, ningún país puede pretender que ha alcanzado la igualdad de género. Hay una serie de obstáculos que permanecen sin cambios. Las mujeres y las niñas siguen siendo infravaloradas; trabajan más, ganan menos y tienen menos opciones; y sufren múltiples formas de violencia en el hogar y en espacios públicos. Además, existe una amenaza significativa de reversión de los logros feministas que tanto esfuerzo costó conseguir.

El año 2020 representa una oportunidad excepcional para movilizar la acción mundial con miras a lograr la igualdad de género y la realización de los derechos humanos de todas las mujeres y niñas».

La mujer en sus múltiples dimensiones: familiares, sociales, laborales, profesionales, deportivas, espirituales, educativas y tantas más, que sería bastante difícil listar en su totalidad, ha sido artífice de manera decisiva en el desarrollo de la humanidad. Brechas de desigualdad y reconocimiento se han reducido, pero aún permanecen latentes, en organizaciones públicas y privadas, aspectos discriminatorios que las marginan de alcanzar objetivos y cumplir con sus sueños, que en realidad son los sueños compartidos, aquellos desprovistos de egoísmo y más ligados al servicio y a la construcción de una sociedad mejor y con perspectivas de futuro.

Un gran y afectuoso saludo a la mujer en su día. Un inmenso reconocimiento a su papel central y decisivo en la sociedad.

¡Feliz Día de la Mujer!

Adam Smith: ¿Libertario o Socialista?

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, recita un estribillo de una difundida canción. Durante esta semana, se replicó esa frase en mi vida, ya que tuve que ser intervenido de emergencia por una afección renal derivada de un cálculo de muy buen tamaño, que, bloqueando la descarga de uno de mis riñones, me hizo vivir momentos de dolor inimaginables. Hace unas horas fui dado de alta del sanatorio donde estuve internado y aún cansado, decidí honrar el hábito de escribir, acción que me apasiona desde hace ya casi 360 fines de semana (por cumplir próximamente siete años).

Disponía de dos opciones de escritura, la primera vinculada con un relato pormenorizado de la experiencia vivida, la segunda relacionada con un filósofo moralista y economista escocés que vivió y desarrolló su actividad en el siglo XVIII. (parece hace mucho, pero aún hoy sus ideas se siguen discutiendo).

Me decidí por la segunda opción debido a que la había elegido de antemano, hablar sobre Adam Smith, emblema de la libertad, sobre todo económica, aunque no del todo para algunos como ya veremos.

Aclaro de antemano, y como de costumbre, que no tengo capacidad técnica para hacer una valoración técnica económica de sus postulados, quizás solo un poco de crítica de su faceta como pensador, siendo como siempre mi intención principal la de traer historias de vida, desde una mirada desprovista de fundamentalismo y obcecación.

Las personas vamos mutando en nuestras maneras de pensar, sentir y actuar en función de los aprendizajes derivados de las vicisitudes, que vamos atravesando. Si bien, no es una regla estricta o una ley física inalterable, los escritores, filósofos y demás pensadores, no son ajenos a reflexionar de manera distinta, suplementaria, complementaria o absolutamente divergente, a medida que transcurre su existencia.

El caso de Adam Smith no es la excepción, aunque en sus libros, es posible entrever (o bien muchos han elegido hacerlo) una naturaleza de sistema de gobierno capitalista, como su transparencia de pensamientos predominante.

Indagando en los artículos periodísticos económicos publicado en las redes, me encuentro con la sorpresa, (como la del estribillo con que inicié el escrito de hoy), de un título que dispara un sinnúmero de repreguntas filosóficas. Voy a proceder a transcribirlo en varias de sus partes, de modo tal de respetar las intenciones de su autora, Margarita Rodriguez, para la BBC News.

¿Cuán capitalista era realmente Adam Smith, el «padre del capitalismo»?

«Eso casi suena como Marx», dice Glory Liu, profesora de Estudios Sociales en la Universidad de Harvard. Aunque sean palabras del llamado «Padre del capitalismo».

«Hay partes en La riqueza de las naciones, en las que Adam Smith habla sobre las sociedades en las que la división del trabajo ha avanzado y se ha especializado mucho y los trabajadores hacen lo mismo una y otra vez, y dice que esto tiene la tendencia a degradar la mente y el cuerpo (…) Que pierdes tu humanidad en el exceso de trabajo».

Liu resume así algunas de las preocupaciones que sentía el filósofo escocés que vivió en el siglo XVIII, al que muchos ven como un pionero del pensamiento político económico.

Y aunque solo la usó tres veces, en dos de sus libros y en un ensayo, su icónica expresión sobre una «mano invisible» ha sido utilizada reiteradamente como sinónimo de las bondades del libre mercado.

¿Pero qué quiso decir realmente?

Según Liu, la explicación de lo que Smith quiso decir cuando usó la expresión de una «mano invisible» es una teoría de las consecuencias involuntarias: independientemente de mis intenciones al realizar una acción, con la misma puedo promover el bien público.

«Por ejemplo, cuando usa la frase en La riqueza de las naciones, en realidad está hablando de por qué los inversores eligen invertir más cerca de casa en lugar de ir al extranjero», le indica a BBC Mundo.

«Y explica que es porque tienen un mejor sentido de la comunidad, conocen las leyes, tienen una idea más clara de dónde podrían dar frutos sus inversiones».

«En el fondo hay menos incertidumbre que si invierten en otro país que desconocen, con normas y cultura diferentes».

«Todavía no se trata de un capitalismo de libre mercado», advierte la experta.

Smith solo está abordando el tema de «invertir en casa o afuera» y dice que al hacer lo primero, terminas promoviendo algo que no era tu intención.

«Digamos que decido invertir en un negocio en la esquina y aunque mi intención no sea revitalizar el vecindario, termino creando un espacio para la participación pública, se abren nuevos puestos de trabajo y eso ayuda a que las personas tengan más ingresos y que gasten más en las otras tiendas».

«Esta es una manera de ilustrar el tipo de percepción social que tiene Smith de que bajo ciertas circunstancias las acciones de un individuo, guiadas puramente por su interés propio, pueden tener consecuencias socialmente beneficiosas».

«Y eso es bonito, es una idea poderosa», señala la docente. «Pero tampoco significa que todas las acciones individuales terminarán promoviendo el bien público».

La desigualdad

De hecho, según algunos investigadores, Smith reconoció los peligros de la sociedad comercial y cómo podía llegar a producir grandes desigualdades.

Hay que ubicarse en su tiempo: «La riqueza de las naciones» se publicó en 1776, en Londres.

«El tipo de desigualdades en las que piensa son tanto económicas como políticas», señala Liu.

Vio cómo las compañías en su época estaban motivadas por su propio interés para aumentar sus ganancias.

«Pero lo hacen convenciendo a los legisladores, al Estado, usando el poder de la ley y los aparatos gubernamentales para crear sus propios privilegios monopólicos y, así, poder ir a India y a otros países en el sur de Asia para explotar una nación entera en su propio beneficio».

«Smith no solo está preocupado por lo que le sucede a la gente en India, que vive bajo el dominio británico, también le preocupa que el poder mercantil se haya convertido en poder político en Gran Bretaña y eso crea una desigualdad política que refuerza esta dinámica de que las personas que tienen riqueza tienen más poder político para ganar más riqueza».

«Creo que cuando los académicos dicen que Smith estaba preocupado por el tipo de desigualdad que podría surgir en la sociedad comercial, se refieren precisamente a una tendencia hacia este círculo vicioso en que las personas con riqueza pueden, de alguna manera, reforzar sus propias posiciones de poder a través del Estado».

Un «socialista»

Eamonn Butler, director del Instituto Adam Smith de Londres, también tiene una lectura de lo que preocupaba a Smith.

«Pensó que una de las mayores causas de la gran desigualdad que había en su época eran los controles que se imponían sobre los procesos de los mercados».

«Notó que los ricos y los que estaban en posiciones de poder, que las grandes compañías y corporaciones y los políticos, se habían aliado para organizar regulaciones y leyes que los beneficiaban a ellos, pero, por supuesto, no favorecían a otras personas, en particular, a los más pobres».

Su punto de vista era que «si te quitas del camino» y simplemente dejas que la gente comercie como quiera, «esas personas estarán mucho mejor», señala el investigador.

«Adam Smith es un personaje complejo y creo que algunos podrían decir: realmente era un socialista porque habla todo el tiempo de los trabajadores pobres y lo mal que los trataba el sistema, estaba preocupado por ellos».

«Pero al mismo tiempo, creía que la mejor forma de ayudarlos, de mejorar sus condiciones, era a través del libre mercado».

«Smith no debería ser considerado como alguien que creía en el libre mercado porque ayudaba a los ricos, él creía en el libre mercado porque ayudaba a los pobres».

Las implicaciones

La «mano invisible» de Smith se ha usado para concluir que los mercados económicos funcionarán bien sin intervención.

¿Smith pensó eso cuando la escribió?

«Sí», responde Butler. «Habló sobre el sistema de justicia natural, que quiere decir que al permitirle a las personas hacer sus propias actividades, se ayuda a construir un mercado que es muy útil para todos».

«Nadie sabe, nadie planea que el mercado surgirá, simplemente aparece».

Smith puso como ejemplo un abrigo de lana y cuántas personas trabajaron para llegar al producto final: desde el que cuidaba las ovejas hasta el que vendía la prenda.

«Todos son parte de un sistema que funciona, que trabaja en conjunto, y produce bienes a bajo costo y en abundancia».

Pero no a todos les convence que con la «mano invisible», Smith sugirió que se dejara a los mercados operar milagrosamente solos.

Esa idea fue precisamente el motor que llevó a Liu a escribir su libro: Adam Smith’s America: How a Scottish Philosopher Became an Icon of American Capitalism (El Estados Unidos de Adam Smith: cómo un filósofo escocés se convirtió en un ícono del capitalismo estadounidense):

«¿Por qué a Smith le preocupa el tipo de desigualdad que se arraiga en el Estado y las sociedades comerciales, esa dinámica entre riqueza y poder?»

«Smith no suele ser asociado con eso, la gente lo vincula con la magia del libre mercado, con una especie de hostilidad hacia cualquier tipo de intervención del gobierno en la economía.

Esa, podría decirse, es la idea más popular sobre Adam Smith. Pero ¿cómo llegamos a ella?».

Fuera de Europa

Una parte de la explicación hay que buscarla lejos del lugar donde el filósofo nació y desarrolló gran parte de su vida académica, Escocia.

Es necesario cruzar el Atlántico, piensa Liu, quien investigó «cómo generaciones de estadounidenses han leído, reinterpretado y convertido en un arma arrojadiza las ideas de Smith, revelando cómo su imagen popular como campeón del capitalismo al estilo estadounidense y los mercados libres es una invención histórica».

La Escuela de Economía de Chicago, que nació a mediados del siglo XX en la Universidad de Chicago, es una corriente de pensamiento que aboga por el libre mercado, la desregulación, la privatización y que fue impulsada por un grupo de destacados economistas.

«La razón por la cual su versión de Smith se volvió tan poderosa es porque reinterpretaron la idea del interés propio y la mano invisible dentro del marco metodológico de la teoría de precios», explica Liu.

«Así, Milton Friedman o George Stigler, ambos galardonados con el Premio Nobel y por tanto muy reconocidos como pioneros en el ámbito económico, toman las obras de Smith y dicen: ‘Smith vio cómo el mecanismo de precios podía coordinar la actividad de millones de personas sin necesidad de una dirección, intervención o guía central».

«Y lo usan no solo como una especie de descripción objetiva científica de cómo funcionan los mercados, sino también para fundamentar su posición política: no necesitamos la intervención del gobierno. De hecho, a menudo hace más daño que bien».

Las libertades

Otro aspecto que Liu destaca es cómo, en esa reinterpretación de Smith, la libertad económica es percibida.

«Es vista como un requisito previo para la libertad política y cuando el gobierno trata de interferir en la economía, está interfiriendo en tu libertad».

Hay mucha distancia entre esa interpretación y lo que le preocupaba a Smith, asegura la profesora.

«Smith ciertamente creía que la libertad individual era algo bueno, (…) pero no escribió La riqueza de las naciones para defender a toda costa la libertad económica del individuo».

«Estaba realmente preocupado por la forma en que los grupos privados podían dominar a otros y oprimir al público, inhibiendo así el crecimiento económico y creando nuevamente una disparidad en la riqueza y el poder en la economía general».

El carismático Friedman

Una «mano invisible» es sin duda una imagen poderosa.

«Una mano agarra, guía, pero esta se supone que no la podemos ver», dice Liu. «Nadie ve un mercado libre, pero sabemos cuáles son sus resultados».

Y el impacto que ha tenido esa frase a lo largo de los años se le debe en gran parte a Friedman, «un maestro de la retórica».

«No es la única persona que lo hace, pero creo que él consigue recalcar el punto que la mano invisible es la idea clave».

Para Friedman, esa frase mostró que Smith, en su genialidad, entendió al comienzo de la ciencia de la economía «cómo funcionan los precios, los mercados libres».

Una importancia trascendental a una sola idea y «se necesitó a alguien como Friedman para que no solo le proporcionara esa interpretación, sino que también la defendiera públicamente de una forma tan enérgica».

Para Butler, la Escuela de Chicago es solo una de las tantas instituciones que se pueden asociar con Smith.

Cita al Premio Nobel austriaco Friedrich Hayek, el gran pensador del libre mercado que discutió con John Maynard Keynes en los años 30 sobre la intervención del gobierno en la economía.

«Su metáfora de la mano invisible ha sido citada ad nauseam para apoyar la actual ortodoxia de que los mercados, si se los deja en paz, pueden llevar a un resultado socialmente óptimo; de hecho, esto resulta más beneficioso que si el Estado interviene.

En realidad, el libro de Smith supone una colección de recetas para políticos y legisladores. Lejos de dejarlo todo en manos del mercado, el autor pensaba que estaba ofreciendo una guía a los ‘estadistas’ acerca de cómo comportarse para ‘enriquecer al mismo tiempo al pueblo y al soberano’, es decir, sobre cómo aumentar la riqueza de las naciones».

Dejar hacer

A Smith también se le vincula con la expresión francesa «laissez faire»: dejen hacer, de la filosofía del capitalismo de libre mercado.

Sin embargo, aclara Liu, él no la usó y, aun así, en el siglo XIX, laissez faire y el libre comercio se convirtieron en el lente a través del cual se interpretó a Smith.

El economista canadiense Jacob Viner, quien fue uno de los maestros de Friedman y Stigler en la Universidad de Chicago, escribió en 1927 el famoso artículo: Adam Smith and Laissez Faire, en el que aclaró que Smith no era un defensor doctrinario del laissez faire.

«Viner trata de enterrar esa idea», dice Liu, pero como se evidenciará después, el éxito de su misión fue parcial.

«Adam Smith opinaba que los mercados deben conformarse. En contra de la interpretación moderna de su obra como laissez faire (dejar al mercado a sus anchas), creía que la libertad adecuada no consiste en la ausencia de políticas gubernamentales, sino en la ausencia de extracción de rentas».

Después de escribir «La riqueza de las naciones», Smith revisó varias veces «La teoría de los sentimientos morales», su libro de 1759.

«En su última edición, publicada poco antes de su muerte en 1790, añadió, entre varias ideas, un capítulo impresionante sobre lo que llamó la corrupción de nuestros sentimientos morales», señala Liu.

«Dice que nuestra tendencia psicológica a admirar la riqueza y descuidar a los pobres es la mayor y más universal causa de la corrupción de nuestros sentimientos morales».

«Si no sabes que lo escribió él, te sorprendes al conocerlo ¿no?».

«Si piensas en Smith como un defensor del laissez faire, del libre mercado, de la teoría del efecto derrame, un apologista del crecimiento sin importar nada, en este capítulo te encuentras con alguien totalmente diferente».

«Es casi inevitable no darse cuenta cuán preocupado estaba con la desigualdad», concluye Liu.

En sus propias palabras

Estas son las 3 ocasiones en que Smith se refirió a «la mano invisible»:

«El fuego quema y el agua refresca; los cuerpos pesados descienden, y las sustancias más livianas se elevan, necesariamente por su propia naturaleza; nunca se pensó en emplear la mano invisible de Júpiter para esos asuntos. Pero el trueno y el relámpago, las tormentas y la luz del sol, aquellos eventos más irregulares, fueron atribuidos a su favor, o a su ira».

Adam Smith en: «Historia de la Astronomía» (párrafo traducido por Leandro Indavera Stieben).

«Los ricos escogen del montón sólo lo más preciado y agradable. Consumen poco más que el pobre, y a pesar de su egoísmo y rapacidad natural (…) dividen con el pobre el producto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible que los hace distribuir las cosas necesarias de la vida casi de la misma manera que habrían sido distribuidas si la tierra hubiera estado repartida en partes iguales entre todos sus habitantes; y así, sin proponérselo, sin saberlo, promueven el interés de la sociedad y proporcionan medios para la multiplicación de la especie».

En: «La teoría de los sentimientos morales» (Alianza Editorial).

«Cuando (cada individuo) prefiere la actividad económica de su país a la extranjera, únicamente considera su seguridad, y cuando dirige la primera de tal forma que su producto represente el mayor valor posible, solo piensa en su ganancia propia; pero en este como en otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus intenciones».

En: «La riqueza de las naciones» (Fondo de Cultura Económica).

De este artículo bastante bien desarrollado y fundamentado, es posible entrever la naturaleza no categórica de los grandes pensadores de la historia, hecho que se visualiza claramente en la obra de Adam Smith, el cual es a todas luces una personalidad atravesada por los presentes que le toco vivir, que además fue utilizado por pensadores posteriores , para justificar sus propias ideas, aunque no reflejaron en un ciento por ciento, lo que el pensador original quiso transmitir.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…….

Hablemos….. de Lenguaje ?

Los seres humanos son animales con capacidad de interactuar a través del lenguaje. Esa interacción se da en la esfera personal como en la social, donde mediante el lenguaje es posible representar cosas, y los hechos vinculantes, que las definen. El poder del lenguaje radica en que a través del mismo es posible crear, proponer, en base a abstracciones, que luego se transforman en acciones. Las palabras nos llevan al hacer, como un rio lleva a nuestro bote.

La filosofía empieza a tener registros de la importancia del lenguaje, como un hecho transformador, en una etapa tardía. La filosofía de Descartes, “pienso luego existo” marcó una época que duró mucho en la evolución del pensamiento filosófico. No hay corrientes de pensamiento eternas, ni mucho menos únicas. Sobre todo, para cerebros inquietos, como el de Ludwig. (que no era Beethoven)

Ludwig Wittgenstein (1889-1951) es uno de los filósofos más importantes del siglo XX. Su trabajo inicia el célebre “giro lingüístico” de la filosofía, un cambio en la forma de abordar los tradicionales problemas filosóficos. Fue autor de dos libros que revolucionaron el panorama filosófico y fueron fundacionales para nuevas corrientes de pensamiento.

Este filósofo austríaco-británico, nacido en Viena en una familia de la alta burguesía industrial de ascendencia judía, rica y culta, fue educado por tutores en su propia casa hasta los catorce años: Tras acabar los estudios secundarios en Linz, estudia ingeniería aeronáutica en Technische Hochschule de Berlín-Charlottenburg y posteriormente en la universidad de Manchester, hasta 1911. Sus intereses se desplazaron de la aviación a la matemática y, de ésta, a sus fundamentos; la lectura de Los principios de matemática, de Russell le lleva a la filosofía. Visita en 1911 a Frege y estudia con Russell, en el Trinity College de Cambridge, durante el curso de 1912 a 1913. Conocido es el enorme impacto que la brillantez de su inteligencia causó en Russell, ambos formando parte del famoso grupo de “The Apostles”, donde conoce y trata también a G.E. Moore y a J.M. Keynes.

Las bases del pensamiento filosófico del pensador austríaco pueden entenderse en base a los fundamentos de su filosofía lógica y lingüística, que puede resumirse en apartados claves, tanto relacionales, como de hechos y obras.

Bertrand Russell. Cuando Wittgenstein marchó a Reino Unido, conoció a Russell y su filosofía le influyó enormemente. Es importante notar que Russell, enfocado en la filosofía de la matemática, no tenía una filosofía del lenguaje propiamente dicha (lo que será la especialidad de Wittgenstein). De hecho, las reflexiones de Russell sobre el lenguaje solo pueden comprenderse aludiendo a otras tesis filosóficas más generales.

La idea fundamental que Wittgenstein hereda de Russell es que el análisis del lenguaje es una buena vía para analizar y comprender la realidad. Sin embargo, para tal cometido, no es válida cualquier forma del lenguaje. Para Russell (como lo será para el primer Wittgenstein) el lenguaje natural (el de nuestro día a día) es engañoso y confuso. Es el lenguaje lógico, el lenguaje formal, el que supone (por su claridad y forma) el medio privilegiado para desentrañar la estructura de la realidad.

Tractatus. Aunque tiene algunos escritos menores, la bibliografía de Wittgenstein se compone principalmente de dos obras. La primera de ellas es el Tractatus Logico-philosophicus [1921]. El Tractatus es un libro estilísticamente fascinante, compuesto por aforismos ordenados y jerarquizados (así, encontramos la proposición 1, la 1.1, la 1.2 etc.). Su objetivo: determinar la naturaleza del lenguaje y su relación con el mundo y el pensamiento. La fascinación también surge de que la obra se plantea como un sistema deductivo coherente en todas sus proposiciones, por lo que, de aceptar las premisas del Tractatus, es muy difícil rechazar sus conclusiones.

Esta obra es una obra de filosofía lógica, donde se pretende esclarecer las relaciones del lenguaje con el pensamiento y la realidad. En este texto, la lógica tiene un papel clave porque se le otorga el papel de sistema simbólico por excelencia. En otras palabras, en el Tractatus se exploran las condiciones trascendentales de la lógica, es decir, qué nos permite conocer y qué no conocer.

Mundo y lenguaje. Las dos primeras proposiciones del Tractatus son las siguientes:

1. El mundo es todo lo que acaece.

1.1 El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas.

Para el primer Wittgenstein, el mundo, la realidad, está conformada por hechos. Por ejemplo, un hecho podría ser el siguiente: “El perro de la vecina está saltando en el jardín”. Es importante notar que para el filósofo austríaco el componente último de la realidad son los hechos, no las cosas. Mientras que, para su maestro, Russell, los elementos últimos de la realidad son las cosas (perro, jardín), para Wittgenstein los objetos siempre entran en relación entre sí y es imposible pensar las cosas aisladas unas de otras. Esto afirma el filósofo en el Tractatus:

2.01 El estado de cosas es una combinación de objetos (cosas).

2.12 Esencial a la cosa es poder ser constitutiva de un estado de cosas.

2.012 En lógica, nada es accidental: si la cosa puede entrar en un estado de cosas, la posibilidad del estado de cosas debe estar ya prejuzgada en la cosa.

Notemos que, para Wittgenstein, los hechos son “la existencia de un estado de cosas”, esto es, estados de cosas que ocurren en la realidad. De esta manera, “los unicornios tienen un cuerno en la cabeza” no es un hecho, pues los unicornios no existen. Ahora comprendemos mejor lo que es el mundo: “El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”.

Una vez definido lo que es el mundo, ¿qué relación hay entre él y nuestro lenguaje? La respuesta a esta pregunta es la clave del giro lingüístico que lleva a cabo Wittgenstein. En la proposición 2.1 encontramos la respuesta:

“Nosotros nos hacemos figuras [representaciones] de los hechos”.

En otras palabras, con el lenguaje representamos la realidad de tal manera que al objeto “perro” le corresponde en la frase la palabra “perro”. Además, representamos los hechos de tal manera que las distintas palabras están combinadas entre sí de igual forma a como están los objetos combinados en la realidad (porque no es la vecina la que está saltando).

En la cita anterior, vemos un punto clave en el Tractatus: que el mundo y el lenguaje (y el pensamiento) tienen la misma forma lógica y guardan entre ellos relaciones de semejanza (¿cómo podría una cosa representar a otra si no fueran semejantes?). De ahí el giro lingüístico: en la medida en que el lenguaje y la realidad son isomorfos (tienen la misma forma lógica), podemos estudiar la realidad a partir de un estudio del lenguaje.

El sinsentido de la filosofía. Lo que ocurre con la filosofía en general, y con la metafísica en particular, es que el lenguaje que usa no refiere a términos de la realidad y, por tanto, se crean sinsentidos. Si yo digo «el perro de la vecina está saltando en el jardín», cada palabra se corresponde con un objeto de la realidad. La proposición será verdadera en la medida en que la relación entre las palabras se corresponda con la relación entre las cosas. Así, si el perro está saltando en el salón, diremos que la proposición es falsa y si está saltando efectivamente en el jardín, diremos que es verdadera.

4.0031 La mayor parte de las proposiciones y cuestiones que se han escrito sobre materia filosófica no son falsas, sino sin sentido. No podemos, pues, responder a cuestiones de esta clase de ningún modo, sino solamente establecer su sinsentido. La mayor parte de las cuestiones y proposiciones de los filósofos proceden de que no comprendemos la lógica de nuestro lenguaje. (Son de esta clase las cuestiones de si lo bueno es más o menos idéntico que lo bello). No hay que asombrarse de que los más profundos problema no sean propiamente problemas.

Así, cuando un filósofo afirma, por ejemplo, que “el ser es la esencia de todos los entes”, en realidad, para Wittgenstein no está diciendo nada porque sus palabras (ser, ente) no corresponden a objetos de la realidad. Los problemas filosóficos son problemas solo por un mal uso del lenguaje, pero nada más. Desde este punto de vista, la forma correcta de acercarse a la realidad es la de la ciencia. A este respecto, escribe Wittgenstein:

6.53 El verdadero método de la filosofía sería propiamente este: no decir nada, sino aquello que se puede decir; es decir, las proposiciones de la ciencia natural (que no tiene nada que ver con la filosofía); y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones. Este método dejaría descontentos a los demás pues no tendrían el sentimiento de que estábamos enseñándoles filosofía, pero sería el único estrictamente correcto.

Decir y mostrar. Wittgenstein llega, él mismo, a un aprieto. Si las palabras con sentido son las que refieren objetos de la realidad, ¿qué ocurre con palabras como “lógica”, “representación” o “verdad” que aparecen en su propio libro? El filósofo austríaco está también haciendo un uso “filosófico” del lenguaje, es decir, un mal uso, está creando sinsentidos. Sin embargo, Wittgenstein es consciente de este problema y sabe que lo más importante no es lo que dice (pues es un sinsentido), sino lo que muestra.

2.172 La figura, sin embargo, no puede figurar su forma de figuración; la muestra.

 4.1212 Lo que se puede mostrar no puede decirse.

Para entender esto mejor, pongamos un ejemplo matemático. Imaginemos un vector. Un vector siempre une dos puntos en el mapa (tal y como el lenguaje siempre habla de objetos del mundo). Sin embargo, el vector no puede señalarse a sí mismo, de la misma forma que el lenguaje (porque representa la realidad) no puede representarse a sí mismo. Para poder hablar del lenguaje tendremos que decir sinsentidos, usar mal lenguaje, de tal forma que lo importante no es lo que se diga, sino lo que se muestra. El vector no nos dice su funcionamiento, sino que lo muestra. De ahí la célebre cita de la escalera de Wittgenstein:

6.54 Mis proposiciones son esclarecedoras de este modo; que quien me comprende acaba por reconocer que carecen de sentido, siempre que el que comprenda haya salido a través de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por así decirlo, tirar la escalera después de haber subido).

Positivismo. El Tractatus fue muy influyente para la corriente filosófica llamada “positivismo lógico”, corriente que se desarrolló durante el período de entreguerras. Los pensadores afines a este movimiento se aglutinaron alrededor de Moritz Schlick, catedrático de la Universidad de Viena, por lo que también se conoce a este movimiento como el “Círculo de Viena”.

Los positivistas buscaron la forma de delimitar correctamente el conocimiento verdadero. Al igual que Wittgenstein, su método era el análisis lógico del lenguaje. Estos autores heredan de Wittgenstein su teoría de la significatividad, es decir, toda una teoría acerca de la realidad, del mundo y del lenguaje que les permitía cumplir su objetivo epistemológico.

La influencia fundamental que tuvo el primer Wittgenstein en esta corriente de pensamiento se puede resumir en dos puntos principales. El primero de ellos es la creencia de que el significado de un enunciado yace en el reflejo de un hecho (esto es, que el lenguaje representa la realidad). El segundo punto consiste en que la única forma de saber si un enunciado es verdadero o falso es comparándolo con la realidad.

El Tractatus, según su propia teoría del lenguaje, está lleno de sinsentidos porque emplea palabras sin un referente real (palabras como verdad, lógica o significado). Este aprieto surge del hecho de que el lenguaje no puede hablar de sí mismo. Por eso, el libro no es importante por lo que dice, sino por lo que muestra. El problema que los positivistas heredan del Tractatus es que este libro no señala los criterios necesarios para comparar los enunciados con la realidad (criterios necesarios para delimitar si estos, los enunciados, son verdaderos o falsos). Los positivistas, que veían en Wittgenstein a un maestro (aunque este nunca afirmó ser parte del Círculo), dedicaron sus esfuerzos a la búsqueda de estos criterios con el fin de encontrar la forma de alcanzar el conocimiento verdadero y dejar los pseudoproblemas filosóficos.

Investigaciones filosóficas. La teoría filosófica que Wittgenstein expone en el Tractatus cambia radicalmente con la publicación de su segundo libro: «Las Investigaciones filosóficas». Entramos ahora en el período conocido como el del segundo Wittgenstein. Sin embargo, antes de señalar la diferencia entre ambos períodos, señalemos en primer lugar las semejanzas.

Dentro de las continuidades, la más importante quizá sea que la preocupación lingüística de Wittgenstein sigue siendo puramente filosófica (y no filológica, por ejemplo). El objetivo de la filosofía del lenguaje de Wittgenstein (tanto en el primer período como en el segundo) no es describir el sistema de símbolos de la comunicación humana, sino usar el lenguaje para esclarecer problemas filosóficos, problemas sobre la realidad y el conocimiento.

¿Qué ideas del Tractatus se abandonan en las Investigaciones filosóficas? La más notoria es la idea de que el lenguaje natural es engañoso y que, para un correcto análisis filosófico, el filósofo debe estudiar el lenguaje lógico, formal (auténtica forma del pensamiento y del mundo, se pensaba en el Tractatus). Otro abandono importante es la idea de que el lenguaje representa la realidad. Para el segundo Wittgenstein, el lenguaje se usa, más que representa.

Usos y juegos del lenguaje. Para el primer Wittgenstein, que un nombre (por ejemplo, “perro”) denomine a un objeto externo (al perro de mi vecina) no depende de nada externo al lenguaje: la capacidad representadora del lenguaje es algo intrínseco al mismo. Esta idea, básica y medular en el Tractatus, es una idea que está impresa en la tradición occidental desde Platón hasta el siglo XX, pasando, por ejemplo, por San Agustín.

En cambio, para el segundo Wittgenstein, el significado de una palabra no estriba en su referencia (en el objeto externo), sino que yace en el contexto comunicativo en el que se pronuncia, es decir, el significado de una palabra es su uso. Para el primer Wittgenstein, decir “la cabra tira al monte” cuando alguien comete un error es un sinsentido, pues las palabras no refieren a la realidad (¿qué cabra? ¿Qué monte?). En cambio, para el segundo Wittgenstein, el lenguaje significa porque se usa. ¿Qué uso le damos a esta frase en tal contexto comunicativo? En nuestro ejemplo, señalar la tendencia que tenemos a seguir nuestra propia naturaleza.

Una noción clave que resume todo lo anterior es la de juegos del lenguaje. Los juegos del lenguaje son las diferentes formas (heterogéneas entre sí) de usar el lenguaje. Los malentendidos lingüísticos (filosóficos o no) se dan cuando dos personas usan la misma palabra (por ejemplo, Dios) en juegos de lenguaje diferentes. Así, el cristiano usa la palabra “Dios” de una forma y con una función muy diferente a la del científico que afirma que “Dios no existe”.

En las Investigaciones filosóficas, Wittgenstein abandona la idea de que el significado de una palabra reside en el objeto externo que señala. En este segundo período, la tesis de Wittgenstein es que el significado de una palabra es su uso.

Reglas del lenguaje. La noción de regla es, junto a la de juegos del lenguaje, la noción más importante de esta segunda etapa. En las Investigaciones filosóficas, el significado de una palabra es su uso. Pero, como todos los juegos, los usos del lenguaje tienen unas reglas.

Las reglas lingüísticas, para el segundo Wittgenstein, son las reglas que rigen el buen funcionamiento de los juegos del lenguaje. Por ejemplo, si para felicitar a alguien decimos “la cabra tira al monte” no estamos usando correctamente la expresión. Un aspecto fundamental es que las reglas son intrínsecas a los juegos, que son heterogéneos entre sí. En otras palabras, las reglas siempre son relativas a un juego en particular.

Por otro lado, las reglas lingüísticas son, como es evidente, sociales. Llegamos aquí a la célebre crítica de Wittgenstein al lenguaje privado. El lenguaje privado, según la teoría de las Investigaciones, es una idea contradictoria, porque las reglas son siempre sociales. Si existiera un lenguaje privado, sus reglas serían personales y todo podría hacerse concordar con la regla. Esto significa que, a su vez, todo podría dislocar la regla, por lo que “no habría concordancia ni desacuerdo”.

Pragmática. La publicación de las Investigaciones supuso una revolución en la filosofía lingüística. El lenguaje natural se revalorizó y dejó de estar considerado como un artificio engañoso, origen de infinidad de errores. El lenguaje lógico y formal, antaño pensado como aquel que mostraba verdaderamente la esencia del lenguaje, pasó a comprenderse como una forma más de hablar, como un juego de lenguaje más.

Veamos este cambio de paradigma con un ejemplo. Para el “Círculo de Viena”, cuando alguien afirma que “hace frío”, esta frase es verdadera o falsa dependiendo de si, termómetro mediante, hace realmente frío o no. Después de las Investigaciones, entendemos que este (el científico, el que examina la realidad) no es el único juego de lenguaje posible y que el significado puede varias dependiendo de su contexto social. Así, es probable que cuando alguien dice: “Hace frío”, en realidad no quiera hacer una afirmación sobre la temperatura, sino que esté sugiriendo cerrar las ventanas.

De este cambio de paradigma nace la pragmática lingüística, que tendrá en Austin y Searle sus máximos exponentes. De hecho, para estos autores, el lenguaje no sólo no describe la realidad (como suponía el Tractatus), sino que incluso puede crearla (como cuando decimos a nuestra pareja “¡Quiero el divorcio!”).

La función creadora del lenguaje hoy no se discute, pero el ser humano tomo muchos siglos para reconocerla.

¡El pensador que dejó la ingeniería por la filosofía no tuvo tiempo de crear un tercer libro que pudiera demostrarlo!

Hallar significado y propósito, una filosofía de vida !

Una de las principales calamidades del siglo XX, que se continúa en el siglo XXI es la falta de sentido tanto individual como social. Muchas personas carecen de un propósito firme en sus vidas, tanto es así, que es considerado como normal no tener un norte.

La vida es tomada por muchos como un hecho fortuito, como una sucesión de aleatoriedades, donde resulta difícil encontrar equilibrio, bienestar y una sensación de felicidad.

Como decía Simone de Beauvior,

Declarar que la existencia es absurda es negar que se le pueda dar sentido alguna vez; decir que es ambigua es afirmar que su significado nunca es el mismo, que constantemente ha de ser adquirido”.

o Mary Wollstsonecraft”,

“Nada contribuye más a tranquilizar la mente como un firme propósito, un punto en el que el alma pueda fijar su ojo intelectual”.

La filosofía existencialista se encargó de fomentar una idea de seres extremadamente relajados, garabateando filosofía y poesía, en una visión romántica y despojada de la vida. Los que sortearon esta etapa, dentro de esta corriente de pensamiento, luego de haber negado la existencia de Dios como un sentido superior, pudieron sin embargo enfocarse en la tarea de encontrar otro sentido, algo que puede definirse de este modo: si venimos de la nada y vamos hacia la nada, pasemos el tiempo que nos queda celebrando la existencia misma de la vida.

El gran desafío que nos queda es usar el libre albedrío para descubrir que significa para cada uno de nosotros vivir auténticamente, creando nuestro propio sentido de autenticidad.

La pregunta filosófica por excelencia: ¿cuál es el sentido de la vida? no tiene una respuesta, sino millones, dependiendo de cada persona que se anime a responderla, aunque la respuesta carezca de objetividad, no sea acabada, ni aplicable a cualquier circunstancia de nuestras vidas. La filosofía no es una ciencia exacta sino la madre de todas las preguntas, pero que no tiene las precisas respuestas.

La primera clave es distinguir entre significado y propósito.  Estos términos suelen usarse indistintamente, como si implicarán lo mismo, pero es necesario establecer diferencias, que resulten sutiles para algunos, pero diferencias al fin.

El propósito es un objeto último o un fin que ha de alcanzarse. Es una meta.

El significado tiene que ver con el modo en el que desarrolla una vida sobre una base continuada, en la manera en que ocurren las cosas, no en el resultado final o en el objetivo buscado.

Dos ejemplos simples para entender la diferencia pueden ser:

  • Estoy sentado en un restaurant y pido el menú para ver que ofrece. El propósito del menú es ayudarme a elegir el plato que voy a comer. El significado del menú es toda la información que posee para ayudarme con la elección.
  • Estoy en un viaje por la carretera y uso un mapa GPS para guiarme. Ese dispositivo tiene como propósito guiarme a mi destino. El significado de ese mapa es la representación del territorio, aunque no sea el territorio.

¿Puede haber significado sin propósito y viceversa?

Volviendo sobre los ejemplos podemos encontrar las respuestas (que no son verdades absolutas).

  • Supongamos que el menú está en francés y yo no sé nada de francés. El propósito del menú sigue estando, pero no significa nada para mí, ya que no puedo interpretar la información. Del mismo modo, puedo saber francés, pero el precio de los platos es tan elevado que no me alcanza el dinero para comer. El menú tiene significado para mí, pero no sirve a mi propósito ya que no puedo comer.
  • Normalmente no basta con trazar una línea sobre un mapa para llegar a un lugar deseado. El mapa tiene significado para mí, pero no tengo propósito de llegar a ningún lado. Viceversa, tengo la idea de ir a Roma, pero el GPS tiene información desactualizada, por lo que no adquiere el significado que busco para mí.

Si dispongo de algún propósito conocer el significado de las cosas puede colaborar para que yo lo alcance. Pero si no tengo propósito los significados me serán menos útiles. El mapa más exacto del mundo no tiene significado para mí si no tengo intenciones de ir a ningún lado.

Nos sentimos mucho más plenos cuando tenemos un propósito de vida. A partir de ahí encontramos significados, aunque algunos de ellos no contribuyan a nuestro propósito. Es un ejercicio saber cuáles son los significados (o modos de…..) que se alinean con nuestro propósito. Se puede vivir con muchos significados y sin propósito, pero la vida carecerá finalmente de sentido. Del mismo modo, tener un propósito no garantiza que la vida sea significativa.

Se puede tener un solo propósito durante toda su vida, o una serie de propósitos fluctuantes acorde a los diferentes momentos de la vida. Por ejemplo, primero la paternidad, pero cuando los hijos son mayores, tomar al desarrollo profesional como el propósito sustancial. Una famosa cita bíblica nos dice: “Hay bajos los cielos, una estación para cada cosa y un tiempo para cada propósito”.

Es importante encontrar la suficiente flexibilidad para perseguir propósitos distintos a lo largo de la vida, porque si no corremos el riesgo de obstinarnos con metas que ya no nos sirven de nada. Las cosas significantes, por ende, deben cambiar a la par, o bien a partir de que encontremos nuevos significados, o sea cosas que nos hacen sentido, podemos elegir nuevos propósitos.

Los propósitos está claro que no se consiguen solo con el deseo de alcanzarlos, tampoco nadie es capaz de darnos un propósito como un regalo, ya son cuestiones muy personales y únicas. El verdadero propósito puede ser no tan obvio y a veces se requiere mucho tiempo para descubrirlo. Lo que seguro habrá en ese camino, es un cúmulo de significado, por lo que nuestra vida no estará desperdiciada, ya que en caso el propósito habrá sido llenarse de significados para encontrar finalmente el propósito.

El tiempo bien utilizado juega un rol muy importante tanto en el significado como en el propósito.

Thomas Mann nos dice al respecto,

“Sujeta bien el tiempo. Protégelo, vigílalo, cada hora, cada minuto. Si no lo tienes en cuenta se desvanece. Considera sagrado cada momento. Dale a cada uno claridad y significado, a cada uno el peso de tu atención, a cada uno su verdadero y merecido logro”.

En el poema “Si” la sugerencia de Kipling para una vida satisfactoria es “llenar el minuto implacable con sesenta segundos dignos de ser vividos”. Lo que pretendía Kipling era hallar significado en todos los pequeños momentos de la vida cotidiana, sin desperdiciarlos, y un propósito en la acumulación de dichos momentos. Un camino transitado de esa manera, está pavimentado con significado y conduce a un propósito.

Si puedes llenar el minuto implacable

Con sesenta segundos dignos de su transcurso,

Tuya es la tierra y todo cuando contiene,

Y, lo que es más, ¡Tú serás un hombre, hijo mío!

Significados y propósitos que se construyen y se realimentan para darnos un sentido, dentro de un período denominado vida.

La filosofía práctica nos acerca una vez más a una comprensión más plena de nuestra existencia.

El maestro Kong !

Oriente tuvo y tiene una influencia descollante en el pensamiento universal. Nuestra mente occidental dominada por la filosofía clásica y todas sus corrientes asociadas, ha recibido sin embargo aportes importantes de grandes pensadores chinos, indios y japoneses, artífices de escuelas de pensamiento, que son una alternativa muy válida a la hora de enfrentar las adversidades y oportunidades que se nos presentan, tanto en lo individual como en lo social.

¿Cuáles son las diferencias entre la filosofía oriental y occidental?

Nuestro modo de pensar puede determinarlo la tradición en la que nos formamos. Por eso, conocer las diferencias entre la filosofía oriental y occidental nos ayuda a comprender por qué percibimos el mundo de una u otra manera.

Establecer diferencias entre la filosofía oriental y la occidental tiene sentido, ya que son dos formas de pensamiento disímiles, pero complementarias En primer lugar, no comparten el mismo origen de procedencia. Oriente se caracterizó por una multiplicidad de reflexiones provenientes de India, China y Japón. Por su parte, esta disciplina en Occidente tuvo sus comienzos en la Grecia antigua.

Además, el enfoque de ambas filosofías es distinto. Así, la filosofía oriental se centra en el cultivo y la búsqueda de una actitud más espiritual que trascienda el plano del mundo material en el que vivimos.

Mientras que la filosofía occidental es predominantemente racional y dual.

Visión de la realidad: unidad vs. Pluralidad

La filosofía oriental y la occidental conciben la realidad de maneras diversas. En la filosofía oriental, prevalece la unidad del mundo frente a la multiplicidad y diversidad de nuestro entorno. Este tipo de pensamiento sostiene que existe un principio originario único del cual todo procede. Es decir, cada cosa de nuestro mundo es producto de un principio único.

Según el libro “Oriente y Occidente” de Luis Racionero, la cultura oriental nos lleva hacia un concepto de unidad o consciencia cósmica. Este término fue descrito por el psiquiatra canadiense Richard Maurice Bucke como “una consciencia subjetiva del cosmos, la vida y el universo”. De forma habitual, dicha unidad suele representarse a través del círculo, el cual simboliza perfección y belleza, como por ejemplo el yin y el yang.

Por su parte, la filosofía occidental se caracteriza por ser plural y dualista. En otras palabras, realiza una separación entre dos opuestos: cuerpo-alma, bien-mal, individuo-sociedad, por nombrar algunos.

No-dualidad

La filosofía oriental se distingue por ser un pensamiento que niega la dualidad. Es por ello, que en la filosofía oriental se argumenta que tal concepción implica negar la división de la realidad en dos categorías contrarias y antagónicas. De este modo, se rechaza la pluralidad del mundo que afirma la filosofía occidental.

Al hacer esto, la diferenciación entre sujeto y objeto típica de Occidente se ve afectada. La filosofía oriental considera que el mundo en el que vivimos es una unidad en la que no existe tal antagonismo entre el ser humano y los objetos que nos rodean. Así considerado, la ausencia de dualidad nos puede llevar hacia aquel principio que es el origen de todo.

Visión del ser humano: ilusión vs. Individualismo

Oriente y Occidente establecen distintas formas de concebir al ser humano. En el caso de Oriente, consideran que pensar al individuo de manera distinta a los demás y a la unidad del universo, es una ilusión. Más aún, sostienen que la idea de persona es la causa de todos los males de la vida humana.

En cambio, la filosofía occidental apoya el concepto de sujeto e individualidad. Según esta concepción, los seres humanos se distinguen unos de otros, son seres individuales. Tanto es así que ellos mismos son conscientes de su distinción en relación con las demás realidades.

Diferencia de métodos. Vivencia interior vs. Lógica

Existe una gran diferencia entre el método utilizado por la filosofía oriental vs. la occidental. La primera busca una iluminación y vivencia interior. Esto significa que quieren lograr la autoconsciencia de la verdad del alma. ¿Cómo se consigue? A través de diferentes métodos, los más conocidos son el yoga y el nirvana.

Gracias al yoga se logra el autocontrol del cuerpo y la concentración. Por su parte, el nirvana pertenece a la filosofía budista y busca la iluminación a través de la abstracción mental continuada. Lo que se pretende es un gran vaciamiento del contenido mental para alcanzar la verdad de la realidad de las cosas.

Por otro lado, la filosofía occidental es heredera del pensamiento lógico aristotélico. El mismo emplea conceptos universales, buscando las conexiones lógicas entre ellos. Esta reflexión fue usada como un instrumento filosófico, siendo bastante racional y una guía para el pensamiento occidental.

Puntos de encuentro entre ambas filosofías

A pesar de las grandes diferencias que existen entre la filosofía oriental vs. occidental, también podemos nombrar sus similitudes. Una de ellas es que ambos modos de pensamiento persiguen el conocimiento de la realidad a través del ejercicio mental, dejando de lado los elementos sensibles. (salvo por alguna rama filosófica occidental donde las sensaciones son el centro de atención).

Asimismo, este par de tradiciones filosóficas se concentran en reflexionar sobre una realidad última o el fondo absoluto de las cosas que el ser humano capta en su entorno. De igual manera, se preocupan por alcanzar la felicidad, la dicha y la autorrealización.

Si bien estamos ante un pensamiento distinto, pero que tiene sus puntos de unión en el propósito final que se pretende alcanzar. Por un lado, en Oriente predomina la espiritualidad, la relación entre el hombre y la naturaleza; también la trascendencia del ser humano en relación con el mundo en el que vive.

En Occidente se cultivó la reflexión racional y sistemática sobre el entorno del individuo. Esto modela cómo pensamos y actuamos en la vida. Sin embargo, podemos aprender de las dos filosofías, enriqueciendo así nuestra existencia.

El origen de la filosofía oriental china se remonta unos miles de años antes del nacimiento de Cristo, pero vamos a estudiar a una en particular que está en los orígenes de la cultura china.

Confucio y Confucionismo

El nombre Confucio es una invención de los misioneros jesuitas que tuvieron presencia en China a partir de los siglos XVI y XVII. Latinizaron el apelativo chino Kǒng Fūzǐ, que significa maestro Kong (el cual era su apellido). El “ismo” es una creación debida a una disciplina desarrollada en el mundo académico europeo durante la segunda mitad del siglo XIX, la ciencia de las religiones, que vio la necesidad de inventar una tradición que se pudiera remontar el personaje de “Confucio”. La palabra “confucianismo” fue construida como la palabra “cristianismo”. Tal cual tomamos la figura central de Cristo y la transformamos en un ismo, y del mismo modo hacemos con el pensador Confucio. En cambio, cuando hablamos de la tradición confuciana en chino, no se menciona el nombre de Confucio. Se habla de Rújiā, la enseñanza de una categoría de gente de la antigua China que, resumidamente, eran expertos en cultura escrita y ritual.

Estuvieron implicados en la constitución del primer imperio centralizado, a partir del siglo XIII de la era cristiana, porque el gobierno necesitaba personas que dominaran la escritura para tareas de archivo y para transmitir la información a los confines del espacio chino, así como de personas que dominaron los ritos. Los confucianos están convencidos de que se necesitan estructuras ritualistas que ordenen las relaciones humanas, sobre todo la estructura jerárquica de la sociedad. La estructura política china ha sido y todavía es muy top-down el poder de decisión desciende de la cima a la base y raramente circula al revés (bottom-up).

El confucianismo no puede considerarse una religión, sino más bien una filosofía política, que pone el énfasis en la ética y virtud individuales para alcanzar una sociedad y gobierno estables. Confucio, predicó en la China del siglo VI a. C. cinco principios que, tras consolidarse, fueron bautizados con su nombre. Hoy son parte de la religión tradicional china y están arraigados en la cultura de Corea, Japón o Vietnam.

Confucio nació en el Estado chino de Lu en el año 551 a. C. y vivió las luchas entre dinastías del periodo de los Reinos Combatientes. Como funcionario del imperio Zhou, predicó los preceptos que consideraba necesarios para lograr un gobierno estable y fue famoso por aplicar reformas en el ámbito de justicia. Su aprecio por el estudio le llevó a fundar la primera escuela confuciana, donde tuvo unos 3.000 discípulos de todos los estratos sociales. Tras su muerte en el 479 a. C, sus seguidores difundieron sus enseñanzas en libros como “Las Anacletas” y lo encumbraron como sabio. Su doctrina se expandió en China durante dos milenios y su sistema de valores quedó ligado al sistema político del Imperio hasta 1911.

Jerarquía social para alcanzar la armonía

El confucianismo no es una religión como el cristianismo o el islam, pues no se compone de dogmas, sino de pautas de comportamiento dirigidas a lograr el gobierno perfecto y la armonía social. Por eso se la considera más una filosofía política y una forma de vida. Para Confucio, las deidades soberanas son el Cielo o el Señor de lo Alto (Tian), y la Tierra, que representan respectivamente las dos fuerzas universales: el Yin absoluto, el eslabón débil, femenino; y el Yang absoluto, fuerte, masculino. Dos elementos opuestos pero complementarios. Según esta cosmovisión, el Cielo ordenó el universo de manera jerárquica y lo dividió entre aquellos con fuerza de yin, los nobles, y aquellos con fuerza de yang, los viles. La sociedad se compone de autoridades y subordinados de tal forma que un individuo es débil respecto a un superior y fuerte respecto a un inferior.

En la cúspide de la jerarquía confuciana se encuentra el emperador, el “hijo del Cielo”, quien media entre el Señor de lo Alto y los hombres para hacer cumplir la voluntad celestial. El gobernador debe ser el máximo depositario de cinco virtudes: amor al prójimo (Ren), rectitud (Yi), cortesía y buenos modales (Li), estudio y sabiduría (Zhi), y honestidad (Xin). Cumplir estos mandatos significa seguir el noble camino o tao (un concepto que comparte con el taoísmo, otra corriente filosófica de origen chino también centrada en el equilibrio y armonía del  individuo con el universo), lo que convierte al hombre en un caballero o noble (Junzi). Si el gobernante no cumplía esta senda virtuosa, sus funcionarios podrían sustituirlo por otro que sí cumpliese el mandato divino y fuese justo con la sociedad.

El siguiente nivel de jerarquía lo representa el padre de familia, que es el yin respecto a su mujer e hijos, lo que hace del confucianismo una religión patriarcal. El padre se encarga de inculcar las cinco virtudes a sus descendientes. Debe enseñarles sobre todo el respeto hacia su autoridad y sus antepasados, y pasión por el conocimiento. La sabiduría es la vía para perfeccionarse, y este mérito personal permite al hombre convertirse en maestro o buen funcionario, más allá de su clase social. La idea que subyace es que construir una comunidad justa y armónica comienza por uno mismo.

El confucianismo, muy presente en la China actual

Sin embargo, los preceptos de Confucio no dan respuesta a problemas metafísicos, como la incógnita de qué hay después de la muerte. Esto provoca que deba complementarse con otras religiones. De hecho, el 42% de la población china profesa la religión tradicional del país, una mezcla de confucianismo, budismo y taoísmo. Las virtudes que predicaba el maestro Kong siguen presentes en la sociedad china. Por ejemplo, su exigente sistema de oposiciones a funcionario público mide la sabiduría y el mérito personales, elementos confucianos que hereda del sistema de examen imperial chino. La piedad filial, la responsabilidad y el respeto a los ancestros también mantienen su importancia en la actualidad.

En próximas entregas ahondaremos en otras corrientes de pensamiento oriental, que nos servirán para comprender esquemas de vida y accionar distintos de nuestra cultura occidental.

Para culminar, algunas reflexiones confucianas por excelencia:

Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea, pero seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto.

Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso.

Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.

¿Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, cómo sabrá gobernar a los demás?.

Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.

La virtud no habita en la soledad: debe tener vecinos.

No hay cosa más fría que un consejo cuya aplicación sea imposible.

¿Me preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.

Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios.

Filosofía Parte Dos

Este fin de semana es un acto continuado del verano, que sigue con su despiadado calor impactando sobre nuestro hemisferio sur, aunque parece, que en estas latitudes, hubiera una inmensa lupa que concentra toda la radiación solar sobre gran parte de nuestro territorio argentino, lo que hace que los termómetros alcancen por momentos, temperaturas por encima de los promedios históricos.

Las mil maneras de refrescar nuestros cuerpos no surten efecto, por lo que hay que recurrir a los medios tecnológicos disponibles para contrarrestar y minimizar el shock térmico. Las plantas y los animales no tienen la misma posibilidad (salvo los que están al cuidado de los humanos), por lo que el calor hace estragos en su naturaleza, provocando mortandad y desolación.

Volviendo al tema filosófico, todos tenemos en mayor menor medida una filosofía personal, la cual nos sirve fundamentalmente para vivir. Muchos de nosotros quizás no seamos conscientes de que la poseemos, como tampoco estamos muy al tanto de nuestras emociones, incluyendo por cierto que ante la pregunta rápida de cuáles son nuestros propósitos de vida, nos cueste un poco responder.

¿Es imperativo tener y vivir según una filosofía personal de manera consciente?

En lo personal pienso que no.

¿Nos sirve distinguir nuestra filosofía personal y trabajar sobre ella para sacarle provecho?

En lo personal pienso que sí.

Tal cual vimos la semana pasada, tener un inquisidor filosófico que colabore con nosotros para superar instancias difíciles, es un hecho que marca diferencias para quien las sabe capitalizar.

¿Cuántas corrientes filosóficas existen?

El devenir del ser humano ha estado acompañado de distintas corrientes de pensamiento filosófico, los cuales fueron teñidos y al mismo tiempo tiñeron, la conducta y el comportamiento del ser humano en sociedad.

¿Son estas corrientes puras?

Por lo general no, porque se nutren de otros espacios de pensamiento, los cuales a su vez sacaron elementos de otros, por lo que en realidad podemos encontrar conceptos filosóficos clásicos en las corrientes más modernas, como, asimismo, ninguna de ellas y por condición taxativa del pensamiento filosófico puede ser tomada como una verdad absoluta.

Desde los orígenes de la cultura occidental es posible encontrar distintas corrientes filosóficas, las cuales en una versión compilada son las siguientes, incluyendo sus principales exponentes:

1. Idealismo

El idealismo es un conjunto de corrientes filosóficas que han estado presentes a lo largo de la historia de la filosofía. Su origen se puede remontar a Platón, pero su desarrollo abarca buena parte del siglo XIX.

Los filósofos idealistas sostienen que la base de la realidad es el pensamiento y que la materia es una producción del mismo. O, lo que es lo mismo, los objetos no existen sin una mente que los haga posibles. Aquello que percibo son ideas de mi mente, si no lo percibo no existe.

El idealismo ha tenido diferentes bifurcaciones que se conocen como: idealismo objetivo, idealismo subjetivo, idealismo trascendental e idealismo alemán.

Representantes: Platón (objetivo), Hegel (objetivo), Descartes (subjetivo), Hegel (subjetivo), Kant (trascendental), Scchelling (alemán).

2. Realismo

La corriente del realismo filosófico podría considerarse la antítesis del idealismo. Este movimiento defiende la existencia de los objetos independientemente de la conciencia que las observa. Las cosas subsisten al margen de si el ser humano las percibe o no a través de los sentidos. Aunque atiende al pensamiento de filósofos como Platón o Aristóteles, es en la Edad Media cuando se desarrolla.

Representantes: Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.

3. Escepticismo

Esta corriente se fundamenta en la duda. Para los pensadores escépticos la razón y los sentidos carecen de fiabilidad por lo que no existe nada que se pueda afirmar o negar con firmeza. Así que, estos pensadores dudan de todo: de la validez de los juicios, de la capacidad humana o de los valores externos. El escepticismo presenta tres etapas, la primera surge en la antigüedad.

Representantes: Pirrón, Timón el Silógrafo y Sexto Empírico.

4. Dogmatismo

Esta corriente tiene lugar en los siglos VII y VI a. de. C. y se opone al idealismo y al escepticismo. El dogmatismo se sustenta en la posibilidad de la razón humana en conocer toda la verdad e interpretar la realidad. Para ello se fundamenta en la aceptación de dogmas, sin aceptar cuestionamientos de los mismos. Un dogmático confía ciegamente en la razón sin admitir sus límites.

Representantes: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaximenes, Heráclito, Pitágoras y Parménides.

5. Relativismo

Este movimiento filosófico se inicia en la antigua Grecia de la mano de los Sofistas. El relativismo niega la existencia de verdades absolutas e independientes del hombre. La verdad, al igual que defiende el subjetivismo, depende del individuo que la experimenta y también de los diferentes factores externos que influyen en el conocimiento.

El relativismo considera que todas las formas de conocer el mundo tienen la misma validez.

Representantes: Protágoras y Pitágoras.

6. Subjetivismo

Esta doctrina filosófica surge en la antigüedad y toma como punto de partida al individuo en tanto que sujeto congnoscente. El subjetivismo entiende que el conocimiento depende de cada individuo, por tanto, la verdad o la falsedad de los juicios dependen del sujeto que conoce y juzga. Sin asumir verdades absolutas o universales.

Representantes: Protágoras, Georgias de Leontinos (época antigua) y Nietzsche (contemporánea).

7. Empirismo

Este movimiento filosófico surge paralelamente al Racionalismo. El empirismo se fundamenta en la experiencia como origen de todo conocimiento. Para los empiristas los límites del conocimiento se encuentran en la propia experiencia ya sea externa o interna, fuera de ella solo existe la especulación.

El empirismo se puede remontar a los sofistas y epicúreos, sin embargo se desarrolla en la modernidad.

Representantes: Locke y Hume.

8. Racionalismo

Esta doctrina filosófica se fundamenta en que la razón es el origen del conocimiento, no la experiencia como defiende su corriente coetánea, el empirismo. Es decir, solo podemos considerar como cierto aquello que parte del propio entendimiento. El racionalismo surge en el siglo XVII de la mano de Descartes, quien trató de buscar un saber verdadero elaborado desde la razón.

Representantes: Descartes, Leibniz y Spinoza.

9. Criticismo

Esta corriente la inicia Emmanuel Kant con su obra Crítica de la razón pura y parte, en gran medida, para solucionar la dicotomía surgida entre el racionalismo y el empirismo (razón y experiencia).

Con ella, el filósofo pretende fijar los límites del conocimiento. Esta doctrina busca demostrar que el conocimiento parte de la experiencia pero que necesita de la razón para poder completarse, de aquí la frase: “sin sensibilidad ningún objeto nos sería dado y, sin entendimiento, ninguno sería pensado”.

En este sentido el criticismo da especial importancia al sujeto en el acto de conocer frente al objeto, como si lo hacen el racionalismo y el empirismo. Para el criticismo es el sujeto quien crea al objeto (realidad).

Representante: Emmanuel Kant.

10. Pragmatismo

Corriente filosófica que tiene lugar en Estados Unidos e Inglaterra y surge de la mano de Sanders Peirc. Este movimiento pretende relacionar el significado de las cosas con la evidencia. Para ello se limita a la experiencia sensible y deja a un lado la metafísica.

Los pensadores pragmáticos entienden que no hay verdades absolutas y que el conocimiento lo da la experiencia. El pragmatismo defiende como verdadero aquello que es útil. Es decir, el criterio para juzgar la verdad se fundamenta en los efectos prácticos.

Representantes: Charles Sanders Peirce, William James y John Dewe.

11. Historicismo

Es una corriente intelectual que surge de la mano del pensador Wilhelm Dilthey según la cual la historia tiene un papel fundamental para comprender la naturaleza humana y la sociedad. La historia es el punto de partida para entender cualquier fenómeno social, cultural o político.

Representantes: Wilhelm Dilthey y Edmundo O’Gorman.

12. Fenomenología

La fenomenología abarca diferentes disciplinas. En el siglo XX surge como corriente filosófica y su método parte de la no suposición de nada. Es decir, pretende describir objetos o fenómenos de manera consciente, sin atenerse a presuposiciones o preconceptos.

Representantes: Edmund Husserl, Jan Patocka y Martin Heidegger.

13. Existencialismo

Es una de las corrientes filosóficas más destacadas del siglo XX. Uno de los principios básicos que sostienen los filósofos existencialistas es que “la existencia precede a la esencia” y se centran fundamentalmente en el análisis de la condición humana.

El ser humano no tiene una condición firme, es decir, no hay una naturaleza que le lleve a ser de una manera o de otra, el punto de partida es su existencia. Como no tiene una naturaleza establecida, tiene la libertad de hacerse a sí mismo, puede decidir en cada momento, así va construyendo su esencia. Son nuestros actos quienes determinan quienes somos y el significado de nuestras vidas.

Representantes: Soren Kierkegaard, Martin Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre y Henri Bergson.

14. Positivismo

El positivismo es una corriente filosófica que surge para dar respuesta a los nuevos cambios acaecidos con la Revolución Industrial y su mayor representante fue Comte.

Esta doctrina se fundamenta en los hechos, en la experiencia y no en ideas abstractas. Por ello defiende el papel de las ciencias naturales, cuyo método puede ser trasladado al estudio de la sociedad.

Los filósofos positivistas atienden exclusivamente a hechos que pueden ser comprobados científicamente y a los resultados de la experiencia. Dejan a un lado las afirmaciones abstractas y metafísicas.

Representantes: Auguste Comte, John Stuart Mill, Richard Avenarius y Heribert Spencer.

15. Estructuralismo

Es uno de los movimientos teóricos más influyentes del siglo XX y surge en Francia en la década de los 60.

El estructuralismo ha tenido gran repercusión en diferentes campos del conocimiento, entre ellos la filosofía. Propone un método de análisis basado en el estudio de la independencia e integración de las partes dentro de un todo. Consiste en el estudio de las unidades mínimas que constituyen la estructura de los fenómenos y de las relaciones que existen entre estas.

Representantes: Roland Barthes y Jean Baudrilland

16. Escolástica

Esta corriente surge y se desarrolla en Europa occidental entre el siglo XI y el XV. Los pensadores escolásticos trataron de conciliar la razón y la fe, manteniendo a esta última siempre por encima de la anterior. Con ello pretendían demostrar que no hay incompatibilidad entre teología y filosofía.

Esta filosofía se enseñaba en las universidades durante la Edad Media y de ella surgieron diferentes posturas:

Dialéctica: la fe debe ser demostrada y analizada por la razón.

Antidialéctica: la fe es la única fuente de sabiduría.

Posición intermedia: la fe y la razón son distintas, pero ambas convergen en la verdad.

Representantes: San Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino y Juan Duns Escoto.

17. Cinismo

Esta filosofía fue fundada por Antístenes alrededor del año 400 a.de C. Se caracteriza por su carácter ascético y busca encontrar la felicidad fuera de las cosas efímeras como pueden ser el lujo o el poder. Para los pensadores cínicos, la verdadera felicidad se encuentra fuera de las cosas fortuitas. Esta se consigue mediante la virtud, llevando una vida simple y alejada de las convenciones sociales.

Representantes: Antístenes y Diógenes.

18. Epicureismo

Es una corriente filosófica iniciada por Epicuro de Samos (341-270 a.C.) que considera que la sabiduría consiste en aprender a dominar bien los placeres con el fin de no ser dominado por ellos.

En este sentido, el objetivo de las personas reside en alcanzar el bienestar a través del cuerpo y de la mente para, de esta forma, lograr la “ausencia de turbación” (ataraxia).

Representantes: Horacio, Lucrecio Caro, Metrodoro de Lápsaco (el joven) y Zenón de Sidón.

19. Estoicismo

Esta corriente se centra en el ideal del ser humano, confía en un ser autárquico. La sabiduría radica en la capacidad que tiene el ser para alcanzar la felicidad sin necesitar nada ni a nadie. Aquel que consiga esto de forma autosuficiente, sin necesitar bienes materiales, será más sabio.

El estoicismo tiene como fundador a Zenón de Citio, sin embargo, abarca tres etapas distintas que se pueden dividir en: antiguo (siglos IV-II a. C.), medio (II a. C.) y nuevo (durante el Imperio Romano).

Representantes: Zenón de Citio, Posidonio y Séneca.

20. Humanismo

El humanismo es un movimiento intelectual que se da en los siglos XIV y XV durante el Renacimiento. La filosofía humanística se da en un periodo transitorio entre la Edad Media y la Modernidad. Para los humanistas el ser humano es el centro de la naturaleza, por ello pretenden comprender cómo actúa, sus pensamientos y capacidades para dar un sentido racional a la vida. Este movimiento rescata y estudia a los clásicos griegos y latinos y los toma como referencia.

Representantes: Leonardo Bruni, Marsilio Ficino y Erasmos de Rotterdam.

Las más modernas:

21. Filosofía Analítica

La filosofía analítica es otra de las corrientes filosóficas actuales. Se comenzó a desarrollar en el siglo XX, en el área anglosajona y a partir de la obras de B.Russell, G.Edward Moore o L. Wittgenstein. Esta corriente está directamente ligada a las ciencias y a la lógica matemática, siendo su principal objetivo el análisis lógico del lenguaje con el objetivo de entender y desentrañar los conceptos filosóficos y científicos insertados en nuestro lenguaje, ya que éste una representación de nuestro mundo/realidad. Así, hallamos la propia conceptualización del lenguaje podremos entender gran parte de nuestra realidad.

Asimismo, la filosofía analítica se muestra contraria y escéptica con la “filosofía tradicional/metafísica”. Desde esta corriente se afirma que la filosofía que se muestra capaz de darnos información sobre la realidad o “resolver” los grandes dilemas filosóficos, no es correcta, ya que, debemos tener presente, que esos problemas filosóficos son creados, falsos y resultado de las confusiones lingüísticas. Por tanto, la filosofía tradicional no es válida.

22. Filosofía Continental

Esta corriente nace a mediados del S.XX y se caracteriza porque en ella tienen cabida aquellos pensadores que no se insertan dentro filosofía analítica. Además, se caracteriza porque esta corriente surge de la unión diversas doctrinas filosóficas, como: el existencialismo, marxismo, fenomenología, hermenéutica, estructuralismo o el idealismo.

Asimismo, desde esta corriente se establece que la ciencia (métodos científicos) no es la única disciplina que nos permite entender comprender el mundo el mundo que nos rodea. Además, considera que la realidad es producto del devenir histórico y del contexto (cultura, ubicación, idioma…) en el que se desarrolla el individuo, no de la interacción de las estructuras.

23. Filosofía Posmoderna

La filosofía posmoderna nace en los años 60 en Francia y se extendió al resto de Europa en la década de los 70 como consecuencia de toda una serie de publicaciones del filósofo Jean-Francois Lyortad (creador del concepto de posmodernidad). Asimismo, entre sus representantes destacan filósofos como M.Foucault y R. Rorty.

Desde esta corriente se rompe con los movimientos filosóficos desarrollados durante la Ilustración (Edad Moderna), con la primacía del sujeto/razón y se desecha la idea de que la estructura es el centro de todo. Así, lo que se pretende es dar un nuevo enfoque filosófico centrado en el análisis de las relaciones de poder y la organización política/económica.

Igualmente, la filosofía posmoderna se caracteriza porque no cree en las verdades absolutas (cada individuo tiene su verdad), por la defensa de la diversidad y el librepensamiento o sea expresarse como cada uno considere oportuno.

Como se puede apreciar abundan los conceptos filosóficos occidentales, los cuales tienen su contrapartida o similitudes en la filosofía oriental, de la cual nos ocuparemos en una tercera entrega.

La posibilidad de afrontar los problemas y las oportunidades desde una visión filosófica personal, acicalada con distintos pensamientos de grandes filósofos, que nos pueden ser traídos por consejeros filosóficos de mirada amplia y con conocimiento de varias escuelas, puede ser una opción muy valiosa, sobre todo si lo hacemos dentro de un proceso guiado y sin ataduras.

Para finalizar una frase que tiene que ver con todo lo expuesto:

“Obra siempre de tal modo que también puedas desear que la máxima que te guía se convierta en ley universal”. Immanuel Kant.

¿La filosofía puede salvarnos?

Mediodía con calor, pero no tanto. Sentado en una galería rodeada de vegetación y árboles de buen porte, disfruto de los sonidos de variada intensidad y tinte, que provienen de distintas fuentes. El viento es el director de orquesta de una sinfonía que se mueve al son de su batuta. Sin embargo, no sólo el aire en movimiento es el gestor de la música de fondo que me rodea. El nítido canto de un zorzal, emerge exquisito y inconfundible. Su trinar resuena por encima de todo, con una potencia increíble y una composición de notas deliciosas.

Esta muestra gratis de la naturaleza, me invita a reflexionar y me transporta a mis sueños de niño, cuando mi adicción a la lectura, incluía libros de la madre de todas las ciencias, aquella que aún me desvela, con sus preguntas sin respuestas concretas, sino sólo indicios de sabiduría, a cuentagotas, y siempre vinculadas a la curiosidad, el asombro o la duda.

Desde que el hombre es hombre, los cuestionamientos personales, respecto de sus orígenes, conductas y propósitos, sean los mismos individuales o sociales, han estado en el centro mismo de su corta vida como especie.

La filosofía ha acompañado a nuestra humanidad desde que obtuvo la distinción del raciocinio, buscando equilibrarla y darle sustento. Todas las ciencias, que se derivan de la filosofía, sean duras o blandas, tratan de responder aspectos específicos del quehacer humano, pero ninguna ha sido ni será tan amplia en su mirada como la filosofía. Antiguamente, y ante la ausencia de la psicología y la psiquiatría, los problemas individuales, eran asumidos como parte de la cuestión filosófica de la especie humana.

En la actualidad no se habla tanto de filosofía, pero sí de pensadores, dentro de corrientes de pensamiento. Son esos pensadores, los que tratan temas relacionados con el conjunto social y las relaciones humanas. Sin embargo, algunos de ellos han tomado el desafío de transformarse en guías o asistidores a tiempo parcial, para ayudar a encaminar a las personas dentro de contextos inciertos. Un amigo en una charla amena, puede ayudarte a pensar sobre un problema inesperado, algo que te ha sacado de relativo equilibrio. Una muerte impensada y prematura, una relación rota, la pérdida de un trabajo, la falta de norte, decidir entre varios caminos, son situaciones en los cuales nos encontramos cara a cara con nuestros propios demonios internos, necesitando conversar y sacar afuera nuestras emociones. La filosofía puede servirnos y de mucho para afrontar estas vicisitudes, que a menudo nos afectan.

¿Es posible usar la visión de un filósofo que nos traiga elementos de la filosofía que nos ayuden a encausar un problema?

Para Lou Marinoff, profesor y catedrático de Filosofía en el City College de Nueva York, fundador y presidente de la American Philosophical Practitioners Association y director de la revista Philosophical Practice, le cual es autor del libro titulado: “Más Platón y menos Prozac”, no existen dudas de que la filosofía tiene un componente práctico indiscutible.

En este libro, él divide los problemas de desequilibrio de los seres humanos en cuatro categorías: aquellos que devienen de una situación física mental que necesita ser tratada con medicación, otros que surgen de problemas durante etapas de la vida temprana, otros a raíz de traumas fuertes y sostenidos, ambos donde el profesionalismo combinado de la psicología y la psiquiatría son necesarios, y una cuarta categoría, donde están incluidos un montón de desajustes de vida, como los ya mencionados en párrafos anteriores y en donde según este pensador, la filosofía práctica puede ser una herramienta útil.

La filosofía según Marinoff orienta a las personas y las ayuda tener una visión del presente, con marcada vocación de trabajo y superación para el futuro. Su método se denomina proceso PEACE, palabra compuesta por la primera letra del nombre de cada etapa, de la cual se compone la terapia que él propone.

El enfrentar un problema desde una óptica filosófica, engloba en su metodología las siguientes etapas:

P: En primer lugar, debemos identificar el “Problema”. Muchas personas necesitan ser preguntadas porque no siempre somos capaces de darnos cuenta o poner en contexto el problema.

E: En segundo lugar, debemos hacer un inventario de las “Emociones” que nos ocasiona la situación. Hablarlas y sacarlas afuera es clave, para poder hacerlas constructivas.

A: En tercer lugar, debemos hacer un “Análisis“que nos permita enumerar las posibles soluciones que tenemos para nuestro problema.

Según Marinoff a menudo sucede que a su consulta filosófica concurren personas que han cubierto estas etapas, con lo que la asistencia se hace más directa y rápida. Otras tantas, las personas creen tener resueltas estas etapas, pero han partido de una incorrecta identificación del problema, por lo que es necesario revisar y barajar de nuevo.

C: Una vez superados los tres pasos previos, se recurre a la “Contemplación” del problema en su conjunto. Esta etapa es clave para encontrar una visión filosófica unificada de la situación y las acciones a llevar cabo. Adoptar una postura filosófica central que englobe una idea general y superadora de la situación, que incluya un plan de trabajo, resulta imprescindible.

E: Por último, la quinta etapa es del del “Equilibrio”, vale decir que una vez cubierta las etapas anteriores, con la postura filosófica ya elegida y en tránsito, se llega a una situación de equilibrio, el cual nos permite de nuevo estar en nuestro eje y actuar hacia adelante.

Marinoff enseña en este libro, con ejemplos prácticos sobre esta metodología, cómo el pensamiento práctico derivada de la filosofía clásica nos puede asistir a superar los problemas y enfrentar las adversidades cotidianas.

Según él la filosofía no sólo puede salvarnos, sino que además nos permite adoptar y aprender mucho más de nuestra esencia y como nos vinculamos con nuestras emociones de manera productiva.

Para finalizar les dejó frases sobre la filosofía:

«No puedo enseñar nada a nadie. Solo puedo hacerles pensar» – Sócrates.

«La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser» – Platón.

«Si abordas cada situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.» Adam Smith.

«El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.» Immanuel Kant.

«Uno no puede pisar dos veces el mismo río». Heráclito.