¿Educando con la IA?

Es muy probable que con el tiempo esta pregunta sea respondida de manera arrasadora por la evolución de la tecnología. En el mientras, estamos en un impasse adaptativo, en donde no existen reglas pedagógicas tan claras, sino algunas recomendaciones, que, en estos lares, cada cual sigue o no, dependiendo de su grado de aceptación o rechazo a esta fuente de información, debate, búsqueda y análisis.

Lucia, mi hija más pequeña, me comparte antes de la cena, el resultado de un examen de lengua de primer año de la secundaria, en donde se percibe que la profesora ha introducido de pleno la posibilidad de utilizar la IA, haciendo preguntas lisas y concretas, acerca de cómo mejorar la experiencia en el uso de la herramienta. No sólo me sorprenden las preguntas, sino además las respuestas de Lucía, que son atinadas y apropiadas, demostrando un conocimiento amplio y variada acerca de cómo interactuar con la inteligencia artificial. Su inteligencia natural ha sido capaz de abordar las exigencias de la profesora, cumpliendo con lo solicitado y satisfaciendo las expectativas, siendo calificada con una frase poderosa y motivadora: “excelente interpretación de las consignas, Lucia”.

A continuación, le consulto si todos los profesores están utilizando la IA, como un complemento de la actividad educativa. Su respuesta es que no todos, dependiendo de la materia, edad y formación de los educadores. Es razonable que los docentes más jóvenes, nacidos en la era digital, acepten con más simpleza la compañía de una herramienta de búsqueda y análisis de información, aunque esta afirmación no sea una regla estricta, por cierto. En el pasado y antes de la posibilidad de navegar, nuestra fuente de consulta era el material bibliográfico, con acceso al contenido publicado en enciclopedias voluminosas y gráficamente muy bellas. Luego la navegación, la lectura digital y ahora la IA, abren un abanico infinito de información, el cual necesita ser procesado, direccionado y analizado para que nos sea útil.

A continuación, extractos de un artículo publicado por el especialista en educación, el doctor Martin Rebour.

La importancia de reinventar el rol de los docentes

A la luz de los distintos avances con relación a la inteligencia artificial en la educación, la generación acelerada del conocimiento y las distintas formas de acceder a la información, se hace necesario repensar el rol docente.

Partiendo de la relevancia de la función docente, como pieza clave del proceso educativo, se hace ineludible revisitar algunos conceptos. Por ejemplo, las maneras de aprender, enseñar y evaluar, de forma de:

  • ajustarse a las necesidades de los estudiantes;
  • hacer un uso con sentido pedagógico de las tecnologías a disposición;
  • tender puentes con el desarrollo de habilidades y competencias demandadas por la sociedad actual.

El avance de la inteligencia artificial en la educación supone numerosos desafíos. El camino de repensar y reformular nuestra tarea profesional como docentes nos lleva a posicionarnos como diseñadores de experiencias potentes de aprendizajes para nuestros estudiantes.

También como activadores de procesos reflexivos, basados en el intercambio, la interacción con otros, así como la apropiación auténtica y significativa de la información, para la construcción de conocimiento, saberes y habilidades.

Como diseñadores de esta experiencia, los docentes debemos facilitar, guiar y orientar para la comprensión de la realidad. Al mismo tiempo, potenciar el desarrollo del pensamiento crítico, a través de un análisis profundo de la información que hoy aparece a tan solo un click.

Y no olvidar que es clave contribuir a la aplicación del conocimiento en iteraciones de ensayo y error, que permitan aprehender ese conocimiento, a la vez que se gana en autonomía.

Acompañar y articular siguen siendo funciones fundamentales en el vínculo del docente y del estudiante, constituyéndose como posibles condicionantes para la generación de contextos de confianza, seguridad y autoestima en el aprendizaje.

Un área relevante que abren distintos recursos relativos a la inteligencia artificial en la educación está dado por el alto nivel de información que generan y que, a través de un análisis de los mismos, nos permitirá conocer mejor algunos aspectos sobre nuestros estudiantes.

La formación para el análisis de dicha información es crucial, en tanto brindará la oportunidad de generar diagnósticos, diseñar propuestas, generar evaluaciones y seguimientos, volviendo a replanificar de acuerdo con la nueva información.

Herramientas como las plataformas adaptativas, las evaluaciones automatizadas, recursos que recomiendan contenidos en función de los trayectos transitados por los estudiantes, por nombrar algunos, generan un tiempo (antes utilizado para la planificación de actividades y corrección) que debe ser redireccionado. Específicamente, al análisis de los datos, para identificar aquellos aspectos a ser trabajados con cada estudiante, a la luz de todos los saberes del docente, fruto de su formación y experiencia.

La reformulación del rol requiere de instancias de formación continua, acompañadas de momentos de reflexión y evaluación, que permitan una nueva planificación de las propuestas de enseñanza. Trabajar con otros pares, formar parte de comunidades de práctica profesionales, son espacios privilegiados que contribuyen a la apropiación de distintos saberes, que surgen del diálogo de la pedagogía y la tecnología.

Los desafíos de la inteligencia artificial en la educación

Los desarrollos tecnológicos imprimen grandes desafíos para la educación. Ante estos nuevos avances, se vuelve indispensable desarrollar distintas competencias en nuestros estudiantes, en el marco de lo que se ha dado llamar el ser ciudadanos digitales.

Formar ciudadanos activos y competentes con las tecnologías requiere no solo de las habilidades para manejar distintas herramientas digitales. El desafío fundamental está dado por generar un pensamiento crítico, que permita analizar y evaluar la información, potenciar una postura ética del uso de la tecnología, así como estimular procesos creativos a través de la generación de nuevas ideas.

En ese sentido, el documento ChatGPT and artificial intelligence in higher education: quick start guide, realizado por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, reflexiona sobre los desafíos e implicancias éticas sobre el impacto de la inteligencia artificial en la educación superior.

Por lo tanto y en suma, en el marco del avance de la inteligencia artificial en la educación, formar a nuestros estudiantes en la seguridad y privacidad de los datos, la no neutralidad de los algoritmos (identificando los sesgos) es parte de las alfabetizaciones actuales.

Cómo gestionar el uso del ChatGPT y de la inteligencia artificial en la educación

La utilización de la inteligencia artificial en la educación y de las tecnologías digitales en las propuestas de enseñanza, requieren de una definición clara de los objetivos asignados a la integración de las mismas.

Tener claridad sobre qué se espera de dicho uso, permitirá evaluar de mejor manera los aportes y las limitaciones del recurso digital utilizado. En este sentido, es importante generar instancias de evaluación y retroalimentación sobre el uso. Asimismo, recoger la opinión de los estudiantes y de la comunidad educativa, de forma que permita una utilización más pertinente y contextualizada de la tecnología.

A la hora de la elección del recurso, es fundamental tener una mirada desde la accesibilidad. En otras palabras, no solo garantizar que efectivamente los estudiantes tengan acceso a los dispositivos necesarios (laptops, conectividad, acceso al recurso en sí), sino también que la herramienta seleccionada no presente ninguna barrera de acceso en su uso.

Muchos recursos digitales y herramientas de inteligencia artificial en la educación, ponen a nuestra disposición una serie de datos. Los cuales, a través de un análisis profundo, aportarán información para tomar decisiones fundadas en evidencia.

Esto nos permitirá generar propuestas ajustadas a las áreas de mejora de nuestros estudiantes, así como a sus intereses y fortalezas. En definitiva, propuestas más personalizadas.

En este análisis de datos que herramientas como las plataformas educativas y otros recursos de inteligencia artificial en la educación nos brindan, hay que prestar especial atención en garantizar que las propuestas que proponemos generen iguales oportunidades de aprendizaje en todos los estudiantes. A su vez, es importante que no presenten sesgos (de género, raciales, entre otros), que operen como obstáculos en los procesos de aprendizaje.

Para finalizar, es clave no perder de vista la dimensión humana, que sostiene el vínculo pedagógico en relación con la inteligencia artificial en la educación. El docente debe fomentar la interacción, posicionarse como un orientador, guía y facilitador de los intercambios, al hacer disponibles preguntas que generen nuevos desequilibrios, nuevas búsquedas y construcciones.

La pregunta, título del blog de hoy no tiene una sino varias respuestas. Esperemos encontrarlas a tiempo, antes de que la tecnología por sí misma no nos deje la chance de responder.

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