Primavera de grandes contrastes !

El horizonte se hace difuso, opaco y con visos de ajado. El humo lo cubre casi todo, las llamas avanzan danzando al compás de las ráfagas de viento. El paisaje es desolador en las laderas. El cerro Uritorco es un imponente testigo que se viste de piedra, luciendo impotente ante la catástrofe. Las personas hacen lo que pueden, los bomberos ganan y pierden la batalla contra el fuego, mientras algunos son evacuados, abandonando sus casas, pertenencias y anhelos. Todo lo que vive se ve seriamente afectado, entre ellos animales, pájaros, árboles y vegetación. El infierno que se ha desatado no respeta nada, ni a nadie, crece voraz y ciertamente incontrolable. No tiene misericordia, ni contemplaciones con la vitalidad de lo que respira, ya que el respira más fuerte que ninguno, arrasando todo a su paso.

Las lágrimas no alcanzan a calmar la sed del suelo, el sufrimiento de muchos, pasa desapercibido, y la solidaridad siempre presente, apenas alcanza para levantar los ánimos. La terrible sequedad es el terreno propicio, para que esta misma situación dantesca, se repita en otros lugares de la mediterránea provincia. El inicio de la estación del amor, presenta altas temperaturas, escasa humedad y mucho viento, por lo que nada presupone que esto vaya a cambiar en el corto plazo. Sólo queda esperar una lluvia milagrosa, que ponga freno a esta sucesión de hechos lamentables. La acción del hombre que recalentó el planeta, más los rasgos del ciclo climático denominado de la niña, están provocando, cada vez con más recurrencia a lo largo de los años, eventos impredecibles de destrucción y desconsuelo.

Mientras algunos pelean denodadamente por conservar su entorno natural y sus propiedades, en otros lugares, bastante más afortunados, los jóvenes y los no tanto, se congregan para celebrar la llegada de la estación, que para muchos es la más linda del calendario. Numerosas fiestas, organizadas por los municipios serranos, son el marco propicio para los festejos del día de la primavera. Música estridente, juegos, bebidas alcohólicas en todas sus presentaciones, producen la desinhibición de las conductas, que de otro modo se mantendrían atadas, detrás de mandatos éticos y morales. El comportamiento de masas se hace presente, reduciendo los niveles de conciencia individual. A los que festejan, parece importarle poco, que otros sitios estén siendo devorados por hogueras o fogatas accidentales, y lo que es mucho peor, algunas intencionales, iniciadas por individuos desprovistos de toda cordura.

El contraste de esta primavera le provoca dolor a los afectados, que salieron favorecidos con el lado cruz, cuando se hizo el sorteo para no ingresar al infierno descripto por el Dante. Mientras que los incendios descontrolados son causales, es una casualidad que los mismos no se propaguen a muchos más lugares, que presentan similares condiciones de base, a los que se queman inexorablemente. Todos los años, las autoridades manifiestan que los recursos destinados a programas para evitar, mitigar y combatir el fuego, se van incrementando, a la par de las penas, multas y otros castigos para los que ejecutan acciones piromaníacas, ya sean accidentales o intencionales. El resultado de esos planes y de esos castigos, es triste y deplorable, ya que período a período, los presupuestos parecen ser insuficientes para frenar la propagación de las hogueras, las cuales se multiplican en número y gravedad.

La pregunta a hacernos, es que si hace falta una gran hoguera general, que provoque un daño mayúsculo y letal para muchas personas, para que finalmente se alcance el grado de conciencia necesario, para que estos fenómenos desaparezcan, extinguiéndose las malas intenciones, y los errores de cálculo, de aquellos que deciden hacer un asado sin apagar luego las brasas, o tiran la colilla de un cigarrillo sobre los amarillos pastizales, o razonan que hace falta prender fuego lo seco, para que rebrote el verdor con más fuerza. Los que creen manejar un fuego pequeño y controlado, rápidamente caen en la cuenta de que hay factores climáticos, como la intensidad y dirección del viento, que son inmanejables. Son instantes, trascurridos los cuales, el pequeño fuego, se convirtió en un monstruo abrazador, bajo la atónita mirada de aquellos que no pueden asimilar, que haya personas imprudentes e inescrupulosas cometiendo tamañas idioteces.

La primavera es una de las cuatro estaciones del año, sigue al invierno y precede al verano. La definición y duración de la misma varía, desde el punto de vista meteorológico; es propia de las zonas templadas y corresponde a un tiempo intermedio, entre la estación fría, el invierno, y la cálida, el verano. Desde el punto de vista de la astronomía, comienza tras el equinoccio de primavera y termina tras el solsticio de verano. En el calendario la primavera corresponde a los meses de marzo, abril, mayo y junio en el hemisferio norte y a los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre en el hemisferio sur.

Esta temporada se identifica tradicionalmente con el florecimiento de la flora, un aumento de las temperaturas medias, el deshielo, la floración de las plantas, el despertar de los animales en hibernación y el regreso de las especies migratorias. Estas características han hecho que sea usada como una metáfora de la renovación de la vida o de su primer desarrollo.

En latín la palabra para designar a la primavera es vēr, vēris, que procede del protoindoeuropeo wesr̥. El comienzo de este período era conocido como primo vēre, literalmente, “el principio del verano”, que dio en latín vulgar: “prima vera”, con idéntico sentido. La palabra aparece atestiguada hacia 1490.

La llegada de la primavera impacta positivamente en el bienestar, pues el clima, los olores, los colores, el paisaje que vemos específicamente y el florecimiento nos ponen de mejor humor, con ganas de salir y de sociabilizar. Es la época en que comienzan los compromisos sociales, las salidas y el divertimento.

El aumento de la luz solar y la temperatura hace que estemos más fuera de casa, además de usar otro tipo de vestimenta (más ligera y, algunas veces, desenfadada).

Todo esto constituye un conjunto que nos hace sentir más vitales, de mejor humor, y nos alegra; nos cambia el humor. ¿Es la estación del amor? Son los conocimientos científicos y las estadísticas los responsables de confirmar esta tendencia, y los conceptos como enamoramiento, romanticismo, sensualidad, revolución hormonal y biológica dicen presente.

Las emociones placenteras, los sentimientos y los instintos están en una estructura nerviosa, que es el hipotálamo, que forma parte del sistema límbico. Es el que se estimula ante determinadas condiciones y entonces aparecen sensaciones como las siguientes:

  • La motivación.
  • El entusiasmo.
  • El hedonismo.
  • El erotismo.
  • El deseo (aumentando la libido).

Los beneficios de esta época están dados por los rayos solares, que son una fuente muy importante y rica en vitamina D. Cuando el organismo los absorbe, mejora el funcionamiento del sistema nervioso. Además, contribuyen a mantener los huesos sanos. La función más conocida es la absorción del calcio para fortalecer justamente el tejido óseo; es suficiente la exposición solar entre 10 a 15 minutos diariamente para generar la vitamina D que el cuerpo necesita.

os días más templados invitan a la práctica deportiva, aumentando la actividad física, por lo que también se percibe mejoría en el estado de ánimo, y la salud física se fortalece. También nos invita a beber más agua y a estar mejor hidratados, mejorando la piel e incorporando otros nutrientes beneficiosos como las frutas y verduras, aportando de esta manera una buena cantidad de antioxidantes, los cuales frenan las reacciones de oxidación en las células del organismo, reduciendo de esta manera enfermedades.

También se mejora la calidad del sueño, pues la exposición a la luz natural durante el día ayuda a regular los patrones de sueño y vigilia. Hablemos de las hormonas y neurotransmisores: “Y nuevamente el sol vuelve a ser protagonista.”

Permite la liberación de las siguientes hormonas:

Endorfinas. Neurotransmisores que provocan la sensación de satisfacción y felicidad, produciendo un buen estado de ánimo y, por lo tanto, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad.

Serotonina. Funciona también como un neurotransmisor que, al aumentar su concentración, mejora el humor.

Cortisol. Es el que se libera ante situaciones de estrés (y se sabe que el estrés es el principal inhibidor del deseo sexual).

Feromonas. Son hormonas sexuales que actúan como un correo y llevan y traen señales entre las personas (están presentes en animales y también en las plantas). El objetivo de estas señales son estímulos que desencadenan una respuesta y causan un determinado comportamiento en quien las recibe. Y estos comportamientos pueden ser de atracción hacia una persona, disposición para el apareamiento y también para transferir información sobre la especie.

Mientras que todo está preparado para el despertar de la vida y el renacimiento de las actividades del hombre, de los animales y de las plantas, en esta primavera de contrastes, algunos la celebran y otros muchos la sufren, viendo como las llamas aniquilan todo a su paso.

En esta estación del amor, del reencuentro y del tintineo de copas que chocan para brindar por la vida, la desolación se apodera de algunos que son testigos impotentes, de las nefastas consecuencias de las acciones irresponsables de otros.

La existencia tiene contrastes, contradicciones e incoherencias, que cada tanto revisamos y tratamos de corregir. Creo que necesitamos de manera urgente elevar nuestro nivel de conciencia, respecto de que no se puede seguir reedificando sobre lo que quedó de las llamas, porque no se puede vivir ignorando o peor aún, no actuando adecuadamente frente al dolor.

En esta primavera de contrastes, nos urge madurar y comprometernos, para que las bendiciones de la primavera lleguen a cada uno de nosotros, reverdeciendo nuestras mentes y favoreciendo las acciones que nos hacen crecer y desarrollarnos como sociedad.

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