Un regalo preciado

Mientras transcurre este fin de semana, arropado y frío, las sensaciones de calidez se hacen presentes a cada instante. Estimo que casi nadie es ajeno, a un saludo de alguien por ser amigo de tantos años. Antes los saludos se hacían con una llamada telefónica, una visita, una carta, un saludo enviado a través de alguien. Hoy los dispositivos nos permiten comunicarnos y vernos a distancia.

Más allá de la digitalización de los saludos, las personas preferimos el contacto cara a cara, para demostrar afecto y compromiso con las relaciones. Acompañar o ser acompañado físicamente en un momento alegre o triste, no tiene precio o mejor tiene mucho precio. Tener un amigo o ser amigo de… es “un regalo preciado” que no tiene valor de cambio, pero que si nos hace cambiar y ser mejores habitantes de este camino que llamamos vida.

Es probable que puedas vivir sin tener amigos, aunque también es claro que puedas vivir mejor si los tienes. Las discusiones sobre la cantidad, calidad y duración de los amigos, tiene tantas respuestas personales y únicas, que no podría llegar ni siquiera a resumirlas. En cada cultura y a cada edad existe una percepción distinta de lo que ser amigo, incluyendo una amplia gama de valoraciones.

Por cierto, llega a una edad donde los amigos van desapareciendo físicamente, quedando en el recuerdo de todos los que los llevamos en el corazón, que es donde anidan las grandes amistades.

El más famoso de mis amigos, alguna vez dijo que prefería discutir con un amigo, que congeniar con un enemigo. Al final de cuentas creo que de eso se trata, ya que un amigo es el que nos permite crecer, compartiendo juicios de valor y opiniones disimiles. Mis amigos más cercanos han estado presentes en los momentos más duros de mi vida. Para todos ellos mi eterno agradecimiento. La distancia y las obligaciones ponen a prueba la amistad, mientras la misma se va haciendo cada vez más sólida.

“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no se puede llenar con la llegada de otro amigo”, dice la letra de una difundida canción sobre la amistad. Cientos de reflexiones sobre la amistad, que tienen un inmenso valor descriptivo sobre el sentimiento que une a una o más personas que son amigas. Un amigo del alma, es una exquisita definición que no necesita una explicación adicional, ya que es una forma de decir cuanto llevamos a un amigo en nuestro ser.

Las peleas entre amigos, suelen poner a prueba el valor de la amistad y la profundidad de la misma, cuando entran en juego otros elementos como el orgullo y el perdón. Yo he sido testigo, de un sentido perdón de mi papá Ramón a un amigo, semanas antes de que el primero dejara este mundo. El sólo recuerdo de esa circunstancia me estremece, porque jamás he vivido una situación tan profundamente humana. El abrazo recibido de un amigo cuando fue a recibirme luego de haber vivido una situación traumática, es como haber recibido el premio nobel a la amistad.

Tenemos tantas historias para contar sobre la amistad que no alcanzan todos los libros del universo para contenerlas. De hecho, gran parte de los relatos históricos nos hablan de la amistad y la traición. Jesús, tuvo eligió entre sus discípulos a doce amigos, de los cuales hubo uno que lo traicionó. El perdón de Jesús nos muestra la grandeza del perdón a un amigo.

Si les preguntará en estos momentos que es más importante para ustedes, de seguro muchos dirían mi familia y mis amigos, describiendo a los segundos como la familia que se elige. Los seres humanos cometemos muchos errores, que casi siempre los amigos se encargan de disimular. “Yo quiero tener un millón de amigos, y así más fuerte poder cantar”, reza otro éxito musical, el cual va acompañado por “Quiero llevar este canto amigo a quien lo pudiera necesitar” y por:

“Yo quiero amor siempre en esta vida

Sentir calor de una mano amiga

Quiero a mi hermano sonrisa al viento

Verlo llorar, pero de contento”.

Para finalizar esta oda a la amistad, va un texto del escritor uruguayo Mario Benedetti, que resume mucho mejor que yo, lo que significa ser amigo:

La gente que me gusta

“Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.

Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia. A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.”

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