Lecciones aprendidas !

Existe un consenso cuasi generalizado de que los individuos y cualquier organización va adquiriendo madurez o mayor experiencia a medida que salen airosos de eventos de distinta naturaleza, los cuales pueden ser ciertamente positivos o negativos, éxitos o fracasos, buenos, malos o mediocres. Del mismo modo, existe una visión compartida acerca de las virtudes del aprendizaje en todo momento, de cuán importante es capitalizar los aciertos, los errores, los logros y los retrocesos, en un sinfín de eventos, los cuales pueden ser rutinarios, ordinarios o extraordinarios.

Que haya acuerdos comunes no implica per se que tanto a nivel personal (en conversaciones con uno mismo) o nivel grupal (en conversaciones relacionales), existe una cultura apropiada que nos permita acumular esa riqueza inmaterial que se torna concreta y material cuando de vivir nuevas situaciones se trata. Vale decir que estar de acuerdo no implica necesariamente que empiece a funcionar algo según esas maneras de ver comunes.

Es posible encontrar un viejo adagio que reza: “el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano”. Si hacemos una mirada introspectiva nos daremos cuenta que no siempre mantenemos con nosotros mismos un equilibrio o mesura a la hora de evaluar nuestras fortunas y falencias. Tiene que ver con cómo nos relacionamos con nuestro ego, y cuán capaces somos de desarticular viejos y nuevos paradigmas, o modas de pensamiento y accionar. En el caso de un equipo humano, es común encontrar percepciones de equipo ganador o perdedor, sin saber muy bien a qué se debe ello. Una sucesión de logros, algunos de los cuales no tienen una causalidad definida, nos predispone a vernos como exitosos. En contrapartida, una sucesión de fracasos, sin motivos debidamente analizados, nos hunde en la más profunda de las sensaciones de derrota.

Nuestras emociones nos juegan a favor y en contra dependiendo de los resultados de nuestras acciones, ya que algo catalogado de exitoso nos invita a pertenecer y por el contrario algo que no resulta beneficioso, nos invita a alejarnos. Al equipo ganador muchos se quieren sumar, mientras que al perdedor es común que le quede sólo algún distraído o muy convencido de que las cosas pueden cambiar.

¿Cómo aprender del éxito y del fracaso?

Si uno se abstrae de los resultados, y se mete más de lleno en los procesos, es posible encontrar comportamientos comunes en el éxito y en el fracaso, los cuales en principio no marcarían la diferencia en los resultados. Esos comportamientos pueden ser individuales o grupales. Una misma persona puede poner dedicación escasa o casi nula en un equipo que obtenga un resultado positivo o negativo. Otro individuo puede llegar tarde a las reuniones para organizar las tareas y eso no influir en el resultado final obtenido. Por lo general algunas conductas pasan desapercibidas o tapadas por el resultado, tanto sea este bueno o malo. Encontramos en ambos casos integrantes activos, o pasivos, poco o mucho comprometidos, concentrados o desconcentrados, líderes y seguidores, todos colaborando en un entorno común. En el otro extremo, en todos estos mismos equipos, existen en apariencia otros comportamientos , que también pueden no estar ligados al resultado, y que a priori serían sumamente beneficiosos para obtener una buena nota. Sin embargo, esto tampoco garantiza tener un equipo con avidez de aprendizaje.

Entonces, ¿qué marca la diferencia, a la hora de decir:, formo parte de un equipo o soy una persona habituada a vivir la cultura de “lecciones aprendidas”?.

Creo que existen algunos pocos, pero sustanciosos elementos que son útiles para desarrollar una cultura de aprendizaje y crecimiento, ya sea a nivel individual o de equipo.

  • La importancia de generar un sistema dónde se puede almacenar, documentar, crear, difundir y reexaminar todo lo que hacemos, que incluya cuando lo amerite análisis profundos y pormenorizados de las situaciones problemáticas que atravesamos.
  • Organización, planificación, recursos de todo tipo, puestos en torno al objetivo común que queremos alcanzar.
  • En el caso de un equipo, la conformación con integrantes de diferentes miradas, y con conocimientos concretos en la teoría y en la práctica (Hacer), que pueden enseñar sobre las mejores maneras de….
  • Amortiguar emociones entendiendo que conseguir algo es un proceso, que conlleva éxitos y fracasos parciales.
  • Generar ambientes donde se celebren los logros, sin caer en la euforia o la creencia de que y está. Si algo nos salió bien es garantía de que todo seguirá igual o que un desacierto nos garantiza el fracaso.
  • Propender a una cultura de conversaciones fluidas, sinceras, en torno a valores y conductas compartidas, conviviendo con los consensos y disensos dentro de un marco de respeto.
  • Reconocer al individuo y al equipo, sin descuidar ni lo uno ni lo otro.
  • Gestionar ambientes flexibles, adaptables con liderazgos que puedan ser útiles, dependiendo de las circunstancias y de lo que es mejor para…..

Las lecciones aprendidas son una manera de minimizar la no repetición de errores, pero al mismo tiempo son una forma sencilla de caer en la efímera sensación de triunfalismo.

Los procesos de aprendizaje forman parte sustancial de cualquier desarrollo de proyectos y existen varias guías de sistematización, que terminan resultando bastante útiles para la dirección y ejecución de proyectos de cualquier índole y envergadura.

En muchos de ellos se menciona la necesidad de organizar periódicamente “reuniones de lecciones aprendidas”, donde es posible discutir sobre los pormenores y detalles positivos y negativos del desarrollo de los proyectos, buscando encontrar elementos virtuosos para repetir y negativos para evitar.

Les dejo a continuación algunos tips para estos “talleres de lecciones aprendidas”, sacadas de una de las guías utilizadas para llevarlos a cabo:

  • Aprender sólo requiere decisión.

Es lo esencial para desarrollar un taller de lecciones aprendidas y enriquecerse del conocimiento que existe en el equipo. El sitio, la forma de la reunión, e incluso el tiempo, surgen como consecuencia de esa decisión.

No importa qué tan grande sea su equipo o su influencia en la organización. Sólo se requiere que tenga la decisión para llevar adelante un encuentro con su equipo.

  • Como organizador del taller, guíe, pero no condicione.

Es probable que las actitudes de los miembros del equipo se vean sesgadas por la presencia del organizador, que suele ser el líder o jefe del proyecto. Es importante enfrentar la reunión con una actitud positiva y abierta que promueva el diálogo y el disenso.

  • Utilice el humor

Si el equipo no muestra mucho entusiasmo en la actividad, puede recurrir al humor para que la gente se sienta más cómoda. Evite hacer chistes sobre alguien en particular, para que esta persona no se sienta incómoda.

  • No haga minutas, extraiga conclusiones

El taller de lecciones aprendidas es un espacio para aprender, conocer y enriquecer el saber profesional a partir de los que comparten los miembros del equipo.

  • Salga de la zona de confort

“Deberíamos mejorar la comunicación” es la primera conclusión de la mayoría de estos talleres. La comunicación se ha convertido en la zona de confort, en la respuesta por defecto, en la que todos los participantes coinciden, y sobre la que pocos actúan.

Para finalizar les comparto una frase que me pareció genial:

“Experiencia no es lo que le sucede a un hombre. Es lo que un hombre hace con lo que le sucede”.

Aldous Huxley

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