54 vueltas completas al sol !

El tiempo cronológico no detiene su marcha. Las etapas de nuestra vida discurren inexorablemente, con o sin prisa, pero sin pausa. Siendo niño me parecía un hito inalcanzable «el llegar a ser grande». Los mayores hacían cosas que los niños no podíamos hacer. Eran padres, trabajaban, tenían casa, auto, dinero, ocupaciones, se desempeñaban profesionalmente, y fundamentalmente yo los percibía como «aquellos que tenían la vida resuelta». Las responsabilidades y tareas de los grandes los mantenían ocupados o al menos siempre preocupados. Pero ellos tenían el poder de decidir sobre nuestras vidas, otorgando o no ciertos permisos, eligiendo tal o cual colegio, seleccionando nuestra ropa y lo que estaba permitido comer o no. Nuestras opiniones contaban sólo hasta un cierto punto relativo, con el consabido límite de “esto es así porque es así”.

En ese mismo espacio vital nos sentíamos de igual forma contenidos por un sinnúmero de palabras, gestos y acciones que nos daban seguridad. Papá y mamá se prodigaban diariamente para que no nos faltara nada, para que tuviéramos todo lo necesario para que nuestro desarrollo humano estuviera garantizado. Mis recuerdos de la niñez son bellos porque están ligados al amor de mi padres, a esos abrazos y besos antes de dormir, a las fiestas de cumpleaños donde terminábamos muertos de cansancio, pero plenos de felicidad. Cada congoja era absorbida por los ojos brillantes de mamá cuando me miraba y por el influjo de sus manos que me acariciaban, para darme esa tranquilidad que estaba necesitando a gritos.

Los niños estudiábamos, nos divertíamos jugando y cada tanto hacíamos esas preguntas para las cuales no existían respuestas contundentes y absolutamente válidas.

Casi todas las preguntas empezaban con un qué, un por qué, dónde, cuándo, cómo, quién y algunas veces un para qué.

¿Cómo es el cielo? ¿Cómo es el infierno?

¿Quién es Papá Noel?

¿Dónde se va la gente cuando se muere?

¿Por qué tengo que ir todos los días al colegio?

¿Cuándo puedo salir sólo?

¿Qué es la libertad?

¿Para qué vamos a la casa de la tía si a ella no le gusta que vayamos?

Las preguntas sin respuestas concretas eran nuestra especialidad única, como un preciado sello distintivo.

Otra característica común de nuestra niñez es que soñábamos con ser de muchas maneras distintas y todas a la vez. Podíamos ser bomberos, ingenieros, profesores, pintores, escritores, jugadores de fútbol, doctores, abogados, policías, cowboys, sin saber muy bien por qué y para qué. Los sueños tienen la magia de poner nuestras emociones a flor de piel, de permitirnos vivir y saborear la vida sin prejuicios, posibilitándonos lo imposible e imaginando una particular y personal manera de hacer las cosas.

Las preguntas para los cuales nuestros mayores no tenían respuestas, encontraron o no los ecos necesarios durante nuestra madurez. Tal es así, que algunas quedaron olvidadas cuando empezamos a vivir nuestras propias ocupaciones y responsabilidades. Otras se reflotaron en las voces de nuestros hijos y aún siguen siendo una total incógnita. Los sueños se fueron cristalizando o no con los años. El balance de sueños realizados es de difícil certificación, ya que algunos de ellos fueron reemplazados por otros distintos, unos tantos validados parcialmente y una parte abandonados o echados al olvido.

Con cada celebración de cumpleaños, revivimos nuestro big bang inicial, festejamos el seguir siendo parte de este camino de preguntas sin respuestas absolutas, disfrutamos de continuar soñando, aunque no todos los sueños se alcancen en realidad.

En este cumpleaños número 54, el primero sin papá y mamá, siento la presencia de ellos en mi corazón, sus manos en mis manos y su amor en mi amor. La gratitud de haber recibido tanto de esos seres maravillosos y esenciales, que pusieron sus valores, compromiso y cariño mientras me regalaban parte de su vida.

En este cumpleaños número 54, mi vida es compartida con mi esposa Eugenia y mis hijas, que celebran y comparten conmigo esa vocación de perseguir anhelos, mejorar y prosperar, aún cuando no se tenga todo tan claro. Ellas se llevan y merecen gran parte de mi devoción.

En este cumpleaños número 54 agradezco los saludos de tanta gente que dibujan pinceladas en el lienzo de mi vida, compañeros de trabajo, amigos y hacedores con los cuales me vinculo.

En este cumpleaños número 54, agradezco a mis familiares y amigos que me acompañaron en todas las celebraciones y pusieron su presencia, gestos y acciones. A la torta de mi cuñada Laura, a las atenciones de mi suegra Coqui, y a todos los que levantaron su copa para brindar conmigo. Me siento acompañado en mi condición de huérfano por el cariño mutuo de mis hermanos Carlos y Claudia.

Para todos ellos mi más sentido agradecimiento. No hay nada mejor que los afectos.

«Nada es tan bueno como tener gente al lado que al igual que yo, sin encontrar todo lo que busca, y no cumpliendo el cien por ciento de sus sueños, elige compartir su valioso tiempo a mi lado«. Aciertos y errores que terminan de definir nuestra condición humana, sensible e imperfecta.

En este final les regalo estas reflexiones de cumpleaños que me resultan imperdibles:

Abraham Lincoln

Lincoln dijo una vez «y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años», Como muchas citas de cumpleaños, es un modo ingenioso de recordarle a la gente que la edad no se mide con números.

Robert Frost

Este aclamado poeta estadounidense era bueno para los mensajes humorísticos de cumpleaños. Dijo una vez que «un diplomático es un hombre que siempre recuerda el cumpleaños de una mujer, pero jamás recuerda su edad».

Margaret Fuller

Margaret Fuller ofrece un mensaje conciso pero significativo, relacionado con el envejecimiento: «desde temprano, supe que el único objetivo en la vida es crecer«. Como lo indica esta cita, incluso las más cortas frases suelen contener una cierta sabiduría.

Franz Kafka

Franz Kafka dijo que «la juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza. Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza jamás envejece». Aquellos que festejen un cumpleaños deben recordar que la juventud es un estado mental, tal como él lo señala aquí.

Lewis Carroll

En la clásica novela «Alicia a través del espejo» de Lewis Carroll, Alicia habla con Humpty Dumpty sobre cumpleaños y «no-cumpleaños». Dice que «hay trescientos sesenta y cuatro días en los que puedes conseguir regalos de no-cumpleaños, y solamente uno para regalos de cumpleaños, como sabes». Brillante.

T.S. Elliot

El poeta y crítico literario norteamericano tenía algunas palabras sabias propias: «los años entre los cincuenta y los setenta son los más difíciles. Siempre te piden que hagas cosas, pero no estás lo suficientemente decrépito para no hacerlas».

Bob Dylan

En su canción «My Back Pages», Bob Dylan canturrea «ah, pero yo era mucho más viejo entonces, ahora soy más joven». Muchos mensajes pueden encontrarse en la canción, como aprender a tomarnos con menor seriedad al envejecer.

Bob Hope

Manteniéndose en el tema, el comediante Bob Hope una vez dijo que «sabes que estás envejeciendo cuando las velas cuestan más que el pastel». A veces, un poco de humor es lo mejor para que alguien se sienta más joven.

Jonathan Swift

El satírico irlandés Jonathan Swift dijo «que vivas todos los días de tu vida», recordando a la gente que celebre no solamente los cumpleaños, sino cada día. Cualquier día puede ser una ocasión para nuevas comprensiones y para el crecimiento persona, después de todo.

Anónimo

Una persona anónima dijo una vez que «un cumpleaños es tan solo el primer día en otro viaje de 365 días alrededor del sol. Disfruta el viaje». Esto también enfatiza el hecho de que un cumpleaños sea solamente un momento dentro del viaje más amplio que es la vida, y cada día merece ser celebrado.

Deja un comentario