Pascuas por la Paz !

La Paz está en la espera de mejores tiempos. En distintos lugares de nuestro orbe persisten situaciones de conflictos internos o externos entre diferentes países enfrentados.

El más impactante y reciente nos muestra escenas desgarradoras, de seres humanos arrumbados en fosas comunes, cuerpos tirados sobre las calles, sótanos donde la tortura y el desprecio por la vida humana, adquieren una dimensión impensada.

Ucrania revive día a día episodios que creíamos superados, millones de personas desplazadas por la guerra, seres humanos quebrados por el llanto y la tristeza de sufrir la pérdida de familiares, amigos y vecinos, de quedarse sin hogar y sin sueños.

El suelo de ese país se ha convertido en un teatro de operaciones donde por un lado el bloque ruso y por el otro el bloque de la OTAN, prueban todo tipo de armamentos, provocando múltiples efectos colaterales y destrucción.

Las conversaciones para un cese del fuego están empantanadas, mientras ciudades enteras se derrumban ante el paso del ejército foráneo, que se ha desplazado hacia el este de Ucrania.

Las oraciones y buenas intenciones de millones de personas que claman vigorosamente por la Paz, no encuentran el eco necesario para torcer la conciencia de los que detentan el poder y el uso desenfrenado de sus fuerzas armadas.

En una de las semanas donde millones de personas viven la espiritualidad más profunda, otros tantos son atravesados por una guerra desprovista de toda misericordia, buscando sobrevivir en un entorno donde prima la barbarie y la insensatez sin límites.

La palabra Pascua deriva del latín eclesiástico “pascha” (se pronuncia “pasca”) que, a su vez, proviene del hebreo Phase, que significa paso, tránsito (“el Paso del Señor”, según el Éxodo, 12, 1-11).

Luego, sumó la letra “u” por analogía de la palabra latina “pascua” (pastos), vinculado con el hecho de que en esta fecha se solía comer una cabeza de oveja comprada a los pastores.

Todos los días estamos transitando los pasos del señor, que guía nuestros propios pasos hacia nuevos hitos, que van conformando este camino que se inició con nuestro nacimiento.

Jesús resume la esperanza de millones de personas que obran según su visión de fe y su promesa de redención. El sufrimiento de su crucifixión y martirio, se magnifica en el dolor de otros tantos que hoy no tienen paz, pero confían en un mundo renovado y diferente.

Estas pascuas necesitan de nuestro compromiso con aquellos que no tienen fuerzas para llevar su cruz, aquellos que han sido forzados a abandonar sus anhelos y sus proyectos.

Por todos aquellos que viven el infierno de un conflicto donde sus derechos humanos son violentados de manera flagrante, hoy se elevan nuestras plegarias y se unen nuestras voces.

La vida no es un ejercicio sencillo, y aquello que llamamos felicidad es algo muy trabajoso, íntimo y profundo que contiene buenos y malos momentos que necesitamos transitar de la mano de nuestras convicciones y acciones. No resulta fácil dimensionar la enorme contrariedad de hacerlo mientras las bombas amenazan con destruirlo todo.

La Pascua adquiere una significación especial en momentos dramáticos de nuestro devenir humano, «nos pide cambiar dando pasos hacia una humanidad donde los viejos paradigmas sean desterrados, dando lugar a las enseñanzas del que nos redimió soportando su cruz».

Aquel que dijo «mi paz os dejo mi paz os doy» , nos legó el más preciado de los tesoros: su amor.

El infortunio de las guerras e injusticias que atentan contra ese regalo de la paz necesita ser acabado de la mano de la concordia, los consensos, el diálogo y el trabajo de todos por superar otros obstáculos que nos ponen en jaque de manera global.

A continuación, les traigo una reflexión sobre la Paz, entendida como un concepto abarcativo de nuestra condición humana, escrita por alumnas de un colegio de cuarto año de un colegio español.

LA PAZ

Cuando se planteó esta tarde en la clase de lengua hace una semana, empecé a a pensar en cómo iba a hacerlo, de qué iba a hablar, qué pretendía transmitir.

En un primer momento pensé que sería un trabajo sencillo, porque todos creemos conocer qué es La Paz. Tenemos la concepción general de que La Paz es la ausencia de guerras, que, en nuestros prósperos países occidentales, al no haber tanques en las calles, al poder expresarnos con libertad y al no tener que escapar de nuestro mundo en busca de una vida mejor, hay paz.

Pero cuando realmente me senté bolígrafo en mano a pensar de qué quería hablar y qué quería que el resto escuchara con esta redacción, me di cuenta de que la paz, este gran concepto, aparte de tener el presente significado, expresa innumerables cosas más.

Si doy rienda suelta a mi imaginación, sin indagar en las distintas plataformas digitales que tenemos a nuestra disposición, se me ocurre que la paz podría ser el bien sobre el mal. Aunque ambos conceptos son tan abstractos que temo que este discurso se reduzca a un puñado de generalidades sin sentido, con las que ninguno de nosotros nos sintamos realmente identificados.

Si continúo la búsqueda en mi mundo más cercano, veo que, para la religión, paz es amar al prójimo como a ti mismo, en política, la ausencia de conflictos bélicos y, para muchas personas, un bello invento que nos recuerda aquello que no debemos olvidar, aunque en ocasiones, se haga.

Voy comprobando que no existe un concepto de paz que nos convenza, y en este punto pienso en las relaciones humanas, en mí misma, hechos que he constatado en mi persona a lo largo de los años. Dependiendo de cómo trate a los demás, los acompañe o los ayude afecta en otra persona y ella, en otra, cambiando las cosas. La paz reside en mí y, dependiendo de cómo la ejerza, esta luego puede afectar en el prójimo, modificando tal vez nada, tal vez todo.

En España, por ejemplo, hay muchas personas que necesitan ayuda, que viven huyendo de otros países porque no tienen recursos y cuando damos oportunidades, cuando brindamos una mano amiga, cuando no juzgamos, HAY PAZ.

Quiero afirmar que la paz se fundamenta en la ayuda y en el respeto, a partes iguales. Sin ir más lejos, en el colegio, con mi grupo de amigos, entre mis compañeros, existen distintas opiniones, nacionalidades, diferentes formas de ver la vida, y en más de una ocasión hablamos de ellas, más de una vez discrepamos, pero siempre hay paz, la hay porque respetamos y valoramos el parecer de cada uno, sin juzgar, sin imponer, sin someter.

Ahora me estáis escuchando vosotros, que sois personas distintas a las que se encuentran en mi círculo cercano y, seguramente, si dedicara unos minutos a hablar con cada uno de vosotros, posiblemente tendríamos ideas opuestas sobre algún tema; pero, en este mismo instante, en este momento tan especial me estáis escuchando porque estáis respetando lo que digo. Es lo que deberíamos hacer, lo que mis amigos deberían hacer, lo que España y el Mundo debería hacer.

Para mí, hablar de paz significa tolerancia, empatía, comprensión y sobre todo respeto.

Porque la paz se encuentra en todos los rincones, sólo tenemos que aprender a valorarla, como dijo Antoine de Saint-Exupéry en El Principito, «Lo esencial es invisible a los ojos».

En estas pascuas, que el desafío sea que aprendamos juntos a vivir con la Paz en nuestros corazones.

Para culminar les dejo una frase alusiva a este concepto más profundo de la Paz:

«Existe una tentación extremadamente sutil y peligrosa de confundir la paz con la simple ausencia de guerra, como estar tentados de confundir la salud con la ausencia de enfermedad, o la libertad con el no estar preso. La terminología es a veces engañosa. Por ejemplo, la expresión «coexistencia pacífica» significa ausencia de guerra y no verdadera paz».

Vivamos estas pascuas como un nuevo paso.

Unas Pascuas por la Paz !

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