¿Qué te hace feliz?

Estamos transitando los días de cierre de este Enero de 2022, el primer mes del año que acaba de comenzar. La pandemia que ya lleva un poco más de dos años, aún se resiste a dejarnos. En una sucesión de actos de una obra de teatro interminable, el virus ha ido cambiando sus ropajes tantas veces que ya no alcanzan las letras del alfabeto griego para nombrar a sus desalmados personajes. Los especialistas ya habían avizorado un escenario de esta naturaleza, previniendo a la población acerca de las sucesivas olas de contagio. Los más escépticos que dudaban de la complejidad y prolongación de la coyuntura, se van quedando sin argumentos para defender sus posturas, debido a que los hechos y datos van confirmando los supuestos científicos, validando los pronósticos.

Los efectos de la pandemia han pegado duro en los ánimos de las personas, los cuales además de sufrir pérdidas de seres queridos, han debido sortear el aislamiento, dificultades económicas, y confusión en sus propósitos de vida.

El bienestar que por lo general se conjuga asociado con el «bien ser» y el «bien convivir«, se ha visto resentido, aunque naturalmente y gracias a los avances en la gestión de la pandemia, de a poco se va recuperando, «provocando sonrisas renovadas, pensamientos positivos y ganas de seguir haciendo».

Aunque algunos puedan definir a la felicidad como una condición utópica, prefiriendo por la tanto hablar de otros conceptos más terrenales o asequibles, en lo personal me encuentro en una encrucijada. Mi parte racional concuerda en parte con aquellos que pregonan que la felicidad es una entelequia, vale decir una situación ideal, pero en este caso inalcanzable. Mi porción más ligada a las emociones, al ser humano que siente y vive reconociendo el valor de la existencia en sí misma, se siente reconfortada cuando abraza esos momentos de plenitud que rebosan de esa calma alegre y templada, del propósito cumplido, del camino andado y disfrutado, que se puede definir como «estar siendo feliz».

¿Qué es la felicidad?

Es una pregunta que todos nos hemos formulado alguna vez en la vida. Cómo decía Séneca en su ‘De vita beata’, “todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir felizmente”. Aspiramos a ser felices y para ello intentamos descubrir qué es. Sin embargo, cada persona posee una respuesta, una definición de felicidad diferente, y es precisamente esa disparidad de opiniones ante una cuestión tan trascendental en la existencia del ser humano una de las razones de la aparición de la ética en la antigua Grecia.

Son muchos los pensadores y filósofos que a lo largo de la historia han reflexionado sobre los secretos de la felicidad y cómo conseguirla. Podemos recopilar las opiniones de los filósofos más importantes del devenir humano y a partir de allí tratar de responder a la pregunta que titula el apartado.

“No hay un camino a la felicidad: la felicidad es el camino.” Buda Gautama

 Muchas veces nos obcecamos en llegar a la meta, en conseguir el trabajo deseado, en ganar un partido, en tener el coche que anhelamos… y es precisamente todo eso que hacemos para conseguirlo lo que aporta la felicidad. Según el budismo, esta reside en las experiencias enriquecedoras que se viven para lograr un objetivo, ya que una vez se consigue lo que deseábamos la satisfacción es muy breve. Según la Real Academia Española de la lengua la felicidad es un “estado de grata satisfacción espiritual y física”

“El secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”. Sócrates (470 a. C. – 399 a. C).

Para el filósofo griego la felicidad no viene de recompensas externas o reconocimientos, sino del éxito interno. Al reducir nuestras necesidades, podemos aprender a apreciar los placeres más simples.

Conocerse a uno mismo

“El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir feliz”. Platón (427 a.C. – 347 a. C.)

Según la Real Academia Española de la lengua, la felicidad es un “estado de grata satisfacción espiritual y física”. Esta definición encajaría bastante con la versión de Platón ya que, para el filósofo griego, alumno de Sócrates, radica en el crecimiento personal y es fruto de la satisfacción conseguida a través de pequeños logros.

“La felicidad depende de nosotros mismos”. Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.)

Ser feliz significa autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano. Aristóteles, discípulo de Platón, sostenía que todos los hombres perseguían la felicidad. Unos son felices ganando dinero; otros, recibiendo honores, y otros viajando. Cada cual posee el secreto de su propia felicidad. Pero para eso hay que conocerse bien a uno mismo, claro está, y saber qué se quiere.

“Las grandes bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y a nuestro alcance. El sabio se contenta con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene” Séneca (4 a. C.- 65 d. C.)

El filósofo estoico creía firmemente en lo que los psicólogos llamaran ahora el “locus de control”. Un concepto ampliamente usado en psicología que afecta al punto de vista de un individuo y a la manera que este tiene de interactuar con el entorno. Para algunas personas, el locus vive en el exterior; sienten como fuerzas externas guían sus acciones. Para otros, como Séneca, el locus reside dentro.

La felicidad como obligación

“Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estas viviendo el presente”. Lao Tzu (601 a. C – 531 a. C.)

Traducido literalmente como «viejo», Lao Tzu es una personalidad china cuya existencia histórica se debate, aunque se le considera uno de los filósofos más relevantes de la civilización china. Lao Tzu sostenía que la razón de su felicidad era vivir el presente. Quienes siempre piensan en el mañana o recuerdan con nostalgia el ayer solo generan ansiedad, estrés, y dejan de disfrutar el momento y la verdadera existencia.

“La felicidad; más que un deseo, alegría o elección, es un deber”. Immanuel Kant (1724-1804)

La felicidad es uno de tantos deberes del ser humano, un deber último y supremo que nos obliga a ser dignos de merecerla. La felicidad en el mundo kantiano no depende del destino ni de los demás, sino de uno mismo, de la persona, es decir, de su propio comportamiento y carácter. Cuando comprobamos que hemos superado aquello que nos oprimía, según Nietzsche, es cuando somos felices

“Es el sentimiento de que el poder crece, de que una resistencia ha sido superada”. Friedrich Nietzsche (1844-1900).

Según el filósofo nihilista la felicidad es una especie de control que uno tiene sobre su entorno. El autor de ‘El Anticristo’ cree que existe la llamada voluntad de poder, una fuerza que nos da la vida y que nos ata a ella y que al mismo tiempo la convierte en atractiva, ya que es la que nos hace enfrentarnos a todas las adversidades. Cuando experimentamos que la fuerza aumenta en nosotros y nos sentimos con mucha vitalidad, cuando comprobamos que hemos superado aquello que nos oprimía, según Nietzsche, es cuando somos felices.

La huida del dolor

“He aprendido a buscar mi felicidad limitando mis deseos en vez de satisfacerlos”. John Stuart Mill (1806 -1873).

John Stuart Mill, uno de los principales autores del utilitarismo, mantenía que el deseo de ser feliz por encima de todos los demás deseos (eudemonismo) se presenta en todo ser humano. Mill consideraba la felicidad como la búsqueda del placer y la huida del dolor, aunque no todos los placeres tienen el mismo valor, ya que los hay superiores e inferiores, y nuestras acciones deben dar preferencia a los primeros.

“De todas las formas de precaución, la cautela en el amor es tal vez la más mortal de la verdadera felicidad”. Bertrand Russell (1872 – 1970).

El autor de ‘La conquista de la felicidad’, ganador del Premio Nobel de Literatura y conocido por su influencia en la filosofía analítica, concibe el amor como un instrumento para conseguir la felicidad. Para el filósofo británico el amor ayuda a romper el ego y a superar la barrera de la vanidad que impiden ser felices.

“La felicidad es como una mariposa, cuanto más la persigues, más te eludirá. Pero si vuelves tu atención a otras cosas, vendrá y suavemente se posará en tu hombro”. Henry David Thoreau (1817 – 1862).

En 1845 Thoreau abandona su casa familiar para instalarse en la cabaña que ha construido junto al lago Walden. Se marcha a los bosques para vivir una vida más intensa. Es a raíz de esta experiencia cuando escribe uno de los clásicos fundamentales del ensayo moderno: ‘Walden’, un libro escrito contra toda servidumbre y a favor de la felicidad como única riqueza del ser humano, una felicidad que proviene de vivir intensamente el momento. La felicidad se produce cuando coincide lo que queremos ser con “nuestra vida efectiva”, eso que somos en realidad

“Felicidad es la vida dedicada a ocupaciones para las cuales cada hombre tiene singular vocación”. José Ortega y Gasset (1883 – 1955).

Ortega y Gasset mantenía que la felicidad que sentimos es directamente proporcional a la cantidad de tiempo que pasamos ocupados en actividades que absorben completamente nuestra atención y nos agradan. En palabras del propio Ortega: “Si nos preguntamos en qué consiste ese estado ideal de espíritu denominado felicidad, hallamos fácilmente una primera respuesta: la felicidad consiste en encontrar algo que nos satisfaga completamente”. Para este filósofo y ensayista madrileño la felicidad se produce cuando coinciden lo que él llama “nuestra vida proyectada”, que es aquello que queremos ser, con “nuestra vida efectiva”, que es lo que somos en realidad.

Bután, el país que mide la felicidad

Bután es un pequeño reino del sur de Asia, sin salida al mar, que impulsó la creación el Día Internacional de la Felicidad, instaurado por las Naciones Unidas y que que se celebra todos los 20 de marzo.

Bután es un país budista, enclavado en plena cordillera del Himalaya entre China y la India. No llega al millón de habitantes y fue hasta hace muy poco uno de los lugares más aislados del mundo. Este pequeño país se ha modernizado, pero sin perder su propia identidad. Bután no tuvo teléfono ni moneda hasta 1960. En 1973 llegó la radio y en 1999 la televisión e internet.

Su principal actividad económica es la agricultura. El turismo también ocupa un lugar importante dentro de la economía, aunque se encuentra bastante restringido por razones medioambientales y culturales.

En 2008 Bután se convirtió en la democracia más joven. El 24 de marzo de ese año se celebraron las primeras elecciones parlamentarias. Y en noviembre Jigme Khesar NamgyeL Wangchuck, de 28 años, hijo de Jigme Singye Wangchuck, se convirtió en el quinto rey de Bután y el primer monarca constitucional del país.

Bután no pretende ser un ejemplo para otros Estados y así lo trasmitió su exministro del Interior y Educación Lyonpo Thinley Gyamtso: “Somos un país pequeño y queremos hacer las cosas así. No queremos enseñar nada al mundo. Hacemos lo que creemos que es mejor para nosotros. Y si el mundo cree que hay algo que aprender, son más que bienvenidos”.

¿Refleja el PIB lo felices que somos?

El Producto Interior Bruto (PIB) mide la economía y el desarrollo de un país. En este Reino de Bután, como ya identificamos a este pequeño país del Himalaya, consideran que la acumulación de riqueza no trae consigo la felicidad y que el modo de medir el progreso y desarrollo no debe basarse en el flujo del dinero.

“La Felicidad Interior Bruta es mucho más importante que el Producto Interior Bruto”. Jigme Singye Wangchuck, cuarto Rey de Bután, pronunció estas palabras el mismo día de su coronación. Este monarca ideó el término de la Felicidad Interior Bruta (FIB) hace más de 40 años.

Para Jigme Singye Wangchuck el modo de medir el progreso debe basarse en algo más que el flujo del dinero, ya que “el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y el espiritual. Si nuestros indicadores solo miden cuánto producimos, nuestras acciones tenderán solo a producir más”.

Medidor de la felicidad

La Felicidad Interior Bruta es un medidor de la calidad de vida mucho más amplio que el PIB. Se asienta sobre cuatro pilares, que son los que inspiran cada política del gobierno butanés: un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medioambiente y el buen gobierno.

Cada dos años, el gobierno manda a sus ciudadanos una encuesta con 180 preguntas, basada en nueve dimensiones: bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud, educación, diversidad medioambiental, nivel de vida y buen gobierno. Una vez recogida y procesada la información de las encuestas, se determina en qué medida cada hogar ha alcanzado la suficiencia en cada una de las nueve dimensiones, estableciendo unos valores de corte.

En esta pequeña nación, que en el 2007 fue la segunda economía que más rápido creció en el mundo, priman la educación y los valores morales por encima de los económicos. Consideran que la economía ha de estar al servicio de todas las personas y no se ha de basar en la acumulación de riqueza material de los más fuertes. De hecho, en 2006 se aprobó una Carta Magna que establece en su artículo 9.2 que “El Estado se esforzará en promover las condiciones que permitan la consecución de la Felicidad Interior Bruta”.

La ONG británica New Economics Foundation creó en 2006 el Índice del Planeta Feliz (Happy Planet Index). Este índice, que mide la esperanza de vida, la huella ecológica y el bienestar en general, destaca que los países “más felices no son necesariamente los más ricos”. En 2006, Bután resultó ser el octavo país más feliz de los 178 estudiados.

Luego de habernos introducido en los conceptos que sobre la felicidad tenían los principales filósofos y además conocer que lugar ocupa la felicidad en el reinado de Bután, estamos en condiciones de preguntar:

¿Qué lugar ocupa la felicidad en tu vida?

Por lo visto muchos de nosotros es probable que nominemos como felicidad a ese camino compuesto por éxitos, fracasos, alegrías y tristezas, donde no estamos solos, sino acompañados y acompañando a otros, que lo transitan de igual manera, unidos por los afectos y separados por los pensamientos sobre…….

Para culminar una frase Ghandi que nos refiere su idea de felicidad.

“La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que une hace se encuentran en armonía”.

A vos:

¿Qué te hace feliz?

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