Esta tardecita de verano en las sierras de Córdoba transcurre de manera acompasada, al ritmo cansino que impone «la calor». Al otro lado de las sierras grandes, en este valle de Traslasierra, parece que por momentos se hubiera detenido el tiempo. El ritmo de los lugareños es bastante reposado, contrastando visiblemente con la ansiedad de los foráneos, las cuales nos expresamos usando distintas variantes y fonéticas del castellano, dependiendo de la provincia del país que provengamos. Después de unos días, como me pasó a mí, la magia del lugar se impone, moldeando el carácter para tornarlo relajado y apacible. «Tranquilo, para qué tanto apuro, parecen decir las personas y las cosas«. Un tiempo precioso para recordarte mamá Ana, para mirar el cielo por las noches y tratar de divisarte en alguna estrella, mientras alguna lágrima o una sonrisa se van intercalando sin un orden prefijado.
Se avecina una ola de altas temperaturas que abarcará a todo el país. Esta zona or cierto no será la excepción. Las hojas de los árboles, hierbas y todo lo verde que besa este suelo, cierran sus poros para evitar la evaporación y conservar el agua del suelo. Mientras no llueva esta es la manera que encuentra la vegetación para sobrevivir y soportar las altas temperaturas. Una lucha titánica, entre el implacable sol y la madre tierra, con un claro vencedor. Hasta las piedras milenarias sufren las elevadas temperaturas. Se van resquebrajando, despidiendo ese magnetismo que le da tanta energía a este lugar. Cargar las pilas no es opcional, viene incorporado con cada inhalación del aire que aquí se respira.
La marea roja de calor es acompañada por la ola de la nueva variante ómicron de covid, que ha dejado sin chances de eludir la enfermedad a constantes esquivos de las viejas cepas. Muchos países entre los cuales nos encontramos han superado los 100 mil contagios por día, aunque esta variante muestra actualmente mucho menor letalidad que las mutaciones anteriores, dándonos aliento y algo de respiro. Los protocolos de aislamiento se han suavizado, de modo tal de no generar parálisis en las actividades, mientras se brega por que las personas se sigan vacunando, disminuyendo el período para recibir la tercera dosis de 6 a 5 y ahora a 4 meses.
Respecto de la vacunación, continúa el debate a nivel mundial acerca de las ventajas de ser vacunado y de la obligatoriedad o no de las mismas. Si bien es cierto casi un 70 % en promedio de la población mundial no ha tenido problemas en recibir la vacunación, existe aún un 30 % que ofrecer reparos y exige otras garantías para acceder a ser vacunados. En los países más desarrollados es donde más se debate la consistencia del plan de vacunación, y se rehúsan a hacerla obligatoria bajo el argumento de la violación de las libertades civiles.
Aunque estoy a favor de la vacunación como una medida preventiva que ha resultado ser efectiva para la erradicación de enfermedades mortales y endémicas, y por lo tanto adhiero al empleo de la misma para contrarrestar la propagación del Covid, no poseo argumentos científicos propios a favor o en contra de la efectividad de las vacunas, dado que no es mi campo de estudios, por lo que en ese caso confío en los científicos que si los tienen. Asimismo, no estoy capacitado para opinar con fundamento acerca de si legalmente se puede obligar a vacunar o no. Sin embargo, lo que si puedo es traer la mirada desde un país bastante desarrollado como Alemania, donde la situación se puede describir más o menos así.
Alemania: acalorado debate sobre la vacuna obligatoria contra el COVID-19
¿Se impondrá la vacuna obligatoria contra el SARS-CoV-2 para todos en Alemania? No sería la primera vez, pero podría provocar muchos conflictos.
Durante meses, políticos de casi todos los partidos prometieron que no habría vacunación obligatoria en Alemania. Pero una de las primeras medidas del nuevo Gobierno es imponer la obligación de vacunarse; por lo menos a quienes trabajan en determinados sectores. En vista de que hay aún 15 millones de personas no vacunadas, y más de 36.000 contagios diarios de coronavirus, era imperativo actuar.
Ya el martes, la nueva coalición de Gobierno presentó el proyecto de ley correspondiente ante el Parlamento federal, donde se sometió a debate. La oposición de ultraderecha (AfD) habló de «medidas de fuerza» y de un monumental incumplimiento de la palabra empeñada.
Hasta mediados de marzo, deberá vacunarse el personal de instituciones dedicadas al cuidado de personas especialmente vulnerables. La vacuna para trabajadores de hospitales y centros geriátricos ha de aprobarse rápidamente hasta este viernes 10 de diciembre.
Orígenes de la resistencia a las vacunas
Malte Thießen, experto en historia de la medicina, recuerda que la vacunación obligatoria para determinados grupos laborales no es algo nuevo en Alemania. «Ya en el siglo XIX hubo vacunación obligatoria para los médicos», dice a DW. También hoy existe una vacunación obligatoria para los soldados del Ejército alemán, contra prácticamente todas las enfermedades que se puedan prevenir por esta vía.
El debate sobre la vacunación siempre ha tenido un carácter político, afirma el historiador. Y siempre ha habido acalorados debates. El hecho de que los alemanes tengan una postura más crítica que otros, a nivel internacional, tiene relación con la historia de las inmunizaciones desde el siglo XIX, según Thießen. Muchos argumentos y estereotipos de aquel entonces están presentes hoy.
En 1874, se promulgó el «decreto imperial de vacunación», porque cada vez más personas en Europa contraían viruela. Tan solo en Prusia, murieron decenas de miles. La vacuna contra la viruela se hizo obligatoria. Y eso no estuvo exento de polémica.
Las primeras organizaciones antivacunas se fundaron ya en 1869, en Leipzig y Stuttgart, cinco años antes de la promulgación del citado decreto. La asociación formada para combatir la obligatoriedad de la vacuna llegó pronto a contar con 300.000 miembros.
Para ese movimiento, las vacunas eran «algo diabólico, algo artificial, químico, que se inyectaba al cuerpo», explica Malte Thießen. «Y esa también es una explicación de la masiva crítica a las vacunas que se mantiene hasta hoy en Alemania», agrega.
¿Vacuna general obligatoria?
La vacuna obligatoria para determinadas profesionales podría ser solo el comienzo. El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, aboga por hacerla extensiva a todos hasta marzo. Austria se propone aplicarla en febrero, bajo amenaza de multas de hasta 3.600 euros para quienes no cumplan la disposición.
Hasta ahora, solo existe una obligación general de vacunarse en Estados de Asia Central regidos autoritariamente, como Tayikistán y Turkmenistán. Pero China, por ejemplo, no la tiene aún.
No obstante, a Thießen le sorprende que el debate haya cobrado impulso con tanta rapidez en favor de esta medida en Alemania. Y estima que ello tal vez obedezca al hecho de que muchos alemanes aprueban entretanto la vacunación general obligatoria: en una encuesta reciente, el 71 por ciento se manifestó a favor.
Pero el historiador no recomienda la medida. Opina que es una intromisión en la esfera privada difícil de justificar. Por otra parte, señala que la vacunación obligatoria tendría la ventaja de «incrementar perceptiblemente la presión», a la vez que «el Estado estaría obligado, por su parte, a ofrecer suficientes vacunas». En cualquier caso, prefiere la vía de la persuasión.
Ampliando el horizonte del debate acerca de la legalidad, les traigo a continuación un artículo de la BBC Mundo.
Covid: el debate sobre si la vacunación debe ser obligatoria
Los mandatos de vacunación son un hecho en la práctica en varios países del mundo.
Ecuador es desde este jueves el primer país de América Latina en imponer la vacunación obligatoria contra el coronavirus ante el aumento de casos de la variante ómicron.
En la región se instala ahora un debate que ya ha originado controversias en varios países donde se requiere estar vacunado para desarrollar varias actividades de la vida pública.
Si eres doctor en Francia, maestro en Nueva Zelanda o funcionario gubernamental en Canadá, estar vacunado es esencial para trabajar.
Indonesia puede negar beneficios a aquellos que se nieguen a vacunar. Grecia las ha hecho obligatorias para mayores de 60.
Austria las impondrá como obligación para todos a partir de febrero. Habrá excepciones por motivos médicos o religiosos, pero el resto de población sin vacunar se enfrentará a multas por no ir a por sus dosis.
A casi dos años de que se decretara la pandemia, el covid-19 sigue entre nosotros.
Encima, ahora nos enfrentamos a la que parece la variante más contagiosa hasta la fecha.
Y aunque los primeros estudios apuntan a que ómicron podría ser más leve que sus predecesoras, su alta capacidad de transmisión continúa siendo un desafío para la salud pública global.
En este escenario, ¿sería la vacunación obligatoria la salida de la pandemia?
Las vacunas salvan vidas
La principal baza de las vacunas es que salvan vidas. Si te vacunas, reduces el riesgo de enfermar de gravedad. Menos gravedad implica menos muerte y menos presión hospitalaria.
Históricamente, las campañas de vacunación han tenido un enorme éxito eliminando enfermedades como la viruela o reduciendo drásticamente la mortalidad en otras como el sarampión.
«Tenemos muy buenos ejemplos que muestran una relación causal directa entre requerimientos (de vacunación obligatoria), alcanzar altos niveles de vacunación y proteger no solo individuos sino comunidades enteras», le dice a la BBC Jason Schwartz, profesor asociado de historia de la medicina de la Universidad de Yale.
«Las vacunas funcionan, funcionan absolutamente y tenemos mucha evidencia para demostrarlo», añade.
Algunos mandatos menos estrictos como el propuesto por Austria han conseguido el objetivo de aumentar los niveles de vacunación.
En Francia, la expedición del pass sanitaire, una especie de pasaporte de inmunización requerido para acceder a restaurantes y otros espacios públicos, se ha vinculado a un aumento de las tasas de vacunación, hasta el punto de que el gobierno espera que así evite hacerlas obligatorias.
Resistencia pública
En Londres y otras ciudades del mundo se han sucedido las manifestaciones contra confinamientos y restricciones.
Pero cualquier decisión del gobierno encontrará algún tipo de oposición y hacer las vacunas obligatorias sería incluso un paso más allá de todas las medidas tomadas hasta el momento.
«La gente piensa de forma muy distinta cuando se trata de vacunas», le dice a la BBC Vageesh Jain, doctor de salud pública del Instituto para la Salud Global de la University College London.
«Cualquier cosa que se les administre en el cuerpo no será tomado de la misma forma. Aunque académicos y otros expertos piensen que en la teoría es solo otro tipo de restricción, la gente tiene una reacción más emotiva».
Siempre habrá alguien que jamás será persuadido para ser vacunado, pero es posible tener dudas sobre las vacunas sin ser precisamente un antivacunas.
Un estudio en Austria distinguió entre el 14,5% de los 9 millones de habitantes del país que no estaban preparados para vacunarse y el 9% que simplemente dudaba.
Los gobiernos deben sopesar si los beneficios superan la reacción pública. Pero, como sostiene Cathleen Powell, profesora de derecho en la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, también existen connotaciones legales.
«El derecho a la integridad corporal de una persona que no quiere vacunarse, y que quiere tomar sus propias decisiones sobre qué tratamiento médico recibir, choca directamente con los derechos de otras personas de no infectarse con enfermedades potencialmente fatales», argumenta Powell.
Nos vamos quedando sin opciones
El coronavirus lleva ya un tiempo con nosotros, pero igualmente las vacunas.
Al menos en Europa, detrás de los mandatos sobre la vacunación se esconde la frustración de que, tras meses de vacunaciones masivas, todavía queda una población significativa sin vacunarse.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo hace unas semanas que este era el momento de pensar en las vacunaciones obligatorias, aunque insistió en que era una decisión que pertenece de forma individual a los gobiernos.
«Tenemos las vacunas que salvan vidas, pero no están siendo usadas adecuadamente en todos sitios», declaró.
¿Es precipitado obligar a vacunarse?
Varios argumentos contundentes de salud avalan la vacunación obligatoria, pero no es la única forma de incrementar los niveles.
«Lo que es bastante notable en el pasado es cómo a los políticos les gusta la idea de la vacunación obligatoria porque parece dar una respuesta rápida al problema», dice Samantha Vanderslott, investigadora de ciencias sociales del Oxford Vaccine Group.
«No quisiera que el gobierno descuide otras cosas que deben hacerse para asegurarse de que la gente realmente tenga acceso a las vacunas», añade.
Austria no hará que las vacunas sean obligatorias hasta febrero y todavía está utilizando otros medios.
«Para aquellos que tienen miedo, que no tienen confianza, para aquellos cuya evaluación de riesgo es baja, para ellos es importante que se les escuche y que sus preocupaciones se tomen en serio», le dijo a la emisora nacional ORF la psicóloga Barbara Juen, de la Universidad de Innsbruck en Austria.
En Sudáfrica, el porcentaje de vacunados es menor al promedio europeo pero sigue siendo más alto que la media registrada en todo el continente africano.
En ese país no hay escasez de vacunas y la baja vacunación ha sido vinculada en parte a la desinformación.
El gobierno ha sopesado que las vacunas sean obligatorias en algunas circunstancias, pero el número de vacunas administradas ha aumentado rápidamente desde el descubrimiento de la variante ómicron.
A veces, los gobiernos no son los únicos que brindan ‘empujones’.
¿Acabarían las vacunas con los confinamientos?
Variando en el nivel de dureza, los confinamientos, el cierre de algunas actividades no esenciales y los vetos de viajes han regresado a algunos países de Europa este invierno ante la amenaza de ómicron.
Y es que las vacunas obligatorias no son la única forma de imposición. Las medidas anteriores, que tanto hemos visto en casi todos los países estos dos años, también tienen un costo alto para la salud mental y la economía.
Calles vacías, negocios cerrados, cierre de fronteras…¿podría la vacunación obligatoria acabar con los confinamientos?
Pero además de salvar vidas, la vacunación obligatoria podría suponer el fin de los confinamientos.
«No se trata solo de trastocar tu libertad… se trata también del daño económico, de salud mental y físico», argumenta Alberto Giubilini, investigador para el Centro Uehiro de Oxford para Prácticas Éticas.
Este académico apoya imponer la vacunación a los más vulnerables ante el coronavirus.
«No hay motivo para imponer los enormes costos del confinamiento a la gente cuando existen otras medidas disponibles».
¿Obligar a vacunarse puede ser contraproductivo?
A algunos expertos les preocupa que este tipo de medidas genere desconfianza ante futuras campañas.
«Los programas obligatorios durante una crisis pueden ser contraproductivos», explicó la doctora Dicky Budiman, consejera de la Organización Mundial de la Salud, en una entrevista con la cadena Al Jazeera.
Expertos temen que los mandatos sobre la vacunación puedan reforzar teorías conspirativas y falsas creencias.
«Cuando la gente tiene lo que llamamos teorías de la conspiración, falsas creencias o malentendidos, este tipo de programas solo refuerza sus opiniones».
La doctora Vanderslott pone como ejemplo las políticas climáticas.
«Hemos visto, sobre todo en Europa, cómo algunos partidos se oponen a la vacunación obligatoria sabiendo que puede ser una forma de obtener votos de una cierta sección de la población», explica.
«Podríamos ver más partidos, que suelen situarse en la derecha, exponiendo ese mensaje en sus campañas políticas y diciendo que quieren eliminar las medidas de vacunación obligatoria. Es un miedo que, una vez suceda, nos dejará sin la opción de seguir usándola como medida política», añade Vanderslott.
Mientras el debate sigue abierto, con personas a favor de un lado y del otro, aprovecho para relajar las tensiones y disfrutar de estos días calmos y apacibles, practicando lo que normalmente hace el burrito durante su lento caminar,
“Despacito por las piedras, como el burrito cordobés”