Conocimiento y Desarrollo !

La lectura de un informe donde se reseñaban las expectativas de crecimiento previstas para el año 2022 para las distintas regiones del mundo, no hizo más que revelar algunos números que resultan poco prometedores para nuestra región.

El crecimiento económico mundial pronosticado para el período que viene nos muestra un promedio del 3,3 %.

La conformación de ese promedio ubicada a los países del bloque asiático (incluyendo a China e India) con un crecimiento de arriba del 6 %, el continente africano, el europeo y América del Norte situándose dentro del promedio, quedando a la cola del mismo Sudamérica, que en conjunto crecería sólo un 0,6 % para ese período.

La explicación es bastante sencilla. Todos los países que crecen por encima o dentro del promedio tienen en su portfolio una economía del conocimiento y tecnología (pujante e intangible) del orden del 60/70 %  de su producto bruto. Mientras que las economías más sustentadas en las materias primas (con escasa industrialización), tal es el caso de las economías de este continente, el conocimiento y la tecnología solo participan con un 30 % en la creación total de valor.

El desarrollo desigual en las esferas del conocimiento y la tecnología incrementa año a año la brecha económica entre países pobres, en vías de desarrollo y ricos.

Sin pretensiones de hacer un análisis muy profundo de debiera incluir otros aspectos tales como la distribución de la riqueza, las condiciones de igualdad de oportunidades, más otros indicadores que pueden brindar un panorama más completo, de modo tal de establecer comparaciones más enriquecedoras, resulta claro que el mundo desarrollado tiene una gran fortaleza en el conocimiento, la tecnología y todos sus aspectos derivados.

Para entender mejor el fenómeno que hermana el crecimiento con la tecnología, les traigo a continuación extractos de una publicación que puede ser citada como:

“Conocimiento y crecimiento económico: una estrategia para los países en vías de desarrollo”. Revista de Economía Mundial.  Argüelles Vélez, Margarita, Benavides González, Carmen

De este artículo (del año 2008), cuyo contenido completo recomiendo como lectura, es posible recoger:

Introducción

En las últimas dos décadas se ha desarrollado una nueva disciplina económica, la economía del conocimiento, que persigue el estudio de su producción, transmisión y utilización. La relevancia que esta rama de la economía otorga al conocimiento está fuertemente vinculada al hecho de que, cada vez más, el crecimiento económico de los países está basado en otros recursos distintos de los tradicionales. La tecnología, la información, el aprendizaje, las capacidades y experiencia de los trabajadores, la cooperación, la formación de redes, entre otros, son factores cada vez más importantes dentro de los procesos de producción. El alcance de las innovaciones tecnológicas de las últimas décadas ha sido tal que ha revolucionado la estructura productiva de las economías, con el surgimiento de nuevos sectores, con grandes transformaciones en los ya existentes y con la generación de cambios en la capacidad competitiva de empresas, países y regiones en el contexto de una economía global.

Sobre la producción y transferencia de conocimiento

La tecnología se define, en términos económicos, como un factor de Producción, formado por un conjunto de conocimientos que sirven para la fabricación de bienes y la prestación de servicios. El cambio o progreso técnico consiste, por lo tanto, en la obtención y aplicación en el sistema productivo de avances en la tecnología, que se pueden manifestar en forma de nuevos procesos de producción, métodos de organización industrial más eficientes o en la aparición de nuevos productos, así como en la mejora de los ya existentes.

El cambio técnico se genera, normalmente, a partir de una actividad sistemática y profesionalizada de investigación y desarrollo (I+D), que se encuentra, en general, institucionalizada en departamentos o laboratorios en el seno de las empresas y organismos públicos y cuyos rasgos más sobresalientes son: utilización de mano de obra con un elevado nivel de cualificación; alto coste, básicamente debido al capital humano y equipo; elevado riesgo; y gran rentabilidad, pero, en general, a largo plazo y con dificultades de privatización. Esta última característica, conocida también bajo el nombre de “inapropiabilidad”, constituye un rasgo común de los bienes públicos y da lugar a importantes dificultades tanto en la asignación de recursos para las actividades de I+D como en la difusión del conocimiento técnico.

Pero las posibilidades de acceso al progreso técnico de que dispone un país no se basan sólo en las actividades de I+D autóctonas. La modernización tecnológica de sus unidades productivas se puede lograr también gracias a la transferencia o difusión de las innovaciones generadas en el exterior. Esta transferencia puede realizarse mediante la importación de bienes de equipo, a través de contratos de transferencia de tecnología o en el marco de una inversión directa de capital extranjero. Todos los países utilizan una combinación de ambas vías para acceder al progreso técnico, pero esta combinación varía muy significativamente entre unas economías y otras, desde aquéllas –como EEUU, Alemania o Japón– que tienen un sector innovador fuerte, capaz de exportar tecnología, hasta aquellas otras –correspondientes en su mayoría a los países menos desarrollados– cuya modernización técnica se realiza casi exclusivamente a partir de la importación de tecnología.

¿Como se podría elaborar un modelo eficaz para los países en desarrollo?

La importante dependencia tecnológica de los países en vías de desarrollo no significa que no sea posible para ellos lograr un crecimiento económico. Pero este crecimiento se verá estimulado en mayor medida si la tecnología importada es asimilada, es decir, adaptada por las empresas del país y, de esta forma, utilizada más eficientemente. Ello requiere impulsar la capacidad de absorción, es decir, su habilidad para reconocer el valor de una tecnología nueva y externa, de asimilarla y de aplicarla a fines comerciales. Con este fin, es necesario desarrollar un modelo adecuado de transferencia de tecnología que cree capacidades internas que permitan utilizar, adaptar y mejorar las tecnologías procedentes del exterior. De este modo, el país irá adquiriendo una cierta autosuficiencia tecnológica e irá reduciendo su dependencia de tecnologías foráneas. Existen ejemplos de países que han logrado desarrollar de forma eficiente sus capacidades tecnológicas y disminuido, así, su dependencia tecnológica. Es el caso, por ejemplo, de la India o de Corea, que han sido capaces de crear una base científica nacional. El primer paso es proceder a la selección y adquisición de tecnología. Para ello será necesario disponer de información para, a partir de ella, realizar una evaluación de las tecnologías disponibles. Ambos aspectos suelen ser complicados en el caso de los países en desarrollo. Por una parte, porque el mercado de tecnología es un mercado difícil, con información asimétrica a favor del vendedor, lo que conduce a que se adopten decisiones industriales y tecnológicas sobre la base de una información deficiente. Por otra parte, porque el país comprador suele tener una capacidad tecnológica escasa para realizar una evaluación en función de criterios objetivos y pertinentes. En segundo lugar, es preciso proceder a la asimilación y adaptación de tecnología, entendiendo por tal el proceso de armonización de las tecnologías adquiridas con los objetivos económicos y sociales del país, la dotación de factores locales y otras condiciones tales como la infraestructura, el tamaño del mercado o las preferencias de la población.

Con respecto a la dotación de factores del país que adquiere la tecnología, hay varios aspectos que se pueden considerar esenciales: la disponibilidad de materias primas y energéticas, de mano de obra y de capitales.

Por otra parte, las tecnologías pueden ser intensivas en trabajo o en capital. Los países en desarrollo deberían optar, al menos en una primera fase, por las primeras, ya que suelen disponer de abundante mano de obra y presentar una escasez de capitales. Las tecnologías también se diferencian por las habilidades y cualificaciones exigidas a los trabajadores disponibles. Muchas tecnologías requieren habilidades (know how) que sólo pueden ser adquiridas mediante la práctica. En consecuencia, para que la transferencia de las mismas sea eficaz se requiere de unos conocimientos y de unos aprendizajes previos y, si no existen vías para lograrlos, los países receptores deberán cuestionarse la forma en que están realizando el proceso.

En definitiva, cuando la tecnología procedente del exterior es efectivamente asimilada, el país genera una capacidad de absorción que redunda en un doble beneficio: por un lado, se mejora la capacidad interna para seleccionar y evaluar nuevas tecnologías en un mercado que, como ya se ha señalado, es difícil y dispone de información imperfecta y, por otro lado, se posibilita el desarrollo interno de tecnología y, con ello, el de la base tecnológica nacional.

Estrategias y políticas para los países en desarrollo

¿Cómo lograr que países en desarrollo, que disponen de unas desiguales condiciones de partida, puedan reducir la brecha tecnológica que les separan de los países más avanzados?

Para resolver este problema no existen fórmulas mágicas ni soluciones rápidas, pero sí sabemos que es necesario introducir un componente tecnológico en la estrategia nacional de crecimiento económico a medio y largo plazo y crear las condiciones necesarias para formar un sistema de innovación que favorezca y haga viable este enfoque. En definitiva, crear una cultura tecnológica. La definición de una estrategia nacional de crecimiento económico ha de incluir todas aquellas políticas que permitan aumentos de la productividad sostenidos en el tiempo. Esas políticas son esencialmente tres: macroeconómicas, de I+D y educación y sectoriales. Todas ellas están estrechamente interrelacionadas entre sí, y el éxito de la estrategia global depende del éxito en la aplicación de cada una de estas políticas.

El objetivo de las políticas macroeconómicas es lograr un entorno económico estable, como condición necesaria, imprescindible, para el crecimiento económico y la creación de empleo. La estabilidad macroeconómica, y la perspectiva de que ésta se va a mantener en el tiempo, genera confianza y credibilidad en los agentes económicos y es fundamental para que un país atraiga capitales del exterior, principalmente a través de la inversión extranjera, en cualquiera de sus formas. Esto es clave para los países en desarrollo, tan necesitados de recursos para lograr altas tasas de inversión. Junto a una política macroeconómica que dote de estabilidad a la economía nacional, otras dos políticas fundamentales son la política científica y tecnológica y la política educativa, dos políticas horizontales en la medida en que de ellas se pueden beneficiar todos los sectores de la economía.

Las acciones que engloba una política científica y tecnológica, además de la creación de un marco institucional en el que se fomenten los vínculos entre el sector privado y las instituciones públicas de investigación, son las siguientes:

  • La realización en centros públicos de las actividades de I+D que se consideren de interés social y que, por tener un elevado riesgo o una rentabilidad de más difícil privatización, no sean efectuadas por el sector privado.
  • La articulación de mecanismos de apoyo y estímulo a la investigación efectuada por el sector privado, tanto para la realización de innovaciones propias como para la asimilación de las técnicas importadas. Con ello se persigue el doble objetivo de compensar la subinversión que se produce en este tipo de actividades (riesgo, incertidumbre) y de encauzar la investigación privada hacia los sectores y objetivos considerados socialmente necesarios.
  • La regulación y control de las transmisiones de tecnología. Se incluyen aquí intervenciones del sector público encaminadas a evitar o paliar los costes sociales que se producen en la transferencia de tecnología, tales como: la mejora de los sistemas de información y difusión científica y tecnológica; la regulación de los sistemas de patentes; y el control de las importaciones de tecnología, con el doble objetivo de que éstas resulten complementarias con las actividades autóctonas y de que no se negocien en condiciones abusivas para el receptor. Asimismo, se debe favorecer la importación de nuevos bienes de capital, por ejemplo, con bajos aranceles.

Los esfuerzos en innovación han de estar íntimamente ligados a los realizados en materia de política educativa y de formación, pues el desarrollo del capital humano es un aspecto esencial para generar capacidad de absorción en el país. Esta interrelación lleva al planteamiento de una estrategia de desarrollo que comprendería varias actuaciones básicas:

  • Una política educativa que prime en las fases primaria y secundaria las materias de ciencias y el idioma inglés (la lengua de la investigación científica y técnica), y en la fase universitaria la especialización en las áreas de ciencias, ingeniería e informática.
  • Incentivos para disminuir los costes empresariales de I+D+i. Una vez que las empresas disponen de mano de obra cualificada en cantidad y calidad suficiente, otra medida a adoptar sería reducir los costes asociados a sus laboratorios de investigación, desarrollo e innovación.

Aquí se puede actuar en varias direcciones como, por ejemplo, subvencionar los costes laborales, bien sea mediante ayudas directas o mediante deducciones en las cuotas a la seguridad social o subvencionar los costes de inversión iniciales con ayudas a fondo perdido para la adquisición de terrenos e instalaciones, amortización acelerada de los gastos de I+D+i y exención de impuestos de aduanas a equipos y tecnología de I+D+i.

  • Programas de promoción de la actividad de I+D+i, en los que participen instituciones gubernamentales, universidades y empresas. Es fundamental aquí la labor impulsora del sector público que debe actuar como catalizador de todos los esfuerzos y fomentar la colaboración y la creación de redes entre todos los actores públicos y privados. Innovación y colaboración son dos aspectos fundamentales de las estrategias de desarrollo que están siendo aplicadas en los países avanzados.
  • Crear una infraestructura de calidad para la I+D+i. Es muy importante que la infraestructura tecnológica sea de primer orden, pues de nada les sirve a las empresas tener los mejores talentos, con costes bajos y proyectos atractivos si la productividad en el trabajo de I+D+i se resiente por aspectos técnicos, como el mal funcionamiento de las telecomunicaciones, del suministro de energía, del transporte y de los trámites administrativos, sobre todo los relativos a la propiedad intelectual y a la exportación de bienes, servicios y capitales.

En definitiva, los países en vías de desarrollo han de realizar un esfuerzo nada despreciable desde sus gobiernos para poner en marcha una estrategia global que les permita entrar en un círculo virtuoso de conocimiento, progreso tecnológico y desarrollo económico. Esta ambiciosa estrategia comprende como paso previo, una situación política y macroeconómica estable, y definir una estrategia de desarrollo basada en la innovación y el conocimiento como factores clave y dirigida a sectores concretos. El desarrollo de un sistema educativo capaz de formar científicos y técnicos especializados y de un Sistema Nacional de Innovación que permita una transferencia eficaz de tecnología al sistema productivo nacional, se convierten en piezas centrales de una estrategia que persigue incorporar a estos países en la sociedad del conocimiento.

Los lineamientos esbozados por los autores de este artículo pueden ser compartidos o no en su totalidad, pero creo que no podemos estar en desacuerdo con la idea central de que el conocimiento es el cimiento del crecimiento y desarrollo.

Se suma a este desafío la necesidad de llevar a cabo en simultáneo una política apropiada que nos permita crecer disminuyendo el impacto sobre el cambio climático.

En esa lucha de nuevo adquiere relevancia el conocimiento, la educación y la conciencia de cambio y adaptación.

Bienvenidos a la era del conocimiento, la tecnología de la mano de la sustentabilidad.

¡Conocimiento y Desarrollo!

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