Calentamiento global y cambio climático !

Los registros de altas temperaturas se superan año a año en distintas regiones de nuestro orbe. Si bien las usamos de manera indistinta, las expresiones calentamiento global y cambio climático, aunque enmarcadas dentro de un mismo fenómeno, presentan diferencias de alcance.

El calentamiento global se refiere solo a la temperatura de la superficie de la Tierra, mientras que el cambio climático incluye el calentamiento y los «efectos secundarios» de este calentamient, como son los glaciares que se derriten, tormentas de lluvia más severas o las sequías más frecuentes. Dicho de otra manera, el calentamiento global es un síntoma del mayor problema del cambio climático causado por los seres humanos.

El planeta ha experimentado el cambio climático antes. La temperatura promedio de la Tierra ha fluctuado a lo largo de la historia de 4,540 millones de años del planeta. La Tierra ha experimentado períodos largos de frío («edades de hielo») y períodos cálidos («interglaciales») en ciclos de 100,000 de años durante al menos el último millón de años.

Los episodios previos de calentamiento fueron provocados por pequeños incrementos en la cantidad de luz solar que llegaba a la superficie de la Tierra y luego amplificados por grandes emisiones de dióxido de carbono de los océanos a medida que se calentaban (como la efervescencia que escapa de una gaseosa tibia).

El calentamiento global actual se debe principalmente al aumento de los gases que atrapan el calor que los humanos están agregando a la atmósfera al quemar combustibles fósiles. De hecho, en las últimas cinco décadas, los factores naturales (forzamiento solar y volcanes) en realidad habrían llevado a un ligero enfriamiento en la temperatura de la superficie de la Tierra.

Los gases de efecto invernadero (GEI) se producen de manera natural y son esenciales para la supervivencia de los seres humanos y de millones de otros seres vivos ya que, al impedir que parte del calor del sol se propague hacia el espacio, hacen la Tierra habitable. Después de más de un siglo y medio de industrialización, las cantidades de gases de efecto invernadero en la atmósfera se han incrementado en niveles nunca antes vistos en tres millones de años. A medida que la población, las economías y el nivel de vida , con el asociado incremento del consumo, crecen, también lo hace el nivel acumulado de emisiones de ese tipo de gases.

Existen tres hechos en que los científicos inciden y que son de enorme utilidad para entender mejor la raíz y la escala del problema:

  • la concentración de GEI en la atmósfera terrestre está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la Tierra;
  • esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial y, con ella, la temperatura del planeta;
  • el GEI más abundante, alrededor de dos tercios de todos los tipos de GEI, es el dióxido de carbono (CO2) que resulta de la quema de combustibles fósiles.

La tasa de aumento del calentamiento global también es diferente al calentamiento pasado. El aumento actual de la temperatura promedio mundial parece estar ocurriendo mucho más rápido que en cualquier otro punto desde que la civilización y la agricultura modernas se desarrollaron en los últimos 11,000 año, y probablemente más rápido que cualquier período cálido interglacial en el último millón de años.

Independientemente de si afirmamos que el cambio climático son todos los efectos secundarios del calentamiento global, o que el calentamiento global es un síntoma del cambio climático causado por los humanos, esencialmente está hablando del mismo fenómeno básico: la acumulación de energía térmica excesiva en el sistema de la Tierra. Entonces ¿por qué usamos dos formas de describir lo que es básicamente lo mismo?

Según el historiador Spencer Weart, el uso de más de un término para describir diferentes aspectos del mismo fenómeno sigue al progreso de la comprensión del problema por parte de los científicos.

A finales de 1800, los científicos estaban planteando la hipótesis de que la industrialización, impulsada por la quema de combustibles fósiles para la energía, tenía el potencial de modificar el clima. Pero durante muchas décadas no estuvieron seguros de si el enfriamiento (debido al reflejo de la luz solar de la contaminación) o el calentamiento (debido a los gases de efecto invernadero) dominarían.

Sin embargo, a mediados de la década de 1970, cada vez más evidencias sugerían que el calentamiento dominaría y que sería diferente a cualquier otro episodio de calentamiento natural. La frase «calentamiento global» surgió para describir ese consenso científico.

En décadas posteriores, los científicos se hicieron más conscientes de que el calentamiento global no era el único impacto del exceso de calor absorbido por los gases de efecto invernadero. Otros cambios—el aumento del nivel del mar, la intensificación del ciclo del agua, el estrés sobre las plantas y los animales—probablemente serían mucho más importantes para nuestras vidas cotidianas y economías. En la década de 1990, los científicos utilizaron cada vez más el «cambio climático causado por los seres humanos» para describir el desafío que enfrenta el planeta.

El calentamiento global actual es un tipo de cambio climático sin precedentes, y está generando una cascada de efectos secundarios en nuestro sistema climático. Son estos efectos secundarios, como los cambios en el nivel del mar a lo largo de costas muy pobladas y la retirada mundial de los glaciares de montaña de los que dependen millones de personas para el agua potable y la agricultura, que probablemente tengan un impacto mucho mayor en la sociedad que el cambio de temperatura.

Nos encontramos en un momento decisivo para afrontar con éxito el mayor desafío de nuestro tiempo: el cambio climático. Cada día, en diferentes puntos de la geografía mundial, el planeta nos manda mensajes sobre las enormes transformaciones que está sufriendo: desde cambiantes pautas meteorológicas que amenazan la producción de alimentos; hasta el aumento del nivel del mar que incrementa el riesgo de inundaciones catastróficas. Los efectos del cambio climático nos afectan a todos. Si no se toman medidas drásticas desde ya, será mucho más difícil y costoso adaptarse a sus efectos en el futuro.

En el artículo titulado “Cambio climático: 5 buenas noticias sobre la lucha contra el calentamiento global (contadas por científicos y expertos)”, escrito por la periodista Margarita Rodriguez y publicado por la BBC News este 30 de Octubre, se hace referencia a cinco aspectos que están marcando la diferencia y mostrando una luz de esperanza hacia el futuro. Muy recomendable para leer, aquí les traigo un resumen que sirve para mostrar parte relevante de su contenido, con algunos agregados personales desde el conocimiento profesional adquirido.

1. El trabajo de comunidades locales para proteger la naturaleza está dando resultados extraordinarios.

Singh es miembro del Climate Imagination Fellowship, un proyecto de la Universidad Estatal de Arizona que busca historias positivas sobre el futuro para impulsar acciones en el presente.

Singh habla con entusiasmo de esa «energía» que ha encontrado en diferentes continentes.

Cuenta el caso de Parvati, quien vive en uno de los estados más pobres y más vulnerables al clima de India.

«Hace 20 años, ella y un grupo de mujeres del pueblo vieron que la capa freática —la acumulación de agua subterránea a relativamente poca profundidad— de su zona se había reducido por la deforestación, la cual era impulsada por el modelo de desarrollo adoptado en India», explica.

«Decidieron que protegerían su bosque y empezaron a vigilarlo. Se despertaban muy temprano y lo patrullaban (…). Sin educación formal, sabían por experiencia que un bosque sano es uno biodiverso».

Dos décadas después, un amigo de Singh las visitó y encontró árboles con troncos gruesos, animales que regresaron y la capa freática crecida.

La historia de Parvati, así como otras —no es una excepción, subraya— la ayudan a mirar el futuro con optimismo.

«Esas comunidades tienen el derecho de escoger su propio camino, son inteligentes, creativas, apasionadas. Eso es lo que me hace sentir positiva sobre el problema del clima».

2. El tema «nunca ha estado tan arriba en la agenda» de gobiernos y empresas.

«El clima nunca ha estado tan arriba en la agenda política. Si pensamos en el Acuerdo de París —firmado en abril de 2016 y que establecía medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero— (el tema) ahora está incluso más arriba», dice Pérez-Cirera, economista ambiental de prestigio internacional.

«Tener al primer ministro chino y al presidente de Estados Unidos hablando del clima como una de sus tres prioridades políticas a nivel nacional es algo que no habíamos visto antes».

Eso quiere decir que el clima ya no se limita a las agendas de organizaciones ambientalistas o de algunos países, sino que se está convirtiendo en un tema de interés económico global, y «eso es definitivamente una buena noticia».

De acuerdo con la experta, muchas compañías ya han empezado a reaccionar y se están dando cuenta de que vendrán regulaciones gubernamentales más fuertes.

«Pero también de que hay demandas cada vez más importantes por parte de los consumidores».

En septiembre, la ONU anunció que más de la mitad de los sectores que componen la economía mundial se habían comprometido a reducir sus emisiones a la mitad en la próxima década.

«En cada uno de estos sectores, al menos el 20% de las principales empresas por ingresos se están alineando en torno a objetivos sectoriales específicos para 2030, en línea con la consecución de emisiones netas cero para 2050, y que incluyen objetivos como un 60% de generación renovable en el sector de la energía y un 5% de combustible con cero emisiones en el sector del transporte marítimo».

«Hay una conciencia muy clara de que si no se toman medidas claras para abordar el cambio climático en los próximos 10 años, los eventos meteorológicos extremos van a ser abrumadores, especialmente para los países en desarrollo».

3. Tenemos mucha más información y eso nos ayuda a prevenir desastres.

«Tenemos más datos y cuanto más información tengamos a lo largo del tiempo, mejor podemos entender lo que está pasando así como la dirección y magnitud del cambio», le dice a BBC Mundo Erika Podest, científica del Grupo de Ciclo y Ecosistemas del Carbono en la División de Ciencias de la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA.

La NASA posee una flota de satélites para el monitoreo de nuestro planeta, al igual que otras agencias espaciales, como la europea y la japonesa.

De hecho, un grupo de científicos está usando la Estación Espacial Internacional para estudiar el clima de la Tierra.

«Si podemos entender cómo eran las cosas antes y cuál ha sido la trayectoria, podemos predecir mejor cómo será el futuro y prepararnos, porque parte de todo este proceso de comprender los impactos de cambio climático es tratar de mitigar y adaptarnos».

En América Latina y el Caribe, señala Salazar, la recopilación sistemática de información sobre los daños y las pérdidas causados por desastres ha permitido tomar mejores decisiones a futuro.

«En algunos casos han sido medidas concretas para prepararse frente a emergencias».

«Si me pregunta si estamos mejorando, creo que sí. En las tendencias regionales se observa que ha habido una reducción de la mortalidad por efecto de las amenazas de origen climático (huracanes, inundaciones, deslizamientos) y geológico (terremotos, tsunamis)».

Conocer los datos también les permite desarrollar modelos probabilísticos «que ayuden a los gobiernos a cuantificar la posibilidad de pérdida a futuro y, por tanto, ponerles un número a las medidas o asignaciones presupuestales para la prevención de desastres».

4. Las fuentes de energía alternativas son cada vez más accesibles.

Pérez-Cirera explica que uno de los argumentos fuertes que había en el pasado contra las energías renovables eran los costos que implicaban esas tecnologías.

«Pensando en los costos del mercado, muchas de ellas son muy competitivas, debido a su costo intrínseco, pero más aún si se restan los costos que ellas permiten salvar. Han llegado a unos precios mínimos impresionantes, lo cual, con los marcos de política adecuados, la hace una alternativa perfectamente viable».

Otro argumento que se usaba es que no siempre hay sol , no siempre hay viento, pero además de no es cierto, no tenían en cuenta otros fuentes renovables como el biogás, la biomasa y el procesamiento de residuos y efluentes, que están disponibles todo el tiempo y resuelven además otros problemas de sustentabilidad.

«Algunos políticos que tenían relaciones con la industria del petróleo decían que las energías renovables no eran confiables. Sin embargo, ya hay disponibles sistemas de almacenamiento de la energía».

Las energías renovables «dejaron de ser un sueño utópico, realmente están a la disposición».

Y es que, si se desarrollan de manera responsable, pueden ayudar a disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), poniendo foco en la urgencia de luchar para mitigar el cambio climático.

Lo que queda del siglo será una gran oportunidad para usar energía de fuentes renovables para reducir, compensar a cero o restar toneladas de gases de efecto invernadero. Muchos países tienen programas exitosos para apoyar, financiar y desarrollar este tipo de iniciativas, que son la base sólida para construir un nuevo mañana.

5. Pese a la urgencia, «hay tiempo» y todos podemos contribuir.

«El planeta se está calentando y ya estamos viendo los impactos del cambio climático», indica Podest.

A medida que se agrava la situación, vamos a ver eventos extremos más a menudo: olas de calor, de frío, huracanes más intensos.

«Pero hay tiempo para cambiar o por lo menos parar y comenzar a revertir los daños que hemos causado en el medioambiente», dice.

No sin aclarar que «mientras más rápido actuemos, mejores son las posibilidades de preservar nuestro planeta de una forma que sea habitable».

Para la experta, «en realidad nunca es demasiado tarde». «Muchas personas pueden sentir: ‘¿Para qué? Mejor disfruto todas las comodidades de mi vida porque no hay nada que se pueda hacer’. Pero todos podemos hacer algo».

Según ella, las acciones más importantes a nivel individual tienen que ver con minimizar el consumo de combustibles fósiles, y de recursos como electricidad o agua. «Ser más conscientes de nuestro impacto sobre el medioambiente».

«La ciencia nos indica que la ventana de tiempo se está cerrando, pero también nos indica que es posible y lo que nos señala el nivel de preocupación de la sociedad también es un faro de esperanza».

«Pensar que como consumidores tenemos poder, como votantes tenemos poder, que como individuos podemos hacer algo y que ese algo no es marginal, sino poderoso».

Más allá de que hay tiempo, el ser humano en estos últimos cien años ha producido un impacto negativo global, que supera con creces los 100 mil años previos desde su aparición.

Este aspecto torna imprescindible tomar las medidas más urgentes para volver atrás y remediar cuanto antes todo el impacto negativo causado.

El propósito de torcer el rumbo del cambio climático tiene que ser común, mostrando resultados concretos antes de la mitad de este siglo.

La naturaleza, nuestro planeta, y la humanidad estarán sumamente agradecidos.

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