Una despedida especial !

En una entrevista con un jefe de cuidados intensivos de una clínica de nuestra ciudad, le preguntaron como estaba viviendo esta situación de pandemia.

Sus respuestas aún resuenan en mi mente:

“Hace desde el año pasado que me parece estar dentro de una película, que sabemos que tendrá un fin, pero no sabemos cuándo llegará”.

“Te pones todas las protecciones posibles para atender, barbijo, máscara, y varias cosas más, que te hace parecer que estás viviendo en un set de filmación. Pero no, esto es muy real y nos tiene a mal traer”.

“Estamos desde hace algunas semanas, al cien por ciento, acomodando pacientes donde podemos. La sala de shock room ha sido muchas veces expandida, pero la verdad es que las personas llegan muy mal y hacemos lo que podemos”.

“Por otro lado hay pacientes que llegan con otras afecciones, también complicadas y se hace lo imposible por atenderlas”.

“Nosotros estamos al límite de nuestras posibilidades”.

El contenido de lo manifestado por este profesional, es una muestra de lo que está sucediendo en muchos centros de salud de nuestro país.

Estamos inmersos en uno de los peores momentos de esta afectación viral masiva.

Con un ritmo de vacunación que se ha acelerado en las últimas semanas, e incrementando más restricciones sociales para circular y reunirse, todo hace esperar una mejoría lenta pero constante, hacia un necesario y más duradero estadío de relativa tranquilidad.

En el mientras, ya hemos superado el número de ochenta mil seres humanos que perdieron su vida.

Al mismo tiempo, hay que agregar muchos miles más que se sumaron a esta lista, producto de problemas salud que no pudieron tener un seguimiento adecuado.

Todo es indicativo de que se trata de una crisis sin precedentes, al menos en los últimos cincuenta años.

Hemos sufrido pérdidas de familiares, de amigos cercanos, muchos con problemas de comorbilidades, aunque algunos sin ninguna dificultad conocida en su salud, que implicara ser un factor para tornar crítico su cuadro. Inexplicables y paralizantes desapariciones físicas que nos producen un inmenso vacio.

Las despedidas que no son tal cual las conocemos, llenan de angustia a los seres queridos. Una versión deshumanizada de la partida final, que nos cuesta asimilar, nos provoca mayor desazón y congoja en nuestros corazones.

Mis respetos por padres, hijos, hermanos, amigos, conmovidos por estas pérdidas dolorosas.

A no bajar los brazos. Necesitamos seguir porque hay muchísimo por hacer. Muchas personas necesitan de los que quedamos en pie….

Hay alguien que entendía cabalmente esto de seguir luchando. Va mi sentido homenaje a un amigo de muchos, que hace unos días se fue a brillar en otra dimensión.

Gustavo, el Chino

¿Como dimensionar el cariño?

¿Cómo medir que tan buena persona podés ser para los demás?

¿Cuánto de humanidad tiene su presencia?

No son respuestas sencillas. Quizás sólo sumando la opinión de varios es posible sopesar un balance global.

Ahora, quizás vos, yo u otra persona encontremos un ser humano capaz de ser las respuestas en si mismo. No hay muchos, que puedan significar tanto para un gran número. Sólo unos pocos elegidos.

Varias veces superaste la adversidad, empezando con ese corazón que en apariencia no te dejaría jugar al tenis. Un impedimento que no pudo doblegarte compañero. Que no te impidió vivir de manera plena.

Así la vida te mostraría de entrada que no sería sencillo. Como cuando tuviste que empezar de nuevo, cambiando el rumbo 180 grados. “No va más lo que estoy haciendo” y buscaste otro camino, siempre con esa gran sonrisa que era tu sesgo personal.

Las energías te alcanzaban para vos, para tu familia, tus queridas hijas, esposa, hermanas, familiares, padres y amigos. Ayudabas porque sabías que nada te había resultado fácil.

Escuchabas sin juzgar, opinabas sin herir y colaborabas incondicionalmente. Fue tu característica desde el primer año del secundario, cuando nos conocimos y formamos ese grupo de amigos que hasta hoy nos mantiene unidos y conectados.

En esa cancha de golf jugabas por pasión y disfrutabas de la camaradería más que ninguno.

Porque tus palabras unían, porque tus escuchas les llevaban paz a muchos, por eso y por mucho más, eras un ser humano especial.

La vida nos llevó a cada uno por caminos distintos, la tecnología y las ganas de compartir nos unió de nuevo hace ya unos años. En esas discusiones típicas de los grupos, moderabas lo imposible de moderar y respetabas las expresiones no coincidentes.

Para el día del amigo, ahí estaba tu saludo personal y privado dándonos ánimos para seguir.

No se pudo concretar el último asado en tu casa. Hubiera sido muy lindo poder compartir por enésima vez las vivencias y anécdotas que nos unieron desde la adolescencia. Volver a reírnos como locos de historias archi repetidas. Disfrutar de esos grandes momentos, únicos e irrepetibles.

Muchos de nosotros aún no caemos en la cuenta. Le quedaba tanta vida, estaba tan lleno de luz.

¿Es cierto que se fue el Chino?

Capaz que sí, de seguro que no.

Quien más, quien menos, todos nos quedamos con un pedacito de su calma.

A todos sin excepción, nos hizo mejores personas, dandonos pequeñas dosis de coherencia.

Gracias Querido por las enseñanzas que nos regalaste.

Sé que este momento es inabarcable para sus íntimos. Un saludo especial para Sofia, Eugenia y Rafaela sus hijas, y para su esposa Cecilia. Una plegaria para que puedan vivir con el recuerdo de su presencia.

La letra de la canción que pediste para tu despedida, resume tu manera de sentir la vida.

La comparto para honrar tu memoria.

¿Hola, hay alguien ahí dentro?

Solamente afirme con la cabeza si puede oírme,

¿hay alguien en casa?

Venga, oí que te sientes mal.

Bueno, yo puedo aliviar tu dolor,

ponerte en pie de nuevo.

Relájate, voy a necesitar algo de información primero,

solo los hechos principales,

¿puedes enseñarme dónde te duele?

No hay dolor, te estás alejando,

(eres) el humo de un barco lejano en el horizonte,

solo vienes como las olas (come through: hacerse notar)

Tus labios se mueven, pero no puedo oír lo que dices.

Cuando era pequeño, tuve fiebre,

mis manos parecían como dos globos,

ahora, vuelvo a tener esa sensación,

no te lo puedo explicar, no lo entenderías,

no es así como yo soy.

Me he vuelto confortablemente insensible.

Me he vuelto confortablemente insensible.

De acuerdo, solo un pequeño pinchazo,

ya no habrá más, ah.

Pero puede que te sientas un poco enfermo,

¿puedes ponerte en pie?

Creo que está funcionando, bien.

Eso te ayudará a acabar el espectáculo,

venga, es hora de irse.

No hay dolor, te estás alejando,

eres el humo de un barco lejano en el horizonte,

solo vienes como las olas.

Tus labios se mueven, pero no puedo oír lo que dices.

Cuando era pequeño, eché un vistazo fugaz

por el rabillo del ojo.

Me giré para mirar, pero ya no estaba,

ahora no puedo dar con ello

El niño ha crecido,

el sueño ha desaparecido.

Y yo… me he vuelto confortablemente insensible.

En esa debacle infinita, de jornadas felices y tristes, que distinguimos como vida, vos eras un maestro.

¡Hasta siempre, Chinito!

3 comentarios en “Una despedida especial !”

  1. Sin hablar , solo con su presencia nos dejaba un clic para pensar… Gracias Marcelo por recordar al Chino así. Un gran ser humano feliz de vivir la vida que le tocó sin broncas ni resentimientos…

    Me gusta

Deja un comentario