Maria Skłodowska: dar lo máximo !

Las clases de química resultaban interesantes para un pequeño grupo de entusiastas de los átomos. Roque Molina, uno de nuestros profesores de la secundaria, se esmeraba por darle a la asignatura condimentos históricos que la hicieran más apetecible, alejandola un poco de la rigurosidad técnica.  Nos relataba historias que contenían pequeños trazos de humanidad y  reseñas de superación personal de sus intérpretes principales.

El detrás de escena de estos genios científicos, muchos premiados con el Nobel de Química, de Física, nos mostraba que sus vidas en los ámbitos académicos y técnicos no se habían caracterizado por la simpleza, el reconocimiento y la disponibilidad de recursos. La mayoría de ellos habían alcanzado una aceptación plena luego de muchos años de trabajo, marchas para adelante y retrocesos, afectados un sinnúmero de veces por tragedias personales, relaciones familiares inestables, celos y envidias profesionales de propios y extraños.

Los nombres de esos investigadores y científicos que eran creadores y precursores de las teorías más avanzadas, aparecen aún hoy titulando capítulos de los libros de estudio más renombrados, donde es posible leer:

  • El principio de incertidumbre de Heisenberg
  • Teoría del átomo de Rutherford
  • Principio de exclusión de Pauli
  • Dualidad onda partícula de Luis de Broglie
  • Ley de dilución de Ostwald

Cada una de esas leyes y principios científicos son producto de años de intensa dedicación, con menguado reconocimiento académico y social para sus protagonistas , los cuales fueron recién merituados al final de sus carreras o bien recibiendo premios póstumos, cuando no producto de la continuidad de sus trabajos por parte de sus discípulos más cercanos.

Esta introducción sirve para adentrarnos en el conocimiento de la carrera científica de una brillante mujer, que además de sortear todos los obstáculos mencionados, tuvo que lidiar para que los claustros científicos y académicos, la consideraran en una condición de igualdad con sus pares del sexo masculino, incluyendo el rechazo por ser de origen judío.

La historia de Marie Curie, la precursora de la radioactividad no tiene desperdicio. A continuación, breves retazos de su prolífica carrera.

Marie Curie, la madre de la física moderna (extractado de National Geographic).

“Nada en este mundo debe ser temido, sólo entendido». Estas palabras definen el carácter perseverante y luchador de Marie Curie, una mujer que se enfrentó al machismo y el antisemitismo de su época, pero cuya imagen recordamos como la de una persona circunspecta, sobria, reflexiva y de expresión severa. La muerte la sorprendió el 4 de julio de 1934 en Passy, Francia.

Marie Curie (bautizada como Maria Salomea Skłodowska) pasó a la historia como la «madre de la física moderna», nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, entonces capital de un país ocupado por Rusia, que tras sofocar varias revueltas nacionalistas acabó imponiendo su lengua y sus costumbres. Con apenas 15 años, Maria vivió la frustración de no poder ingresar a la Universidad de Varsovia, ya que esta institución no admitía mujeres. Como recurso, Marie tuvo que recurrir a la llamada «Universidad Volante», una institución clandestina, abierta a las mujeres, y que ofrecía a los jóvenes polacos una educación de calidad en su propio idioma. El nombre de «volante» («flotante», según algunos autores) viene precisamente de la necesidad que tenían alumnos y maestros de cambiar constantemente de ubicación para escapar al férreo control ruso.

PACTO DE DAMAS ENTRE HERMANAS

En 1890, su hermana Bronya había podido cursar estudios de medicina en París gracias al dinero que Maria había ganado ejerciendo como institutriz en Varsovia. Ahora era el momento de que Bronya hiciera efectivo el «pacto de damas» con el que las hermanas se habían comprometido a costearse mutuamente sus estudios. Superadas las reticencias iniciales, Marie aceptó la oferta de su hermana, y en 1891, habiéndose cambiado el nombre por el francés Marie, se matriculó, por fin, en la Universidad de París donde cursó física y química y matemáticas. En 1893 se licenció en física y en 1894, con la ayuda de una beca, se licenció en matemáticas.

“Marie y su hermana Bronya se comprometieron a costearse mutuamente sus estudios”.

Marie inició su carrera científica en 1894 con una investigación sobre las propiedades magnéticas de diversos aceros que le encargó la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional. Fue ese mismo año cuando Marie conoció a Pierre Curie, un físico francés, pionero en el estudio de la radiactividad. Desarrollaron una profunda amistad (y algo más), hasta el punto de que Pierre le propuso matrimonio. Al principio Marie no aceptó ya que tenía intención de volver a Polonia, e incluso hay fuentes –algunas cartas que envió Marie a una amiga en Varsovia– que muestran que la relación entre ambos lo era todo menos romántica. Sin embargo, Pierre declaró que estaba dispuesto a seguirla, incluso si eso significaba tener que enseñar francés para subsistir. Sin embargo, el respeto, el cariño y la pasión que ambos tenían por la ciencia les unió el 26 de julio de 1895. Como era de esperar, tras la boda, la pareja (que tendría dos hijas) consagró su vida a la investigación.

LOS CURIE, UN MATRIMONIO UNIDO POR LA CIENCIA

En 1896, y animada por Pierre Curie, Marie decidió hacer su tesis doctoral acerca de los trabajos de Henri Becquerel, un físico francés que descubrió accidentalmente la radiactividad durante una investigación sobre la fluorescencia. El 25 de junio de 1903, en la facultad de Ciencias de la Universidad de La Sorbona, en París, Marie Curie, ante un tribunal presidido por el físico luxemburgués Gabriel Lippmann, defendió su tesis doctoral: “Recherches sur les substances radioactives” (Investigaciones sobre las sustancias radiactivas) por la que obtendría un sobresaliente cum laude y su doctorado en ciencias físicas.

A partir de 1897, la pareja empezó sus estudios, en los que incluyeron algunos minerales con uranio como la pechblenda, la torbernita o la autunita. El matrimonio no tenía laboratorio propio y la mayor parte de sus investigaciones las realizaron en un cobertizo junto a la Escuela de Física y Química, que anteriormente había sido una sala de disección médica de la facultad. Estaba mal ventilada y no eran conscientes de los efectos nocivos a los que iban a verse expuestos.

“Pierre y Marie Curie hicieron la mayor parte de sus investigaciones en un cobertizo mal ventilado que agravó los efectos nocivos de sus experimentos”.

En julio de 1898, el matrimonio publicó un artículo conjunto en el que anunciaba la existencia de un elemento al que llamaron «polonio», en honor al país de origen de Marie, y el 26 de diciembre de 1898, los Curie anunciaron la existencia de un segundo elemento, al que llamaron «radio», derivado de un vocablo latino que significa rayo. En la investigación se acuñó la palabra «radiactividad».

LA PRIMERA MUJER PREMIO NOBEL

En 1903, «en reconocimiento por los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación descubiertos por Henri Becquerel», junto con Henri Becquerel y Pierre Curie, Marie fue galardonada con el Premio Nobel de Física convirtiéndose en la primera mujer en recibir el preciado galardón. Los Curie no recogieron el premio en persona alegando que estaban demasiado ocupados en sus investigaciones.

A partir del otoño de 1898, el matrimonio empezó a padecer los primeros problemas de salud que los acompañarían el resto de sus vidas. Éstos incluían desde fatiga a inflamación de las yemas de los dedos. El 19 de abril de 1906, la tragedia golpeó a Marie de la forma mas devastadora: Pierre murió a consecuencia de un accidente en París. Mientras caminaba bajo la lluvia fue golpeado por un carruaje tirado por caballos y cayó bajo las ruedas. La caída le produjo una fractura mortal en el cráneo. A pesar de que Marie quedó devastada, quiso seguir con los trabajos de su difunto esposo y rechazó una pensión vitalicia. Durante los años siguientes, Marie sufriría episodios depresivos, aunque encontró apoyo en la familia de Pierre, su padre Eugene y su hermano Jacques. El 13 de mayo de 1906, el Departamento de Física de la Universidad de París decidió ofrecerle el puesto de su esposo y que Marie aceptó con la esperanza de crear un laboratorio de categoría mundial como homenaje a su marido. Marie fue la primera mujer en ocupar un cargo como profesora en dicha universidad y la primera directora de un laboratorio en esa institución. Entre 1906 y 1934, la universidad admitió a 45 mujeres sin aplicar las anteriores restricciones de género en su contratación.

“En 1906, la Universidad de París ofreció a Marie el puesto de su esposo fallecido. Se convirtió en la primera mujer en ser profesora de dicha universidad”.

UN PREMIO NOBEL EN SOLITARIO

En 1910, Marie, demostró que se podía obtener un gramo de radio puro y al año siguiente, en 1911, recibió en solitario el Premio Nobel de Química «en reconocimiento por sus servicios en el avance de la Química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento».

“Con una actitud desinteresada, no patentó el proceso de aislamiento del radio, dejándolo abierto a la investigación de toda la comunidad científica”.

Debido a la contaminación radiactiva, sus documentos de la década de 1890 se consideran demasiado peligrosos de manipular. Incluso su libro de cocina es altamente radiactivo. Los trabajos de Marie Curie se guardan en cajas forradas con plomo, y quienes deseen consultarlos deben usar ropa especial.

Debido a la contaminación radiactiva, los trabajos de Marie Curie se guardan en cajas de plomo y sólo pueden ser consultados con trajes especiales.

Marie Curie murió el 4 de julio de 1934 cerca de Salanches, Francia, a causa de una anemia aplástica (un trastorno raro en el que la médula espinal no produce suficientes células nuevas) ,contraída probablemente como consecuencia de la exposición continua a la radiación. Tampoco su cuerpo se libró de ella. Fue depositado en un ataúd forrado con aproximadamente una pulgada de plomo. Tanto ella como su esposo Pierre están enterrados en el Panteón de París.

En su número del mes de julio de 1934, una época en la que la mayoría de la sociedad y los medios de comunicación aún pensaban que el lugar de una mujer debía ser su casa, la revista Crónica despidió a Marie Curie con estas palabras: «La insigne mujer que, al conquistar para la ciencia un mundo, aportó un nuevo y maravilloso remedio contra el dolor».

Para finalizar algunas frases de Marie Curie que nos muestran su exquisita manera de ser y pensar:

“La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡Qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa hay que alcanzarla, cueste lo que cueste”.

“Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora”.

“La humanidad necesita hombres prácticos, para sacar el mayor provecho de su trabajo, y, sin olvidar el interés general, salvaguardar sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio”.

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