Las noticias e informaciones que circulan por las redes y medios de comunicación son abrumadoras. A cada minuto se renuevan las estadísticas de nuevos infectados , personas sanadas y fallecidas, incluyendo nuevos países donde se ha expandido la presencia del virus.
En todas las latitudes se toman acciones crecientes de aislamiento y prevención, copiando las ya tomadas en las regiones donde la enfermedad pegó sin previo aviso.
Los gobiernos y ministerios estaduales, provinciales y municipales van dictando decretos y resoluciones para contener la propagación de la infección, definida como pandemia por la Orgnización Mundial de la Salud (OMS).
Aún sin haber entrado en el otoño, antesala de las temperaturas más frías, tenemos en este hemisferio, la posibilidad que no tuvieron en el hemisferio norte de poder anticiparnos a los hechos.
Es por ello que muchas empresas públicas y privadas han implementado protocolos internos y externos, a los fines de evitar los contagios, con la finalidad de poder continuar operando dentro del escenario reinante. La suspensión temporal de las clases en todos los órdenes está siendo analizada.
Las actividades culturales y turísticas se han resentido de manera notable, para evitar la proliferación masiva, siguiendo las recomendaciones de las agencias de salud.
El impacto global medido en términos del tráfico mundial de pasajeros es muy importante, resulta increíble la suspensión de actividades deportivas muy lucrativas como la fórmula 1, y las ligas de fútbol y basquetball, sólo por citar algunos ejemplos.
Los sistemas de salud pública, por ejemplo en el norte de Italia se encuentran desbordados. El crecimiento del virus, resulta muy rápido y exponencial. Las reacciones parecen resultar algo tardías. Esto se verificó en China, y parte de Europa.
La economía global resentida por donde se la mire, con impacto negativo en las bolsas, con pérdida de valor de las principales empresas.
En el medio de este vertiginoso discurrir se escuchan comentarios de personas sin fundamento científico, noticias falsas que cunden en las redes, informaciones que tienden a confundir a los habitantes, videos de personas que en algunas partes del mundo corren a proveerse de suministros para hacer stock y no tener faltantes hacia adelante.
Por otro lado, referentes de disciplinas deportivas, por ejemplo, el entrenador alemán de un club de fútbol inglés, en el medio de un reportaje, donde fuera consultado acerca de qué opinaba sobre el coronavirus, dio una de las respuestas más sensatas y menos comunes que he escuchado, palabras más, palabras menos:
“Soy un director técnico de un equipo de fútbol, mi opinión no es nada relevante en este caso, ya que yo como cualquiera de Uds tiene que seguir las instrucciones emanadas de las personas expertas en este campo, por lo que no tiene sentido que hable al respecto, sino sólo que me maneje como el resto. Yo tengo sólo una gorra de entrenador en mi cabeza, respetemos a los que saben”.
Sin entrar en detalles específicos de cuáles son las medidas concretas para minimizar y prevenir la propagación de la enfermedad, las cuales son divulgadas a cada instante por los medios de comunicación públicos y privados, y para no sumar quizás en este escrito recomendaciones que no han sido aun totalmente validadas, creo de manera personal que podemos contribuir de manera efectiva con algunas cuestiones y conceptos básicos:
- Comprender que la salud en todos sus órdenes comienza por el cuidado de uno mismo, la creación de hábitos saludables se encuentra en la esfera de decisiones personales, por ejemplo, el lavarse o no con mayor frecuencia las manos, siguiendo un método efectivo.
- Practicar la comunicación responsable, es decir no sumarnos a la generación por las redes sociales, de falsas e incomprobables noticias, colabora con la no creación de una psicosis o pánico colectivo.
- Seguir las instrucciones simples emanadas de las autoridades de salud, respecto de ciertas normas de higiene y convivencia, que se aplican de manera preventiva.
- Hacer consultas médicas cuando de manera personal presentemos ciertos cuadros semejantes a los descriptos para el caso de esta enfermedad.
- Ser comprometidos con el cumplimiento de las cuarentenas, para aquellos que estuvieron en contacto con personas infectadas en esta u otras regiones.
Por otro lado, he leído varios artículos interesantes, que rescatan la creatividad como elemento sustancial, para que nuestras actividades sociales y económicas resulten con la menor afectación posible. Considero que la presencia de medios virtuales es de gran ayuda para favorecer el trabajo desde la casa, sólo por citar algún campo de aplicación.
Opino que es irresponsable hacer futurología acerca de qué podrá suceder, respecto de que si la estrategia empleada, servirá para amortiguar el impacto, o serán necesarias otras acciones adicionales como es el caso de Italia, con cese parcial de actividades en algunas regiones, o bien cómo escuché decir a un científico este virus será como el SARS que, así como apareció de manera súbita, desapareció de la misma forma y solo.
La humanidad se enfrenta a cada instante con diminutos e imperceptibles gladiadores, para los cuales existen muchas vacunas de prevención aplicables. En este caso en particular aún no está disponible, lo cual otorga un grado de mayor incertidumbre a la situación.
Viendo el costado positivo, superar estas instancias críticas de salud globalizada, nos permitirá adquirir mejores prácticas y habilidades para epidemias presentes y futuras.
Más allá de la situación puntual que estamos atravesando, la oportunidad de reforzar y aprender otras conductas personales y sociales para el mejoramiento de las condiciones higiénicas y de salud, es el gran capital con el cual podemos salir fortalecidos de esta coyuntura. Esas prácticas nos sirven asismismo para contrarestar otras enfermedades endémicas que coexisten con este virus, evitar infecciones y por lo tanto hacer más eficientes nuestra estructura pública de salud. Los sistemas de gobernanza política tienen que reconsiderar el foco de sus programas, de sus presupuestos y a donde van destinados sus recursos.
Revisar nuestros hábitos diarios es imperativo para trazar un nuevo plan de convivencia.
Las acciones de prevención, tienen que servir para minimizar las acciones reactivas y de recuperación que se dan cuando ya estamos enfermos.
Habiendo visto varias películas cuyo tema central eran epidemias mundiales globalizadas, creo que este episodio actual, es uno de aquellos en los cuales la realidad ha superado a la ficción.
Al mal tiempo buena cara….
Ha conservar el ánimo, la calma…. y seguir viviendo.
De eso se trata !