La médica ecógrafa, miraba el monitor. Pasó el instrumento repetidas veces. Empezó a sonreír, luego se dirigió a Eugenia, para preguntarle:
¿hay antecedentes de mellizos en tu familia?.
No quedaban dudas, dos corazones latiendo.
Al principio, no registré muy bien de qué se trataba. Eugenia en cambio, estaba muy emocionada.
ella atinó a responder:
» Tengo una tía, hermana de mi mamá, madre de gemelas, pero mellizas no «.
La doctora, nos explicó la diferencia.
El obstetra se encargaría de darnos todas las recomendaciones adecuadas, para llegar a buen puerto con un embarazo doble.
En las sucesivas ecografías, descubrimos que serían niñas, físicamente y emocionalmente diferentes.
Ambas recibieron sus nombres durante el quinto mes de embarazo.
«María Emilia y Ana Paula».
Paula, la pequeña, era de esa contextura (hoy mantiene esas características), Ana por mi mamá.
Emilia, la más grande, la llena de gracia (hoy de un humor algo más ácido), María por la mamá de mi esposa.
Un 12 de diciembre de 2007, después de 37 semanas de gestación, con poco lugar para moverse y seguir unos días más, nacieron en Cipolletti, Río Negro, nuestras hermosas mellizas.
Doce años y un día después, compartiendo nuestras vidas en Río Cuarto, la Pauli y la Emi, como las nombramos afectivamente, acaban de concluir sus estudios primarios.

Buenas personas, comprometidas, responsables, cariñosas, empiezan de a poquito a transitar la pre-adolescencia y en unos meses más el colegio secundario.
Eugenia y yo, que comenzamos el proceso de generar descendencia hace doce años, hoy somos testigos del primer hito de trascendencia de nuestras hijas, en la ceremonia de colación, donde estuvieron presentes su hermana más pequeña Lucía (llena de luz) una tía, prima y primo y sus abuelos maternos.

Muchas fotos, lágrimas y el corazón abierto de par en par.
Está claro que no somos inmortales, sólo nos perpetuamos de alguna manera (no la única, por cierto) a través de nuestros hijos.
Este proceso de ser padres, no se detiene ni por un instante.
La alegría de trascender y de vivir por y para la felicidad de esos pequeños seres, que arribaron juntas hace doce años, no tiene correlato en explicaciones concretas.
A favor, cohabita en nosotros una palabra que expande nuestro mundo de posibilidades:
AMOR
En este período pleno de colaciones, hitos alcanzados, celebraciones y buenas venturas, te compartimos nuestra celebración.
Cada evento es único e irrepetible. Lo guardamos en nuestra memoria emocional, para extraerlo y saborearlo, como un recuerdo vivo y presente.
GRACIAS HIJAS, la mejor de las suertes en esta nueva etapa.
Creemos en vuestras capacidades para crecer, aprender, caminar por lo llano, y escalar lo empinado.
Papá y Mamá estarán con Uds.
Habrá aciertos y errores, pero les queremos decir que,
Confiamos en que seguirán siendo excelentes seres humanos !
Por un 2020 pleno de actividades.
Nuevamente GRACIAS !