¿Rata o Elefante?

Erase una vez que se encontraron de casualidad una elefanta y una ratoncita.

Para ser totalmente claros con la situación, la paquiderma dormía plácidamente una siesta, y se despertó producto de un cosquilleo en su lomo.

Abriendo grandes sus ojos de elefante, divisó una pequeña ratoncita, que la miraba fijamente.

Verdad o mito, aquel que reza que los elefantes temen a los ratones, nada de eso tuvo lugar.

Permanecieron unos instantes observándose mutuamente, la ratoncita inmóvil para no generar ninguna reacción en su gigante hallazgo.

Al fin, la ratoncita juntó algo de valor para soltar:

  • Hola!

La elefanta no atinó a responder.

Con algo más de arrojo, la ratoncita disparó:

  • ¿A qué se debe tu gran panzona? Parece que comiste demasiado.

La respuesta de la elefanta no se hizo esperar:

  • Estoy gestando un bebé desde hace un tiempo.
  • ¿Cuánto hace de eso?
  • Llevo ya seis meses.
  • Guau, porque yo también estoy esperando varios bebés, pero lo mío dura sólo unas tres semanas. De hecho, ahora estoy buscando algunos elementos confortables para mi madriguera.
  • Yo debo esperar unos dieciséis meses más, para ver nacer a mi bebé.
  • No sé si podría, ya que al año puedo procrear hasta doce veces, unos diez hijos en cada ocasión, lo que hace un total de ciento veinte hijos al año. Nacen sin poder ver, ni defenderse, pero rápidamente se ponen ágiles y salen al mundo.
  • En mi caso, mi hijo debe crecer bastante en mi vientre. Al salir ya se para por sí mismo y camina. Necesita ser fuerte para poder correr en caso de peligro, si bien siempre está cuidado por su mamá. Dado nuestro tamaño, no podemos hacer madrigueras para escondernos, como tú y tus hijos.
  • Nosotros los ratones vivimos poco. Necesitamos por lo tanto, todo de prisa, casi de manera inmediata.
  • En cambio, somos bastante longevos y pesados. La rapidez no es nuestra mejor virtud, pero somos reconocidos por nuestra paciencia y quietud de elefantes.
  • ¡Qué gran diferencia! No nos quedamos quietos, incluso necesitamos desgastar nuestros dientes que no paran de crecer, para lo cual roemos y roemos.
  • Acostumbramos a esperar y vivir más tranquilos.
  • En fin, se nota que tenemos existencias bastante distintas. Te dejo seguir descansando, mientras yo sigo mi camino, ya que necesito recuperar el tiempo perdido.
  • Gracias, nos vemos en otro momento.

La elefanta cerró sus grandes párpados para seguir durmiendo, mientras la ratoncita bajándose de su lomo, inició una marcha presurosa para continuar buscando cosas útiles para su nido.

Parece una historia sin ton ni son, pero sin embargo encierra un gran dilema o, mejor dicho, dos maneras distintas de gestar algo:

  • La inmediatez, propia de la naturaleza de la ratoncita.

El resultado necesita ser visualizado en el corto plazo, sin mucha espera, sin un gran proceso detrás.

  • Lo alejado o proyectado en el tiempo, propio de la naturaleza de la elefanta.

El fruto requiere de aguante, un proceso por etapas, diferimiento de gratificaciones en el corto plazo.

Reflexiono que ambas maneras de accionar, pueden sernos útiles:

La visión de rata nos resuelve el problema que tenemos en el ahora, pero tiene puntos débiles que no permiten la proyección.

La visión de elefante, es imprescindible para aquellos proyectos vitales, que nos permiten escalar alturas parciales, con caídas y retrocesos, pero sabiendo que, al llegar a la cima, seremos más fuertes y a la vez más humildes.

Para llegar a grandes alturas, es necesario desprenderse de elementos pesados, soltar lo que nos ata al ahora, al ya, al hoy.

¿Podemos convivir con ambos modelos?

De manera personal creo que sí.

No podemos prescindir de lo inmediato. Es sabroso sentir el sabor de los caramelos cuando los comemos (herencia de nuestra condición de niños), mientras transitamos otros procesos de elefante: gestar una empresa, formar una familia, perseguir la consecución de un gran trabajo, estudiar o entrenarse para ser diplomado varios años después, sólo por citar algunos ejemplos bastante tradicionales. La innovación es en si mismo, un proceso que requiere de mucha paciencia de elefante.

Las preguntas que creo convenientes respondamos:

¿Cuál es tu equilibrio rata-elefante?

¿Cómo andas de gratificaciones diferidas?

Hermoso fin de semana soleado. El pronóstico es alentador, veinte grados a la siesta.

Este clima maravilloso, invita a caminar, respirando la mayor cantidad de aire posible, para oxigenar nuestro cuerpo.

Mientras muevo las piernas, y con pocas esperanzas de encontrar un elefante, al menos por estos lares, te regalo algunos chistes vinculados, que ojalá nos despierten sonrisas:

Va el 1:

Esto es un elefante que se sienta en una butaca del cine justo delante de un ratón, entonces el ratón le dice:

– perdone, se podría poner en otro asiento que me tapa y no veo.

– elefante: noooo….

– ratón: vaya este tío gordo que no me deja ver la peli… Pues ahora se va a enterar.

El ratón enfadado se levanta, se sienta en la butaca justo delante del elefante y le dice:

– Ahora se da cuenta lo molesto qué es!

Va el 2:

Estaba un ratoncito de vacaciones y va a un hotel

Resulta que tiene que subir por el elevador. El encargado del elevador era un elefante y el elefante le pregunta:

– ¿Qué piso?

Y el ratoncito le contesta llorando:

– Mi colita.

Va el 3:

Un elefante y un ratón está dando un paseo por el desierto. El ratón le dice al elefante:

-¿No te importa que camine bajo tu sombra media horita? ¡Después, si quieres, podemos cambiar!

2 comentarios en “¿Rata o Elefante?”

Deja un comentario