En reuniones, laborales, familiares, del club, de amigos, profesionales, con interlocutores conocidos, no tanto, casuales en un bar, en un acontecimiento social o cultural, en muchas de ellas, hemos escuchado innumerables veces, frases tales como:
Acá no se quieren resolver los problemas!
Nadie hace nada!
En este País siempre se repite la historia. Siempre lo mismo!
No tengo tiempo para ponerme a ver de qué se trata!
Que mal esta la Economía!
Lo que nosotros opinamos no vale de nada!
A nadie le importa que el dólar suba!
Viste que ejemplo que es Alemania!
El tema acá es que no pensamos para nada igual!
Existen millones de ejemplos, de estas sentencias abrumadoras y casi indiscutibles.
Que levante la mano, quien no emitió alguna vez un eslogan con un contenido de ese tipo.
Los nunca, siempre, todo, ningún, nada, nadie, están presentes a menudo, como para otorgarles un cariz que no admita disenso, a veces ni consenso, y otras tantas nos hagan sentir vergüenza propia o ajena.
Las proposiciones o juicios a los que me refiero no tienen responsables.
Según mi punto de vista agregan poco valor o contenido a un diálogo, cerrando puertas en lugar de abrirlas. Subyacen en ellas cuestiones aún más relevantes, que develan en cierta manera nuestra manera de ser como individuos y como sociedad.
- No se identifica de manera concreta la contrariedad u oportunidad. Referido a qué dominio se manifiestan?
- Las consecuencias se expresan de manera totalitaria y sin propósito de discusión.
- Las causas generadoras de los problemas permanecen allí, provocando más inconvenientes porque no se identifican y menos aún se resuelven.
Resulta evidente por cierto, que son más fácilmente visibles las consecuencias de lo que hacemos; es por ello que estamos gran parte del tiempo trabajando sobre los efectos, y no sobre los orígenes.
Ejemplos cotidianos:
Una calle rota es parchada cientos de veces, antes de dar con la causa de la rotura.
Pintamos y repintamos tantas veces una pared a la que se le cae la pintura, hasta que eliminamos la humedad.
Tenemos problemas de salud, por ejemplo alta presión arterial, y en vez de bajar de peso y hacer ejercicio, tomamos la pastillita mágica.
Hace muchos años que Argentina no logra una adecuada estabilidad financiera y social, pero seguimos trabajando como si el problema tuviera una causa económica.
Se pretende solucionar la deserción escolar en la escuela primaria y secundaria con medidas de coyuntura.
De esta forma, en varios ámbitos de nuestras vidas, no es más cómodo de manera individual o colectiva trabajar sobre lo que se ve. Confundimos impactos con causas.
Nos hacemos maestros en generarnos una adecuada convivencia con los problemas, o bien resolvemos contratiempos como el mago Cacarulo de puro c……
No quiero significar con esto que los efectos o secuelas no deban atenderse, vale decir que la pastillita de la presión mientras no consiga un hábito de vida más saludable, la debo tomar para evitar un mal mayor.
Lo que sí quiero enfatizar es que tarde o temprano, para dejar de convivir con situaciones nocivas que nos restan posibilidades, o que no nos permiten crecer y alcanzar nuevas metas y superarlas, no nos va a quedar más remedio que buscar los motivos o causas, caracterizar las más incidentes y dedicarnos a trabajar sobre ellas.
Se trata de discernir lo que nos inquieta lo más exacto que podamos, acotarlo en el ámbito (individual, social, laboral, familiar) donde se manifiesta, para luego trazar un programa de acción sobre los principios o causas
El iceberg se distingue por lo que aparece fuera del agua, visible a simple vista, pero más de las dos terceras partes, el basamento del mismo, está sumergido y oculto a nuestros ojos.
No nos vamos a chocar el iceberg, por supuesto, porque eso sería una decisión desacertada.
Identificar las causas y pretender solucionarlas a través de los consensos y planes, no asegura necesariamente el éxito. Si nos pone en la senda para la construcción de un camino sustentable.
Es probable que el ejercicio, y la habilidad para enfocar las oportunidades de esa manera, no nos salga de una, que tengamos intentos fallidos; que necesitemos aprender y reaprender repetidas veces.
Es muy probable que tengamos que volver sobre nuestros pasos, para realimentar lo que logramos y trazar un nuevo plan. De eso se trata, no arrogarnos que ya lo conseguimos, sino seguir proponiendo y haciendo.
Nos pregunto:
Definiste qué te inquieta?
Qué consecuencias te trae?
Qué oportunidades te estás perdiendo?
Conoces las causas?
Estás trabajando en ellas?
Muchas preguntas, para generar por respuesta un espacio de trabajo, que nos sacuda la modorra.
La elección pasa algunas veces por ser protagonista o espectador.
No se trata de sentir culpa o buscar culpables, sino asumir la responsabilidad.
Aristóteles nos decía hace más de mil años:

En la medida que podamos transformar los nudos en oportunidades, podremos lograr mejores estar siendo….
Observo desde el ventanal el magnífico trabajo que está haciendo un aguilucho al construir su nido.
Preciso, certero, ramita por ramita, hace dos días lo está edificando.
La tormenta de anoche capaz volteó una parte de lo erigido.
La verdad no lo sé.
El continúa, recalculando su vuelo con el viento, levantando con su pico pieza por pieza.
Yo firmemente creo que tenemos la posibilidad de hacer lo mismo.
Vos qué opinas?