Declaraciones Fundacionales!

La llovizna golpea la cara en esta tardecita tucumana. Con Diego, compañero de trabajo y de este viaje, decidimos conocer la Casita de Tucumán, aquella que albergó el Congreso de la Provincias Unidas del Rio de la Plata. Este lugar histórico, emblema de nuestra Independencia, se encuentra a pocas cuadras del hotel. Llegamos justo al final del horario de visitas, cuando arrancaba la última recorrida guiada. Somos varias personas de distintas edades, profesiones y culturas, todos ávidos por conocer algo más de nuestro pasado.

La primera impresión es alentadora: la construcción tiene una fachada pequeña (no tan grande como parece en las fotos) muy bien mantenida, algo inexpresiva para los paradigmas actuales. Se abre hacia el interior, para dar paso a una cuadra, entera de profundidad y sorpresas en cada rincón.

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De la casa original solo se conserva el salón donde fuera proclamada la Independencia, protegida por un edificio llamado el templete. El resto fue demolido y reconstruido en 1943 en base a antiguas fotografías. Cuenta con diez salas destinadas a exposiciones, un área educativa, de biblioteca y archivos, otra de museología, y áreas técnicas, administrativas y de mantenimiento del museo. Las habitaciones de la casa se desarrollan alrededor de cuatro patios con sus jardines.

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Sala de la Jura de La Independencia con su mobiliario

En el salón de jura pueden verse los retratos de los 29 diputados que firmaron el Acta de la Independencia, los sillones de las autoridades de la asamblea y el crucifijo que presidió las sesiones.

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En la Sala Virreinal están expuestos objetos que permiten recrear la vida cotidiana durante aquel período, como mates de calabaza con virola de plata; sillas y sillones, madera tallada y cuero labrado; un gran escaño; arcones tallados y escribanías.
En las salas Guerras de la Independencia y Congreso de Tucumán se exhiben objetos de la gesta independentista nacional (1810-1820). Se encuentran, por ejemplo, el Acta de la Declaración de la Independencia, la Biblia sobre la cual juraron los congresales, armas y elementos de la Batalla de Tucumán, de 1812.

La Sala de Música está ambientada como las de las casonas del siglo XIX. Allí se exhiben un piano del año 1800; su banqueta; un mueble «musiquero» y una silla para clavicordio. En la sala que antecede al Salón de la Jura se muestra mobiliario del siglo XIX, uniformes y armas usadas por los ejércitos nacionales, retratos de Pueyrredón y de San Martín, y un cañón.

Piezas de exquisita labranza pueden apreciarse en la Sala de Platería Colonial y en la de Platería Criolla. Y la denominada De la Independencia a la Constitución posee un sofá, siglo XIX, y sillas y una hamaca del gobernador Salustiano Zavalía.

En el segundo patio, llamado «Del aljibe», hay numerosos árboles, representativos de la flora de la región, como el lapacho, el ceibo, el algarrobo, la estrella federal, los naranjos y otros árboles frutales. En este lugar, rodeado de galerías, transcurría la vida diaria de los dueños de casa; la servidumbre realizaba sus trabajos y los niños de unos y de otros compartían juegos y diversiones. El aljibe era un elemento indispensable para proveer de agua a la casa.

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El patio central de la casona, que pertenecía a los descendientes de Francisca Bazan, alberga en su interior una arboleda maravillosa de lapacho.

Al fondo del tercer patio se encuentra el horno de barro, donde actualmente se hornean empanadas tucumanas. Es un ejemplo de lo que se conoce como «patio colonial»: cerrado a los costados y con el cielo como techo. Este patio, también con jardines y galerías, está destinado a las placas de homenaje. En su mayoría son centenarias.

En el último sector, el cuarto patio, está el mástil con la bandera y hacia los costados los famosos bajorrelieves de la escultora tucumana Lola Mora. Uno de ellos representa la Declaración de la Independencia y a sus protagonistas. El otro, la jornada del 25 de Mayo de 1810, cuando se designó el primer gobierno patrio.

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Diego junto al bajorelieve de Lola Mora que representa la declaración de la Independencia.

El solar, como se denominaba ese tipo de construcción, contiene físicamente mucho, aunque sin lugar a dudas, lo más relevante es que cobija la fuerza arrolladora de lo que podemos denominar una:

DECLARACIÓN FUNDACIONAL

Qué elementos se destacan en ellas:

  • Son expresiones que encierran un propósito general y superador.
  • A partir de que se expresan de manera oral o escrita, la situación cambia: ya nada es lo mismo después de ella.
  • Las acciones derivadas la sostienen más allá de las eventualidades y circunstancias.
  • Encierran juicios de valor o valores respecto de lo que proclama: independencia versus dependencia, en este caso. Igualdad, fraternidad y libertad para la revolución francesa.
  • La trascendencia en el tiempo las lleva más allá de las épocas y circunstancias.
  • No son sólo racionales, sino más bien generan conmoción.
  • Alinean el pensar, decir y hacer en la coherencia del presente proyectada al futuro.

Sólo por citar un ejemplo, nuestra Constitución Nacional, es una declaración fundacional.

En un plano más personal cada uno de nosotros comparte y organiza su vida según declaraciones de este tipo, que nos permiten convivir en Comunidad.

Asimismo el concepto es aplicable a aquellas visiones (proyecciones desde el presente hacia el futuro) que de manera individual necesitamos para ser artífices de la construcción diaria de nuestra existencia.

Alguna vez declaré quiero ser ingeniero, y mi derrotero se organizó en función de ello hasta estos días.

Otra vez declaré mi amor por Eugenia, y los deseos de formar una familia con ella. Hoy comparto los frutos de nuestras declaraciones compartidas.

Puedo listar muchos ejemplos más de declaraciones que cambiaron mi mundo.

Asimismo puedo referir visiones que no pude sostener, como llegar con un mejor estado físico a mis cincuenta años.

Las que sostuve, conjugaron en su gran mayoría los elementos sustanciales que ya describí, sumados a un plan personal donde se entrelazan actitud, aptitud y conciencia plena para lograrlas. Completan el cuadro: aprender de los errores, dejar el ego de lado, relacionarme de manera efectiva, poner fibra y corazón.

En las que no sostuve de seguro faltaron algunos conceptos, dejaron de interesarme, no pude, no supe cómo, no accioné como tenía que hacerlo.

Entonces, quizás podamos decir que el denominado éxito no es más que el balance positivo de visiones sociales o individuales logradas o no logradas.

Caben algunas preguntas:

Cuál o cuáles son las declaraciones fundamentales que te movilizan?

Qué planes tienes y a qué relaciones te remiten?

Mientras respondo estas preguntas, un aguilucho levanta su vuelo, majestuoso. Le sobra decisión, le falta timidez.

Creo, en el fondo se trata de eso.

Tomar vuelo y visionar más allá!

Como hicieron nuestros Congresistas en Tucumán.

Vos qué opinas?

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