Hace una década atrás, años más, años menos, algunos filósofos empezaban a percatarse de la aparición de una nueva variante evolutiva humana: el homo digitalis.
En el presente, considero que el cuestionamiento concreto es saber cuánto nos queda de homo sapiens, qué tamaño tiene la brecha entre el viejo sapiens y el nuevo hombre digitalizado.
El desarrollo tecnológico respecto a la posibilidad de procesar información, conectarse y comunicarse, pasó físicamente de la pesada y ya casi obsoleta PC de escritorio, a la notebook, a la netbook, y actualmente a los livianos, multifacéticos y multipropósito smartphones.
Con el internet de las cosas, la posibilidad de conocer a cada minuto qué pasa en otros lugares, controlar elementos y procesos de manera remota, manejar nuestro hogar, nos brinda escenarios impensados hace un lustro atrás.
Encontrar el equilibrio en un mundo hiper-conectado no es sencillo, porque el sistema nos mantiene enchufados y en vilo.
Se me ocurren varias preguntas para hacer respecto de la exponencial binarización:
- Nos convertiremos finalmente en 0 y 1?
- Cómo expresaremos nuestras emociones y sentimientos?
- La conectividad reemplazará a nuestro lenguaje?
- Cuál será el rol de los poetas, escritores, pensadores, filósofos y artistas?
- Quién meterá alguna vez las manos en la tierra fértil?
- Cuál será la transformación física del ser humano que acompañe este proceso evolutivo?
- Las personas con posibilidades de hacerlo, vivirán de manera casi eterna, cada vez más perfectos, cada vez más infalibles?
- Podremos elegir casi siempre qué, cuándo, dónde y cómo?
- La inteligencia artificial nos será implantada?
- Lo que no pueda digitalizarse (incluyéndonos) pasará a ser un descarte como un objeto inútil?
- Cuánta intimidad estamos dispuestos a renunciar?
- Conservaremos nuestro pensamiento crítico?
Puedo continuar con esta enumeración hasta tocar aristas insospechadas.
El filósofo y pensador surcoreano Byung Chul Han, nos trae el concepto del infierno de lo igual, o la expulsión de la diferencia.
Su opinión crítica de la creciente e imparable disrupción de lo digital nos muestra estos descriptivos de la realidad:
Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.
‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual… Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas… Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos… ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones. Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.
Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.
Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones… Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está…
Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.
Con independencia de lo que cada uno de nosotros pueda pensar respecto de los juzgamientos que hace este pensador de la nueva era digital, vamos a coincidir en que los mensajes electrónicos continuos, los tuits, las notificaciones por Facebook, hacen que el nuevo hombre se vea obligado a permanecer en un estado de alerta permanente, un estado de sobreexcitación. Basten como ejemplo que muchos de nosotros no pueden resistir una sesión de cine, una obra de teatro, un concierto, o incluso un oficio religioso, sin consultar su teléfono móvil.
Aunque el acceso a la información, a la cultura y a las opiniones sea hoy tan fácil e inmediato, la lectura de artículos y libros, el disfrute de las piezas artísticas o culturales es a menudo muy superficial pues el ‘Homo digitalis’ no dispone del tiempo indispensable para procesar toda la información que recibe, y mucho menos para reflexionar sobre ella, no extrae conclusiones propias, ni utiliza todos esos elementos de información para crear composiciones realmente nuevas.
Este nuevo hombre, permanentemente expuesto, se ve abocado a maquillar sus experiencias, idealizando sus viajes y sus vacaciones, a exhibir sus pequeños triunfos, disimulando sus fracasos. Se ve obligado así, en resumidas cuentas, a crear un espectáculo extraordinario con su vida ordinaria.
Las ventajas que ofrecen una conectividad rápida y las relaciones sociales amplísimas por internet son innegables. El potencial de la colaboración laboral a nivel global es enorme y creo que nadie duda hoy de que está contribuyendo a dar saltos de gigante en los desarrollos científicos y tecnológicos. Incluso para las relaciones privadas la posibilidad de acceder a pequeñas comunidades afines y a las páginas personales de almas gemelas ofrece oportunidades sin precedentes para la amistad y el amor. Pero muchos de nosotros estaremos de acuerdo en que el trato y el contacto personal, el uso de la palabra, el lenguaje, la mirada, los gestos de expresión corporal, la calidez de los besos y los abrazos, aún tienen una importancia capital.
Basándonos en este último párrafo es que te invito a encontrar tu propia versión digitalizada que no se olvide de tu SER HUMANO.
Es por ello que nos preguntó:
Qué tiempo dedicas a trascender más allá de los bits?
Conservar nuestra esencia será la clave?
En este Domingo de celebración del día de la Madre, me resisto a creer en el amor numerizado, viendo a Eugenia mimada por sus hijas.
Lucía, la llena de luz nos regala su visión del día de la madre.

Irrepetible y único para mí, sus manos recrean sobre un papel una imagen que conmueve.
Serán sus trazos imperfectos llenos de amor, reemplazados por un algoritmo perfecto e inmaculado?
Me resisto a creerlo!
Muy buena reflexion Marce
Que tengas buena semana
Besos
[firma nueva]
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