La Inspiración y el Trabajo.

Sábado por la noche. Después de una larga jornada, con muchas y variadas actividades, encontrar mi musa inspiradora no resulta fácil.

Asado con amigos del secundario, con los cuales hacía algunos meses que no compartíamos tiempo juntos. Charla debate sobre actualidad política y económica. Recuerdos intactos de los hermosos momentos vividos en la adolescencia. Cuartos de final, triunfadora Croacia sobre Rusia, los anfitriones de la Copa del Mundo. Luego de visita en casa de mi madre, asombrada por el crecimiento de sus nietas, compartiendo una cena liviana y sobremesa.

Casi cruzando la frontera de las 24 horas, las luces de mi exiguo cerebro se van apagando. Intento mantener la energía y lucidez degustando un café.

Me imagino siendo Victor Hugo, escribiendo parte de la trama de los Miserables. Su genio creativo, muy superior al mío por cierto, oxigenado desde sus estados de ánimos, abierto a las emociones que movían su corazón de escritor, poeta y dramaturgo, adquiere en esa obra una cercanía a la perfección que resulta envidiable.

La próxima parada en pos de buscar la iluminación necesaria, me pone de bruces ante la vitalidad, el ingenio y la inventiva de Leonardo Da Vinci. De él se afirma que fue pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Qué lo habrá inspirado? La profundidad de sus emociones, más que sus razones, abrieron su mente al punto de que un torbellino incesante de fantasía y belleza traspasaba sus manos para crear lo que no estaba, innovando a cada paso.

Así se podrían citar numerosos ejemplos de personas que al margen de la planificación necesaria, la dedicación casi exclusiva, y un gran compromiso individual y social, recibieron en numerosos momentos de sus prolíficas vidas, ese don excepcional para poder iluminarse.

La inspiración, esa bocanada de aire fresco, encuentra un destino cierto en cada uno de nosotros, cuando en el conjunto de actividades diarias, rutinarias o no tanto, dejamos la puerta abierta para emocionarnos con lo que nos rodea, obviamos por momentos la transparencia de lo habitual, descubriendo cuál es la música de fondo que nos pone en posición de crear, innovar, rebelarnos de lo cotidiano, re-evolucionando para cambiar lo que está en nuestro interior o exterior.

Iluminarse no es un acto consciente, pero se puede entrenar desde un vínculo más cercano y saludable con nuestras emociones más comunes, con lo que nos inquieta. Encontrar un sentido inhalador de ideas creativas desde la calma de un apacible atardecer, una música que nos gusta, u observando con mirada crítica lo que nos rodea, nos pone cerca de encontrar aquella solución que estábamos buscando hace mucho tiempo, la cual estaba esperando para ser descubierta.

La curiosidad, la duda y el asombro, tomados como orígenes psicológicos de la filosofía, pueden ser asimismo el punto de partido común para el inspirado y sus inspiraciones.

El soplo de la actividad creativa, fomentada desde y hacia el trabajo, tiene un efecto multiplicador poderoso. Los estados de ánimo positivos que propenden un buen clima en el entorno laboral, de escucha activa y participativa, son el caldo de cultivo adecuado para la necesidad de cambio y apertura al nuevo escenario tecnológico que muta cada día.

Disponer de equipos de personas inspiradas en esto de pensar lateralmente, dedicando parte de su tiempo a trabajar con su razón, pero sobre todo con su conmoción fuera de la base sólida del planeamiento, resulta en un plus y un agregado de valor deseado para re-evolucionar.

Hoy escribiendo estos párrafos, puedo volver sobre mis pasos muy fácilmente, para corregir una frase, enmendar mis errores, y aceptar que quizás este no sea mi mejor escrito, ni lejos; de eso se trata la actividad creativa: no existen los aciertos como en la matemática, sólo la mejor aproximación a la belleza que me rodea, expresada como puedo, desde la óptica que mis filtros mentales me permiten ver.

Que tan inspirado habré estado para escribir sobre eso mismo?

A veces al poner la llave en el ojito de cerradura, que abre la puerta de esa habitación iluminada, consigo una apertura fácil y fluida. Otras tantas por más denuedo que ponga, no logro ni embocarla.

Por eso no tengo más remedio que preguntarnos?

Qué nos inspira?

Qué nos da esa bocanada de aire fresco?

Con el último contacto cierto de mis alicaídas neuronas, intento buscar un imaginativo cierre.

La inspiración como etapa previa a la creación…..

Sigmund Freud, nos regala una expresión memorable.

Si la inspiración no viene a mí, salgo a su encuentro a la mitad del camino.

O como dijo Pablo Picasso:

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

Salvador Dali reflexiona:

No tengas miedo de la perfección. Nunca la vas a alcanzar.

Habrá sido un buen final?

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