Día soleado y frío. La radiación lumínica que ingresa por los ventanales, calienta la sala y ayuda a crear el clima propicio para pensar.
Viviendo mis 51 años me encuentro en una frontera imaginaria entre los Baby Boomers y la generación X. En definitiva es probable que sea una mezcla de distintas vertientes culturales, ambientales y filosóficas, de las grandes tipologías generacionales, agiornadas por la realidad social y económica de nuestro país.
La primera idea que se me ocurre compartirles es que la vinculación directa entre las distintas clasificaciones etarias, se encuentra naturalmente en la comunión parental. Para ser más gráfico, padres e hijos comparten y debaten desde distintos puntos de vista, ideas generales respecto de la vida, el trabajo, la familia, los valores, incluyendo como en mi caso, que la brecha con mis hijas, excede largamente un solo escalón. Vale decir, que ya en el seno del núcleo social más pequeño existen diferencias conceptuales sobre cómo vemos lo que vemos.
En cada sistema social donde indaguemos educación, trabajo, salud, cultura, economía, existen conviviendo a diario los diferentes axiomas y paradigmas de cada generación.
Si sumamos el hecho de que los cambios tecnológicos y digitales, aceleran los procesos medioambientales, que determinan las necesidades de nuevas adaptaciones, y flexibilidad a los cambios, el panorama resulta aún más complejo.
Percibo que el desafío de generar una Comunidad que incluya y valore las características esenciales y positivas de los BB´s, X, Y y Zetas, se transforma en una política sumamente ineludible a la hora de configurar esquemas humanos sustentables y armoniosos.
Crear estamentos y equipos de trabajo sin contar con alguna de las visiones, intereses, expectativas y aportes de cada particular manera de ser y actuar, nos deja debilitados ante un mundo cada vez más integrado y con múltiples y variados requisitos.
Cada nueva generación encarna valores distintos, algunos de ellos reactivos a la precedente con respecto a los procedimientos y acciones concretas en pos de generar bienestar y convivencia. Claramente aparecen diferencias naturales entre adultos y jóvenes, respecto de la energía disponible e impulso más acentuados a temprana edad, y la madurez, capacidad reflexiva ambas más alineadas con el avance de los años.
Se entremezclan características etarias con postulados que sostienen y orientan nuestras vidas como timones invisibles.
Las áreas de compromiso de los BB´s, X, Y o Z son disímiles ya que desde la cultura del esfuerzo como base esencial para el éxito característico de los BB´s, los más jóvenes hoy encuentran una mayor cercanía a otros apalancamientos para lograr metas y notoriedad. La gloria parece ser más efímera, asociada a la aparición en redes sociales y con la presencia de una digitalización creciente.
Es por ello que según mi opinión, el punto de partida para configurar esta red humana de relaciones, para que personas con dispares concepciones puedan articular labores precisas y medianamente duraderas, implica reforzar el poder de las conversaciones, la comunicación y los acuerdos sobre conceptos e ideas.
Preguntarse y validar que se entiende por…….. a la hora de encaminar tareas, gestionar transformaciones o proponer soluciones , cualquiera sea el ámbito donde esté presente un mosaico variado de edades y brechas de épocas, resulta tan necesario como el aire que respiramos.
La oportunidad de armar un sistema social donde estén presentes con sus distintos matices, conocimientos y habilidades todas las letras del abecedario generacional, está muy facilitada por la presencia de medios de comunicación masivos, creciente disponibilidad de medios tecnológicos que permiten comunicarnos muy rápidamente. La presencia de la mente estructurada, más planificada, con la frescura de la creatividad, la inquietud incesante y la energía de la pasión puede significar que gran parte de los fundamentos requeridos para alcanzar los objetivos, se entrelacen y generen sustentabilidad y crecimiento social y cultural.
Las decisiones de generar equipos multidisciplinarios, están siendo acompañadas cada vez más frecuentemente con determinaciones complementarias tendientes a contar con una amplia gama de edades en las células humanas, que garanticen la existencia de un amplio espectro de propósitos, intereses, compromisos, derechos y responsabilidades.
Por consiguiente no es suficiente con alcanzar un liderazgo basado en el ejemplo, el sacrificio, y la responsabilidad, sino que resulta inevitable para que las generaciones más jóvenes encuentren sentido de pertenencia, sumar valores tales como inclusión, valoración, tiempo libre para pensar, y tantos otros asociados con una mayor desestructuración y libertad para accionar.
Este bocallave nos invita a reconocernos dentro de esta habitación conviviendo generacionalmente, dentro de un amplio espectro de arquetipos, creencias, ideales y convicciones.
Me pregunto y te pregunto:
Cómo y dónde estás en este múltiple escenario generacional?
Qué elementos comunes encuentras?
Me tomo un respiro antes de continuar pensando en las respuestas, mientras escucho de fondo la música que proviene del espacio donde mis hijas se encuentran disfrutando un video. Al mismo tiempo suenan otros acordes en mis oídos, todos de un tinte heterogéneo.
Cómo serán nombradas las generaciones venideras?
En tiempos de culturas digitales quien sabe…….
Llegamos a la Z, se acabó el abecedario tradicional.
Será momento de uno nuevo?