Responsabilidad

Mis hijas mellizas me hacen una pregunta de aquellas….

Papá vos siempre fuiste así?….

Así como?

Qué te gusta hacer cosas y eso…

Y bueno, se podría decir que sí…..

He aprendido desde pequeño a responder por mis acciones y mis palabras Si bien estaba acotada a mis estudios, mis juegos, mis amigos, pequeños trabajos que me daban y de los cuales me hacía cargo, siempre fue visible en mí esa característica. Me empeñaba en terminar en tiempo y forma con mis tareas escolares, aunque siempre me costó el trabajo rutinario de las actividades en casa. Allí estaba Mamá y su incansable vocación de servicio. Para ser conciso, en general mi compromiso estaba más alineado a lo que me gustaba, lo que me atraía.

Cuando empezó la adolescencia las cosas cambiaron y fueron distintas. La rebeldía en todas sus formas, y el exceso de energía a disipar, no cabían en ese cuerpo en desarrollo. La postura era el desafío a las reglas cualesquiera fueran, incluyendo la habilidad de dar respuestas en varios ámbitos. Se tornó muy importante ser parte del grupo de pertenencia de otros con similares ambiciones y expectativas. Los límites se difuminaban a la hora de la diversión, de beber, se dormía poco los fines de semana.

A la hora de la siesta, mientras los mayores descansaban, sacaba el auto de mi padre sin permiso. Practicaba manejo, yendo de la quinta al barrio más cercano, donde me juntaba con aquellos seres de mi misma especie. La ubicación del auto, bastante alejada de los dormitorios, posibilitó que al menos por varios meses no se enteraran de esto, ya que me aseguraba de volver antes que despertaran.

Las cosas salieron a la luz cuando mi Papá necesitó un día salir más temprano que de costumbre, a su estudio contable donde trabajaba. Obviamente el auto no estaba y se fue por otros medios a su trabajo. Cuando volví ese día me estaba esperando mi madre, con una cara muy difícil de olvidar.

Las consecuencias de mis actos duraron varios meses, en los cuales no pude manejar más, donde se redujeron drásticamente los fondos para el esparcimiento. Me las rebuscaba pidiendo a mi tío Luis algo de dinero. De alguna manera él consideraba exagerado el castigo, aunque charlaba conmigo abiertamente sobre que yo no había hecho las cosas bien.

Este es sólo un ejemplo de los muchos que podría contar de esa etapa de cierta irresponsabilidad, aunque de mucho compromiso y ganas de responder a otras cosas que me producían placer, y que necesitaba para adquirir la desfachatez necesaria para enfrentarme al mundo. El compromiso estaba pero puesto esa visión más egoísta y vital de nuestras vidas.

De a poco las aguas se calmaron, volví luego de varios años a ser responsable (dentro de la cultura y sus valores occidentales, aclaro por las dudas) emprendí mis estudios universitarios, empecé a trabajar y fui adoptando convicciones y maneras de ser y pensar que hace unos años, durante mi adolescencia, hubiese detestado.

He indagado bastante acerca de qué pasa con la responsabilidad cuando de hacer cosas fuera de mi zona de confort se trata, y en ese caso a menudo se diluye y sufre las consecuencias de emociones negativas que la menguan. Asimismo he buceado en las profundidades de la responsabilidad en ámbitos donde soy como pez en el agua, y allí aparece el concepto magnificado, llamado vocación, que nos impulsa más allá de todo, incluso algunas veces por encima de nosotros mismos, para estar y ser para…..

En la actualidad los movimientos y maneras de ser en sociedad han migrado para instalar nuevas maneras de ver y responder por. Nuestra generación, que adoptamos el esfuerzo y el trabajo como banderas, encontramos un eco distino en jóvenes que responden a otros intereses: extender más tiempo una especie de adolescencia, mi tiempo es mi tiempo, trabajo para vivir y no vivo para trabajar; trabajé dos años y ahora me tomo un año sabático; el matrimonio ni ahí y varios conceptos más algunos de ellos en las antípodas de nuestro pensamiento.

Necesitamos dar respuestas en conjunto y caminar hacia un mundo sustentable donde introduzcamos los ideales de esta nueva visión: ser socialmente competentes, cuidar el ambiente, emprender la tarea de construir una renovada comunidad.

Es probable que nuestra generación, con nuestra habituada capacidad para hacernos cargo, tenga que negociar, poner un marco de posibilidad a la idealidad, y ese sea nuestro principal aporte.

Por este ojito de cerradura, te invito hoy a reconsiderar que tu enseñanza de la responsabilidad con tu ejemplo y tu coherencia, quizás sean el principal legado que les quede a las generaciones más nuevas, regalarles el marco de referencia para que construyan con sus nuevos modelos la sustentabilidad tan necesaria.

Ante todo tenemos la oportunidad de ser nuevos observadores para poder interpretar con nuevos lentes, ya que los viejos en algún punto desenfocan.

Te pregunto y me pregunto,

A qué estás respondiendo?

Dónde está tu compromiso de hoy?

Si compartimos las respuestas capaz encontremos el fundamento necesario desde donde partir, para orquestar una colectividad solidaria e inclusiva.

Los viejos paradigmas se resquebrajan, y necesitamos cambiar las preguntas para encontrar otros conceptos….

Somos responsables!

1 comentario en “Responsabilidad”

  1. Mi compromiso hoy está en lograr la armonía conmigo misma, para mi bien, para el de mis hijos y para el bien del planeta… ya que como comentaba en reflexiones anteriores, yo creo que una vez que cada ser humano trabaje en su armonía interna y en la coherencia entre sus acciones y su esencia, la interacción entre todos los seres va a ser por consecuencia lógica: solidaria e inclusiva…

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