La lluvia cae despacito, como pidiendo permiso al aire. Me tiene hipnotizado su lento discurrir por el vidrio. Observo el paisaje a la distancia y empiezo a preguntarme: dónde estás Tío Marochi? Es que cuando niño en parecidas circunstancias estabas con nosotros, haciendo gala de tus silencios, tu amplia sonrisa y esa vocación por las preguntas simples cuyas respuestas escuchabas con tanta atención. Eran tan anchos tus hombros y tan grande tu corazón que me resultaban inabarcables. Fuera del trabajo rudo de la quinta, con frío, con calor, con las manos callosas, eras un caramelo porque tu voz nos sonaba a trino, siendo tus palabras refresco o abrigo.
Me parecías tan inalcanzable encima de la escalera que usabas para podar los durazneros y ciruelos. Tareas que eran tu obra maestra, que florecía en primavera.
Te compartimos poco tiempo, el suficiente para saber que eras nuestro ángel de la guarda, ese niño juguetón , fuerte como el roble que custodiaba nuestra casa.
Será que próximo a la Navidad tu figura se vuelve tan necesaria, porque representas el amor, el carisma, la bondad, esa manera de ser que transmite calma en la tempestad.
Te construiste así, Persona entrañable, para que tu sello distintivo marcara numerosos valores de vida: honradez, nobleza, sencillez, entrega, paciencia, escucha, y cariño , inigualable cariño.
Una virtud que aún hoy me resulta increíble: Juzgabas poco, pensabas bien de los demás y confiabas.
En épocas no tan fáciles tu brújula me vuelve al centro reconocido del equilibrio, ni volar, ni estar sentado, ni avanzar en demasía, ni retroceder por miedo.
Por más que me instruya no creo poder alcanzar tu sabiduría, porque aprendiste a ser y a convivir con los demás, puro servicio y compasión.
Por eso hoy me acompañas con tu esencia que me permite buscar un poquito de tu trascendencia.
Entonces a través de los prismas acuosos del ventanal me hago la pregunta del día:
Estaré siendo una persona entrañable para alguien?
Mi forma de ser alejada por momentos del egoísmo ancestral, libra todos los días la batalla para dejar de lado mis propias ambiciones personales, para desde ese lugar poder asistir, colaborar, estando al pie del cañón para otros.
En ese punto, en los quehaceres familiares, laborales, sociales, te encuentro tan cercano Marochi.
Este primer bocallave de Diciembre, nos invita a recordar, descubrir y fortalecer el vínculo que de seguro tienes con algún ser tan cercano e íntimo, tan despojado de prejuicios , que es, fue o será tu guía, esa fuente de inspiración y templanza, que te ayuda a acomodar las ideas y las emociones.
Hago un alto para repreguntar:
Te animas a ser entrañable?
Mientras la llovizna sigue, distingo tus ojos grises como el día…..
Mientras abrazo a mis hijas, huelo el perfume de los duraznos…….
Ojos grises y duraznos, tu mirada y tu trabajo…..
Qué vivas por siempre Marochi !!!!!